Nota del editor: Holly Thomas es una escritora y editora radicada en Londres. Tuitea en @HolstaT. Las opiniones expresadas en este artículo son propias de la autora.
(CNN) – La semana pasada, Jennifer Aniston, Courtney Cox, Lisa Kudrow, David Schwimmer, Matt Le Blanc y Matthew Perry acudieron a Instagram para confirmar lo que venían sospechando los seguidores en todo el mundo desde hace tiempo: los amigos de “Friends” volverán a reunirse.
No sabemos qué forma tendrá el programa. Pero renueva y pone en el centro de atención del siglo XXI, un favorito de los años 90 que para muchos definió una generación y que, incluso después de terminar, continuó gozando de popularidad en la redifusión televisiva y en Netflix. Como hasta los seguidores más fanáticos pueden reconocer ahora, “Friends” quedó siempre del lado equivocado de la historia cultural, resaltando muchas preocupaciones de su época. Este reencuentro en HBO Max llega en un momento oportuno para que los fanáticos y los nuevos televidente consideren con exactitud por qué tanta gente todavía ama este programa, y para pedir que el grupo de “Friends” –presumiblemente con más años y sabiduría– pueda llegar a reconocerlo en el sofá de Central Perk esta vez. (Como CNN, HBO Max, un servicio de transmisión digital que se lanzará en mayo, es propiedad de Warner Media).
Para empezar, el reencuentro de “Friends” puede intentar hablar sobre la notoria falta de diversidad en el programa original. Si bien hubo series equivalentes no blancas en los años 90, fue una gigantesca omisión para el programa (supuestamente más grande de la década, situado en una de las ciudades más grandes y diversas del mundo) tener tan pobre representación de sectores que no fueran blancos, de clase media y delgados.
David Schwimmer señaló en una entrevista reciente su toma de conciencia sobre la falta de diversidad del programa, sugiriendo que debería haber un “‘Friends’ todo negro o todo asiático”. Erika Alexander, miembro del elenco del programa “Living Single”, que también retrataba a un grupo de jóvenes amigos urbanos y que debutó un año antes que “Friends” salió a objetar en Twitter lo que parecía ser una presunción evidente de que ese programa no hubiera existido. Schwimmer respondió en un tuit: “No quise decir que “Living Single” no hubiera existido o que de hecho no hubiera salido antes que Friends, algo que yo sabía”.
Comparado con programas como “The Fresh Prince of Bel Air”, que no solo lidiaban con política racial sino con temas como divisiones generacionales y de clase con humor y elegancia, “Friends” siguió bastante estático en su cómoda burbuja de la clase media. Toda diferencia se usó como una referencia extravagante (“Phoebe solía no tener techo, por lo que es super dura”) en lugar de como una oportunidad para explorar un tema potencialmente jugoso o elevar la conciencia social de los espectadores.
Temas que no deberían haber sido problemas -como la gordura infantil de Monica- se usaron para provocar risitas ofensivas. A la Monica adolescente, rellena, torpe e inocente (que aparece durante años en los frecuentes recuerdos) ni siquiera se le permitió tener la misma personalidad de la delgada, eficiente, afilada Monica: fue solo un personaje “gracioso” extra que a veces debía aparecer.
En las escasas ocasiones en que alguien que no cabía en el molde aparecía en “Friends”, era usado como complemento de la experiencia del elenco principal estilo L’Oreal. Pensemos cómo se trató al padre -aparentemente, pero no explícitamente- transgénero de Chandler, representado por Kathleen Turner. Su identidad ni siquiera se trató abiertamente en el programa, pero la impresión general es que es confuso y por lo tanto traumático para Chandler. Su presentación se usa como comidilla para líneas nefastas como: “¿No tienes demasiado pene para estar usando un vestido como ese?” Sería muy bueno ver que se conversara sobre esa relación. Por ejemplo, Turner ha dicho que ahora no aceptaría el mismo papel.
Por supuesto que hay otras preocupaciones LGBTQ sobre las que el grupo podría conversar. Uno de los chistes más recurrentes en el programa -que aparece en los primeros minutos del piloto en 1994-es que a Ross lo dejó su primera mujer, Carol, por otra mujer, Susan. Si bien no era habitual en los años 90 tener como protagonistas a una pareja gay femenina en televisión, y mucho menos presentarlos como padres, esa visibilidad se vio socavada por la broma central de que era humillante que a Ross lo hubieran dejado por otra mujer. Desde el primer encuentro entre Ross y Susan, la novia de Carol, Susan es retratada como una villana intransigente, y quedó establecido el patrón de chistes sobre asuntos gay por muchas temporadas de allí en adelante. La Susan del 2020 merecería ser retratada como una heroína total por haber soportado todo eso.
“Friends” no era ni remotamente el único programa de la época que no tomó en serio las relaciones gay femeninas. Cuando Samanta de “Sex and the City” empezó a salir con una mujer en la cuarta temporada de la serie, las respuestas de sus amigas son inicialmente sarcásticas e irrespetuosas. Su amiga Charlotte dice: “¿Quizás a [Samantha] se le acabaron los hombres?” Es usada como otra instancia en que Samantha es juzgada por su proclividad sexual por sus supuestamente liberales amigas.
La mentalidad de los 90 de avergonzar a alguien por considerarla una “perra” emergió ocasionalmente en “Friends”. Uno de los puntos álgidos en la relación entre Richard y Monica es cuántos compañeros sexuales había tenido ella. Cuando Monica dice el número, Richard (amigo del padre de Monica y encarnado por Tom Selleck) se sienta y respira aliviado: “Me hiciste creer que era… una flotilla”. La fuerte implicación era que si el número hubiera sido más grande, entones habría sido un problema. Es extraño que se enfocaran en esto si consideramos que el que Richard saliera con Monica, a quien conocía desde bebé, era el equivalente a que Joey en 2020, saliera con la hija de Ross y de Rachel, Emma.
Es de esperar que si surge el tema de las relaciones en “Friends” en el 2020, podrían al menos hablar de cómo podían haber abordado ciertos temas de otro modo, entre ellos, las interacciones sexuales. Joey como don Juan, los antecedentes de novio controlador y celoso de Ross, la crueldad con que Chandler trató a su novia Janice, están bien documentados. Pero algunos acontecimientos iniciales externos al elenco principal son más siniestros. En la temporada uno, cuando el novio de Rachel, Paolo, manosea a Phoebe mientras ella le hace un masaje profesional, el grupo trata el incidente como una forma de engaño. Phoebe incluso se disculpa con Rachel por el hecho de que Paolo le hubiera hecho un “avance”. Después del #MeToo, ese “giro dramático” se interpreta de otra manera.
Considerando lo poco que en el programa se comentó el hecho de que tocar a las mujeres sin su consentimiento es acoso sexual, resalta incluso más hoy cuán hipersensible eran los amigos ante acontecimientos totalmente benignos que involucraban los cuerpos de las mujeres o la crianza. Cuando Carol amamanta a su hijo, Ben, al principio de “Friends”, Joey y Chandler escapan horrorizados lo antes posible. Esto no solo era algo masculino en las comedias de los años 90, aparentemente; Carrie en “Sex and the City” sale disparada cuando ve a su amiga Miranda alimentando a su bebé. En contraste, los problemas reales de la crianza -cómo Ross odia la Barbie de su hijo Ben, o despide al niñero de su hijo por ser “demasiado sensible”-, se ven como algo simpático. Menos de dos décadas atrás, los hombres eran elogiados solo por estar en la misma habitación que sus retoños.
Entonces ¿qué podría traer el próximo especial de HBO Max? Tenemos que esperar que para el 2020, los amigos tengan una nueva perspectiva sobre la misoginia internalizada -y externalizada- presente en los jóvenes de su programa. Al menos, que comprendan mejor el mundo más allá de Central Perk, un mundo donde cosificar a la mujer es malo e ignorar el arcaico binarismo de género es bueno. Si no lo consiguen, lo mejor que puede hacer el elenco de “Friends”, probablemente, es hacer nuevos amigos.
Traducción de Mariana Campos