Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal. Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor.
(CNN Español) – El diario Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, tuvo palabras de encomio para Bernie Sanders. Aparecieron este martes 25 de febrero.
Era la manera con la que Cuba le agradecía que en una previa entrevista, concedida a “60 Minutes”, el precandidato demócrata a la presidencia estadounidense, aunque criticaba el carácter autoritario del régimen, inmediatamente elogiaba el sistema educativo cubano.
Sanders, a mi juicio, había caído en la trampa de establecer, sin advertirlo o como una forma de justificación, una equivalencia moral entre una dictadura que fusilaba o encarcelaba a miles de opositores y simultáneamente, enseñaba a leer y escribir en las zonas rurales.
Tal vez la actriz Whoopi Goldberg remató la polémica desatada con una frase lapidaria: “No hay nada estupendo en las dictaduras”.
Ya había hecho lo mismo en los 80, cuando mezclaba algunas críticas hacia el carácter de esos regímenes con unas visitas demasiado cordiales a los mismos.
Y es que en todo caso, Sanders no solo fue un partidario de la revolución cubana. En 1974 pidió la desaparición de la CIA. En la década de los años ochenta, recibió con entusiasmo la revolución sandinista, como casi todos, pero mantuvo su respaldo incluso después de que la mayoría se alejó, hasta el punto de que en 1985 fue uno de los asistentes a un desfile militar en Managua.
En ese mismo año escribió su célebre carta al ciudadano Edward Pike justificando la falta de libertades civiles en Nicaragua, con la falaz comparación entre el trato dado a los nazis en Estados Unidos y el que el sandinismo le daba a la oposición. En ese momento había 118 presos políticos en Nicaragua, según los informes de las ONG que monitorean esos asuntos.
Ahora ha salido a decir que ha criticado de manera consistente a todos los regímenes autoritarios del mundo, incluidos los de Cuba y Nicaragua pero lo que quiero decir es que no hay un Bernie Sanders juvenil muy radical que ha evolucionado hacia una cierta madurez ideológica a punto de cumplir 80 años. Es el mismo personaje de siempre. Y eso, opino, no es bueno para el Partido Demócrata.