(CNN) – Después de una “reducción de la violencia” de una semana, Estados Unidos y los talibanes firmaron un acuerdo histórico el sábado que pone en marcha la potencial retirada total de las tropas estadounidenses de Afganistán, y podría allanar el camino para terminar con la guerra más larga que Estados Unidos ha librado.
El acuerdo fue firmado en Doha, Qatar, por el Representante Especial de Estados Unidos para la Reconciliación de Afganistán, Zalmay Khalilzad, principal negociador de EE.UU. en las conversaciones con los talibanes, y el mulá Abdul Ghani Baradar, principal negociador de los talibanes. El Secretario de Estado Mike Pompeo fue testigo de la firma.
El “Acuerdo para llevar la paz a Afganistán” describe una serie de compromisos de EE.UU. y los talibanes, relacionados con los niveles de tropas, el contraterrorismo y el diálogo intra afgano destinado a lograr “un alto al fuego permanente e integral”.
“Este es un momento esperanzador, pero es solo el comienzo”, dijo Pompeo en una conferencia de prensa en la capital de Qatar el sábado. “Hay mucho trabajo duro por delante en el frente diplomático”.
Los talibanes “comenzarán las negociaciones intra afganas con las partes involucradas el 10 de marzo de 2020”, señala el texto del acuerdo.
El acuerdo establece un calendario de 14 meses para la retirada de “todas las fuerzas militares de Estados Unidos, sus aliados y socios de la Coalición, incluido todo el personal civil no diplomático, contratistas de seguridad privada, entrenadores, asesores y personal de servicios de apoyo”.
Se produciría un retiro inicial de 8.600 soldados en los primeros 135 días, según el acuerdo. Funcionarios estadounidenses han enfatizado que cualquier reducción de la presencia de tropas estadounidenses estaría “basada en las condiciones”.
Durante la ceremonia de firma en Doha, Pompeo aseguró que Estados Unidos “observará de cerca el cumplimiento de los compromisos por parte de los talibanes y el ritmo del retiro dependerá de sus acciones”.
“Así es como nos aseguraremos de que Afganistán nunca más vuelva a servir como base para terroristas internacionales”, expresó Pompeo.
El presidente Donald Trump informó el sábado a periodistas en la Casa Blanca que “se reuniría personalmente con los líderes talibanes en un futuro no muy lejano” después de la firma del acuerdo.
“Esperamos que cumplan lo que dicen que harán” bajo los términos del acuerdo, indicó.
“Todos querían que esto sucediera”, agregó Trump.
El presidente dijo que quería felicitar a los funcionarios estadounidenses involucrados en el acuerdo, así como a su homólogo de Afganistán.
Lo que dice el acuerdo
El acuerdo de cuatro páginas establece que los talibanes tomarán medidas “para evitar que cualquier grupo o individuo, incluido Al Qaeda, use el suelo de Afganistán para amenazar la seguridad de Estados Unidos y sus aliados”.
Esos pasos incluyen compromisos de que el Talibán instruirá a sus miembros “a no cooperar con grupos o individuos que amenacen la seguridad de Estados Unidos y sus aliados”, y “evitará que cualquier grupo o individuo en Afganistán amenace la seguridad de Estados Unidos y sus aliados”, y les impedirá reclutar, capacitar, recaudar fondos y alojarlos, de acuerdo con los compromisos de este acuerdo”.
Un alto funcionario de la administración que informó a periodistas la semana pasada, reconoció que “la gente está preocupada por la relación histórica entre los talibanes y Al Qaeda”.
“Creemos que este es un primer paso decisivo e histórico en términos de su reconocimiento público de que están rompiendo lazos con Al Qaeda. Eso será un trabajo continuo”, dijeron.
El acuerdo también exige la liberación de 5.000 prisioneros talibanes y 1.000 “prisioneros del otro lado” en el primer día de negociaciones intra afganas.
“Las partes tienen el objetivo de liberar a todos los prisioneros restantes en el transcurso de los siguientes tres meses. Estados Unidos se compromete a completar este objetivo”, dice el texto.
En una conferencia de prensa posterior a la firma, Pompeo aseguró que “si los talibanes no cumplen sus compromisos, Trump y su equipo no dudarán en hacer lo que debemos hacer para proteger las vidas de los estadounidenses”.
Mientras Pompeo estaba en Doha, el secretario de Defensa Mark Esper estuvo en Kabul, Afganistán, para una ceremonia de declaración conjunta con funcionarios afganos y de la OTAN, incluidos el presidente afgano Ashraf Ghani y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Esper dijo que hay “una gran esperanza” sobre el futuro de Afganistán.
“Afganistán merece la oportunidad de disfrutar de la seguridad que proviene de la paz y la estabilidad, esto solo sucederá si los afganos se unen para aprovechar esto”, afirmó Esper.
La firma del acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes prevé la realización de una promesa de campaña de Trump, que ha tratado de disminuir la participación de Estados Unidos en las guerras en el extranjero.
“Si los talibanes y el gobierno de Afganistán cumplen con estos compromisos, tendremos un poderoso camino para poner fin a la guerra en Afganistán y traer nuestras tropas a casa”, expresó Trump en un comunicado el viernes. “Estos compromisos representan un paso importante hacia una paz duradera en un nuevo Afganistán, libre de Al Qaeda, ISIS y cualquier otro grupo terrorista que busque hacernos daño”.
Estados Unidos ha estado en guerra en Afganistán desde 2001. El acuerdo del sábado en Doha se produjo después de más de un año de negociaciones intermitentes con el grupo militante. Las dos partes habían alcanzado “un acuerdo de principio” a inicios de septiembre de 2019, según informó Khalilzad en ese momento. Poco después, Trump suspendió las conversaciones y reveló que canceló una cumbre secreta en Camp David con el grupo militante después de que se atribuyeran un ataque mortal en Kabul, que mató a un miembro del servicio estadounidense.
En una visita sorpresa a Afganistán en noviembre, Trump divulgó que las conversaciones se habían reiniciado. El presidente de Estados Unidos hizo el anuncio poco después de que los talibanes liberaran a un profesor estadounidense y un australiano a cambio de la liberación de tres prisioneros talibanes por parte del gobierno afgano. El Departamento de Estado informó a principios de diciembre que Khalilzad se había unido a las conversaciones con los talibanes en la capital de Qatar.
Miembros del Congreso y expertos regionales habían expresado su preocupación sobre el acuerdo antes de la firma. El miércoles, la representante Liz Cheney dirigió a un grupo de otros 21 legisladores republicanos al expresar “serias preocupaciones” sobre el anticipado acuerdo.
En una carta a Pompeo y Esper, pidieron la publicación completa del acuerdo y escribieron que están “buscando garantías de que no pondrán la seguridad del pueblo estadounidense en manos de los talibanes y socavarán a nuestro aliado, el actual gobierno de Afganistán”.
Un alto funcionario de la administración indicó la semana pasada que “hay partes de este acuerdo que no serán públicas, pero esas partes no contienen ningún compromiso adicional por parte de Estados Unidos”, sino que contendrán “algunos procedimientos confidenciales para la implementación y verificación del acuerdo en sí”.
Luego de su firma, la senadora Lindsey Graham expresó un leve apoyo y cierto escepticismo sobre el acuerdo.
“Sospecho que los talibanes aceptaron la constitución afgana y honraron los derechos de las minorías religiosas y las mujeres”, dijo el republicano de Carolina del Sur y firme aliado de Trump. “El tiempo dirá si la reconciliación en Afganistán se puede lograr con honor y seguridad, pero después de más de 18 años de guerra, es hora de intentarlo”.
El texto del acuerdo no contiene ninguna mención específica con respecto a la protección de las mujeres o la sociedad civil.
En sus comentarios el sábado en Doha, Pompeo pidió a los talibanes que “adopten el progreso histórico obtenido para las mujeres y las niñas, y lo aprovechen para el beneficio de todos los afganos”.
“El futuro de Afganistán debe aprovechar el potencial que Dios le ha dado a cada persona”, dijo Pompeo.
El alto funcionario de la administración contó a periodistas la semana pasada que las mujeres “tendrán un asiento en la mesa durante las negociaciones”.
Es probable que esas negociaciones en marzo tengan lugar en Oslo, Noruega, señaló otro alto funcionario de la administración. Los detalles aún se están resolviendo en términos del diseño de la negociación, y quién estará específicamente en la mesa por el lado afgano.
Hubo un número récord de ataques llevados a cabo en Afganistán el año pasado por los talibanes y otros grupos antigubernamentales. La violencia en Afganistán ha continuado este año, cuando los talibanes ocasionaron la muerte a dos miembros del servicio estadounidense a principios de este mes.
El segundo funcionario de alto rango de la administración reconoció la semana pasada que el camino a seguir no será “fácil” ni “perfecto”.
“No es que los talibanes sean infinitamente malvados o que esto traerá flores, rosas y palomas de la noche a la mañana”, dijeron. “Nosotros y los afganos hemos estado en este conflicto durante décadas. Hay patrones de comportamiento, puntos de vista psicológicos. La gente tendrá que comenzar a hacer un gran cambio”.
Kylie Atwood de CNN, Jennifer Glasse, Simon Cullen, Nada Bashir, Kevin Bohn, Nic Robertson y Nicole Gaouette contribuyeron a este informe.