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¿Cómo afecta la marihuana al volante?
00:30 - Fuente: CNN

(CNN) – El aroma dulce de las galletas recién horneadas que flota en la casa de la abuela ahora puede estar mezclado con un olor más picante. El olor a marihuana.

La cifra de estadounidenses mayores de 65 años que ahora fuman marihuana o usan comestibles se duplicó dos veces entre 2015 y 2018, según una investigación publicada este lunes en la revista médica JAMA.

La septuagenaria de California Carol Collin es una de ellos. Hace aproximadamente dos años, empezó a comer una “gomita” de marihuana todas las noches antes de acostarse para ayudarla a conciliar el sueño.

“Soy una insomne ​​absolutamente crónica. Lo he sido desde que era una niña, simplemente me vuelve loca”, señaló Collin. “Me tomo este pequeño cubo y me da sueño, así que puedo dormir y no me deja atontada por la mañana”, añadió.

Para aliviar el dolor, Collin usa una crema tópica que contiene THC (tetrahidrocannabinol), el compuesto de la planta de marihuana que te droga, y CBD (cannabidiol), otro compuesto del cannabis que se usa en la marihuana medicinal.

Las cremas tópicas y píldoras con THC solo están disponibles en los estados que han legalizado la marihuana para uso recreativo. California lo hizo en enero de 2018, dándole a Collin acceso a opciones que de otra manera no hubiera considerado. Los productos de CBD están sujetos a otras leyes estatales: a pesar de su disponibilidad en línea, la legalidad y la aplicación de las leyes sobre el CDB varían.

“Hago esto para dormir y aliviar el dolor y creo que funciona”, completó Collin. “No lo habría hecho si fuera ilegal”.

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02:50 - Fuente: CNN

El consumo sube en “línea recta”

“Me parece fascinante que las personas que nunca se acercarían a una droga ilegal ahora están tratando de obtenerla, incluso si es solo para fines médicos”, destacó Joseph Palamar, coautor del estudio y profesor asociado de salud poblacional en la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York.

“Lo que estoy viendo en mi clínica son muchos adultos mayores que sienten bastante curiosidad por el cannabis para tratar esta o aquella enfermedad crónica y sus síntomas”, señaló el Dr. Benjamin Han, profesor asistente de medicina geriátrica y cuidados paliativos en la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York y otro coautor de la investigación.

Durante la última década, Palamar y Han han publicado varios artículos que estiman el consumo de marihuana en estadounidenses de la tercera edad. Para ello, analizan información de la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud, un sondeo representativo a nivel nacional de 15.000 personas en Estados Unidos que no viven en una institución, como un hogar de ancianos.

Las preguntas abordaron “el uso de marihuana, hachís, hierba y aceite de cannabis, ya fuera fumado o ingerido”. Sin embargo, no indagó sobre el uso de THC o CBD tópicos o píldoras.

En 2006, solo el 0,4% de las personas mayores de 65 años informaron haber usado productos de marihuana durante el último año, dijeron los investigadores. El estudio recientemente publicado encontró que para 2015, el número se había duplicado al 2,4%. Para 2018, nuevamente se duplicó con un 4,2% de las personas mayores de 65 años que consumiendo marihuana.

“El consumo de marihuana entre las personas mayores no está subiendo y bajando como con otras drogas”, detalló Palamar. “Es una línea recta”.

Además, el consumo fue mayor entre las mujeres, las minorías raciales o étnicas y las personas que estaban casadas, tenían estudios universitarios, sufrían de problemas de salud mental y sus ingresos iban de los 20.000 dólares a los 49.000 y de los 75.000 o más.

“Sentía curiosidad por ver si las personas más enfermas, por ejemplo con múltiples afecciones crónicas, estaban probando el cannabis, o si eran aquellos más saludables, tal vez con una sola condición de salud”, dijo Han. “Y parece que son las personas de la tercera edad más saludables las que prueban más el cannabis”, indicó.

Hallazgos preocupantes

Se descubrió un aumento sorprendente en el consumo de personas mayores de 65 años con diabetes, un incremento relativo del 180% durante el período de estudio. A diferencia del cáncer o el Parkinson, la diabetes no es una enfermedad para la que normalmente se consideraría la marihuana, sostuvo Han.

“No estoy seguro de por qué las personas mayores con diabetes consumen cada vez más cannabis”, añadió.

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La legalización de la marihuana en Estados Unidos: un laberinto legal
02:28 - Fuente: CNN

Uno de los hallazgos más alarmantes, apuntó, fue el aumento en el consumo de cannabis entre los adultos mayores que también toman alcohol. En 2015, solo el 2,9% de las personas de la tercera edad reportaron el consumo de alcohol y de cannabis (aunque los datos no pueden decir si se ingieren simultáneamente). Para 2018, esa cifra había crecido al 6,3%.

“Como geriatra, me preocupa cualquier tipo de medicamento recetado o consumo de sustancias, cualquier cosa que tenga alguna clase de efecto psicoactivo”, dijo Han. “Me preocupan cosas como mareos, caídas. Me preocupa cómo puede interactuar con ciertas afecciones médicas”, insistió.

Por ejemplo, pequeños estudios han demostrado que “el cannabis puede ser dañino para las personas que recientemente tuvieron ataques cardíacos”, señaló.

En general, incluso el consumo de cannabis por sí solo es preocupante, agregó Han.

“Existe una base de evidencia muy limitada sobre cuáles son los beneficios del cannabis, a quién beneficia más, cuáles son los riesgos y a quién puede herir más”, aseveró Han.

Sin mencionar una preocupación real sobre la interacción de la marihuana con otros medicamentos, destacó la farmacéutica Tracy Mahvan, profesora asociada de práctica de farmacia en la Universidad de Wyoming, quien no participó en el estudio.

Una posible interacción, entre muchas, es con el anticoagulante Warfarina, que se ha utilizado con frecuencia en la población de edad avanzada, explicó.

“La marihuana puede aumentar las concentraciones séricas de Warfarina e incrementar el riesgo de hemorragias”, indicó Mahvan, y agregó que el uso del cannabis también podría afectar la capacidad de una persona mayor para abrir y administrar sus medicamentos.

Una preocupación adicional para muchos los “baby boomers” que probaron la marihuana en las décadas de 1960 y 1970, dijo Palamar, es el cambio en la naturaleza de la marihuana a lo largo de los años.

“La marihuana ha ido volviéndose más fuerte en las últimas décadas”, detalló Palamar, “y muchos de estos adultos mayores no toman en serio la dosificación, especialmente los comestibles. Piensan ‘¿cuál es el problema? Solía ​​hacer esto cuando era joven’”.

“Y no. Esta es una situación muy diferente. He escuchado historias sobre personas que comen una galleta de marihuana o un brownie y luego llaman al 911 porque creen que se están muriendo”, agregó.

Comer o fumar demasiada marihuana no es una preocupación para Carol Collin, de 74 años.

“Incluso cuando hacíamos esto hace años y años y años atrás, no me gustaba mucho comer brownies o fumar, porque no me gustaba perder el control de mi vida”, aseguró.

“Y las personas que conozco que consumen marihuana hoy, no beben ni fuman ni nada. Lo están usando para aliviar el dolor porque funciona”, concluyó.