Nota del editor: David Bittan es abogado. Analista de temas políticos e internacionales. Columnista del diario el Universal de Venezuela. Ha participado en el Congreso Judío Mundial. Es miembro del American Jewish Committee y de la Federación de Comunidades Judías de España. Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor.
(CNN Español) – En septiembre de 2019, la policía de Orlando arrestó a Kaia Rolle, una menor de seis años, aparentemente por tener una crisis de llanto. La menor sufría los efectos secundarios de apnea del sueño.
La niña fue sacada de la escuela con las manos amarradas, como si se tratara de una delincuente común, mayor de edad. Quizás algunos grandes delincuentes de cuello blanco no son tratados de esa manera ¡Unos somos más iguales que otros!
Las conmovedoras imágenes y las súplicas de la menor generaron indignación; para el momento del arresto, Kaia se encontraba leyendo un cuento; al ver al policía, con las esposas flexibles, ella preguntó: “¿Para quién es eso?” y el oficial agente le contestó: “Para ti”. Luego se escucha a la niña llorando y suplicando: “¡Ayúdenme, ayúdenme, por favor”! “¡Por favor, por favor, denme una segunda oportunidad!”
Este lamentable hecho -que le está dando la vuelta al mundo- debe dejar una reflexión en la sociedad estadounidense: No se trata de juzgar a un policía, que de pronto se aferra a la aplicación de la ley al pie de la letra, de manera correcta o incorrecta. El tema va más allá. No es posible que un centro educativo no cuente con el personal capacitado para atender a una menor en este tipo de situaciones, ¿Qué pasa con los directores de las escuelas? El arresto dejará secuelas en la menor, su familia y en el colectivo.
La policía debe orientar sus esfuerzos hacia la vigilancia de las áreas externas de los colegios, evitar que los estudiantes sean víctimas del acoso de los depredadores sexuales, de secuestros, prevenir los accidentes de tránsito y, sobre todo, prevenir las grandes masacres como las que han opacado a EE.UU. en tiempos recientes.
Lamentablemente este evento consigue que la figura del policía se vea como negativa, y no es la idea. El policía debe verse como una persona próxima a la gente, que está para brindar protección y ayuda; alguien que vela por el bien común.
Los policías que participaron en esto tal vez fueron víctimas del sistema. Uno de ellos fue despedido. Algo anda muy mal. Hay que reflexionar y cambiar, pero lo cierto es que al final, Kaia Rolle fue arrestada por llorar.