Nota del editor: Cristina Novoa es analista sénior de Políticas de Primera Infancia en el Center for American Progress en Washington. Se especializa en el desarrollo de niños pequeños, particularmente en el contexto de familias inmigrantes y comunidades de color.
(CNN Español) – Las aflicciones del cuidado infantil estaban casi en el espejo retrovisor de Roxana Valladares, con su hija ahora en la escuela secundaria y a punto de ser una adolescente.
Cuando su hija de 12 años, Estefanía, era pequeña, Valladares, de 35, agotó todas las opciones de cuidado infantil disponibles, acudiendo a sus amigos, persuadiendo a sus familiares y haciendo uso de los programas extracurriculares.
Ahora, con un nuevo bebé en camino, está a punto de enfrentar nuevamente esos desafíos. “Incluso pensar en lo que voy a hacer cuando tenga que volver a trabajar después de mi licencia de maternidad, será realmente difícil”, dijo Valladares, que trabaja como secretaria legal.
La búsqueda de cuidado infantil rara vez es fácil, pero puede ser particularmente desalentadora para las madres latinas de Nevada, representadas desproporcionadamente en trabajos mal remunerados de la clase obrera y tradicionalmente realizados por mujeres.
El cuidado infantil está en crisis en todo EE.UU., pero la situación es especialmente grave en Nevada, un estado en el cual el 41 % de los niños es hispano. Los políticos deben prestar atención a los problemas que preocupan a padres como Valladares.
Tres problemas interrelacionados son particularmente graves para las familias latinas de Nevada: la falta de atención especializada de alta calidad; programas de estudios que no satisfacen las necesidades de las familias trabajadoras y los precios de esos programas, inaccesibles para la mayoría de las familias.
Mientras el 72% de los nevadenses viven en zonas desérticas de cuidado infantil, (áreas con un suministro inadecuado de cuidado infantil especializado), la porción de familias hispanas que vive en esas mismas zonas en Nevada es significativamente mayor.
Sin embargo, esta estadística no dice si ese suministro de atención satisface las necesidades de horarios de cada familia. Más de un tercio de las madres latinas de Nevada está empleado en sectores que se caracterizan por horarios comerciales impredecibles e inusuales, incluidos turnos de fin de semana y nocturnos: servicios de alimentos, hospedaje y juegos de azar. Las opciones de atención disponibles están particularmente mal equipadas para cumplir con los horarios inusuales y exigentes de estos padres. Una madre señaló que Las Vegas tiene muy pocos programas de cuidado infantil las 24 horas, a pesar de que la economía local se sostiene en negocios que nunca duermen.
Es por eso que, más que nunca, el cuidado infantil es —o al menos debería ser— un tema de campaña por el cual las madres latinas voten.
Si un candidato presidencial aprobara una reforma integral de cuidado infantil, como el que especifica la Ley de Cuidado Infantil para Familias Trabajadoras (CCWFA por sus siglas en inglés), habría una inversión significativa en programas de cuidado de niños, incluidos programas durante horas no tradicionales, que apoyarían el empleo de los padres. Aprobar la medida significaría también que una familia típica en Nevada gastaría US$ 28 por semana en cuidado infantil. Valladares estima que el costo total del cuidado de su recién nacido equivaldría a la mitad de su sueldo.
Alrededor del 88% de las familias latinas con niños elegibles según la edad calificaría para el CCWFA, dándoles acceso a cuidado infantil enriquecedor de alta calidad cuando lo necesiten. Para el cuarto grado, los estudiantes bilingües de Nevada -cuya mayoría es hispana- tienen puntajes de lectura y matemáticas sustancialmente más bajos que sus pares que hablan inglés fluido. Esta disparidad apunta a otro beneficio importante de la primera infancia de alta calidad: podría contribuir a reducir las brechas en el rendimiento educativo en algunas comunidades latinas y otros estudiantes de Nevada.
Cuando trabajó con anterioridad en ventas minoristas, Brenda Guigui pagó más en cuidado infantil para sus dos hijas que lo que gastó en alquiler de vivienda. Ahora, siendo empleada en comunicaciones digitales, a veces puede trabajar desde casa, pero hay momentos —como durante las vacaciones escolares— cuando todavía se preocupa por el cuidado infantil.
“Si contara con cuidado infantil asequible, podría terminar la escuela y comenzar una carrera un poco más estable”, dijo Guigui de 26 años, que sueña con ser enfermera certificada. “Durante los últimos tres años, ha sido de un trabajo a otro, a otro empleo y a otro, sin saber lo que sucederá después”.
Las madres latinas como ellas, ¿votarán sobre el cuidado infantil? Valladares dice que sí, y tanto ella como Guigui dicen que los candidatos deben trabajar más para poner el tema en un lugar central.
“Creo que no solo es superimportante que un candidato presidencial aborde estos temas, sino también nuestros funcionarios elegidos a nivel local”, dijo Valladares. El cuidado infantil, agregó, “no debería costar casi tanto como la matrícula universitaria”.