(CNN Español) – Jorge Geffner es doctor en Bioquímica y especialista en inmunología del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Colidera la Unidad Coronavirus, diseñada en Argentina por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, para unir a los científicos en la lucha contra el covid-19.
En una entrevista con CNN, Geffner profundiza con su estilo académico —también es profesor de inmunología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA)— cómo los científicos del mundo y Argentina avanzan contra el nuevo coronavirus. También qué han descubierto sobre las debilidades y fortalezas de este virus y su relación con el ser humano.
¿Cuál es la diferencia entre el test serológico y el test de diagnóstico o molecular?
Tienen finalidades distintas. El test molecular es el único diagnóstico y el test serológico básicamente busca definir la presencia de anticuerpos.
¿Cómo se detecta el covid-19?
El diagnóstico en Argentina y en todo el mundo es el molecular y se basa centralmente en la detección del ácido ribonucleico, el ARN viral, que muestra básicamente hisopado nasal, bucofaríngeo, pero básicamente hisopado, que es diluido en un líquido y ahí se busca el ARN de este nuevo coronavirus, que es distinto al de los anteriores.
Se hace en Estados Unidos, en Europa, se hizo en China y se hace en la Argentina. Eso es el diagnóstico, no hay métodos alternativos. Ahora parece que van a aparecer nuevos kits que lo van a hacer de forma más acelerada. Es el mismo diagnóstico, que se basa en la detección de ácidos nucleicos.
¿Cuáles son los otros tipos de pruebas que se busca desarrollar, las llamadas pruebas serológicas?
Primero, test serológico significa que tomas la sangre del paciente y en una alícuota de suero o plasma buscas algo. En general, cuando uno habla de test serológico no está hablando de detectar al virus o al ARN viral, sino la respuesta en anticuerpos que el individuo infectado produce.
Esos son los test serológicos convencionales, que se llaman test serológicos “rápidos” porque la mayor parte vienen como si fuera un Evatest (prueba de embarazo): pinchas el dedo del paciente y con una gota de sangre sabes en 10 o 15 minutos si aparece una banda o dos bandas y entonces sabes si hay anticuerpos o no. Si hay anticuerpos, implica que ese individuo está infectado porque esos anticuerpos responden a este coronavirus y no a otros coronavirus.
¿Por qué es importante detectar si la población tiene anticuerpos de este coronavirus?
La presencia de anticuerpos es muy importante porque no estamos seguros de cuál es el nivel de infección y al no saber los niveles de infección es muy difícil saber cuál es el número absoluto y relativo de casos graves y de mortalidad. Por eso el test serológico se está usando para ver cuál es la extensión de la infección. Es importante, además, porque el individuo con anticuerpos es un individuo protegido; porque son esos mismos anticuerpos que detectas los que te inhiben la infección viral y resuelven la infección.
¿Qué rol desempeñan estos test para medir el efecto del aislamiento social preventivo?
Hacer hoy el testeo molecular de diagnóstico es muy importante, pero va a ser mucho más importante al momento de la finalización de la cuarentena.
Supongamos que el 13 de abril no se va a levantar del todo la cuarentena (en Argentina), pero se empiezan a liberar ciertas actividades productivas y comienza a haber más movilidad social. La estrategia central en ese momento sería identificar rápidamente a los individuos que contraen la infección para aislarlos. No es sencillo por el alto grado de infectados asintomáticos. Otros son oligosintomáticos, tienen un pequeño dolor de garganta, por ejemplo. El 5% de los casos llegan a un curso grave, pero el 80% de los casos tienen una manifestación leve. Pero todos contagian. Tenemos que aislarlos por 14 días.
Va a ser muy importante el diagrama de una logística para garantizar ese testeo y en eso se está trabajando desde el Ministerio de Salud, colaborando con el Ministerio de Ciencia y pensándolo con los gobiernos provinciales porque es complicado. Y básicamente en las barriadas más humildes es más complicado aún.
¿Qué es la proteína spike y por qué es importante en la lucha contra el covid-19?
El virus tiene una envoltura y lo que protruye son como espículas moleculares. Esas espículas representan una única molécula: la “proteína S” o spike. Esa proteína es crítica para el virus, es crítica para que nosotros nos defendamos del virus. ¿Por qué? Es la proteína que permite al virus infectar nuestras células. Entonces si yo al virus le bloqueo o le saco la proteína S se acaba la infección. Y es el blanco de nuestros anticuerpos que cuando logran pegarse a esta proteína efectivamente el virus deja de infectar y, por lo tanto, resolvemos
la infección.
¿Qué tipo de trabajo están haciendo los científicos en el exterior y en Argentina con respecto a la proteína spike?
Esa proteína se ha clonado, lo que significa que se pudo aislar el segmento del ARN que codifica esa proteína. Se está produciendo y nosotros acá también la estamos produciendo en cantidades importantes en el Instituto Leloir, en un proyecto dirigido por la doctora Andrea Gamarnik. Esa proteína aislada permite realizar ensayos que se denominan ensayos Elisa para ver de manera cuantitativa si un paciente tiene o no tiene anticuerpos. Eso sería muy importante.
Y, por otra parte, tener esta proteína aislada también sirve como inmunógeno, es decir, para desarrollar vacunas.
Otros grupos en el Conicet están desarrollando proyectos, ya no de vacunas, sino para inmunizar a distintas especies, como las llamas. Cuando inmunizas a la llama produces pequeños anticuerpos con capacidad de neutralizar la infección que se llaman nanobodies (nanoanticuerpos). Hay un grupo dirigido por Ariel Pereda, en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria INTA-Conicet, que tiene experiencia y está trabajando.
¿Qué se descubrió durante los experimentos?
Se han hecho experiencias en animales y este antígeno administrado de distintas formas mostró ser protector, induciendo a una muy buena producción de anticuerpos. Pero eso está en la primera fase.
A tres meses de la aparición ya empezamos en Estados Unidos, Europa e Israel con lo que se denomina Fase 1, que significa que ya está el inmunógeno, que es lo que nos inocula a nosotros, y se está probando la seguridad de la vacuna (que no sea tóxica) y la capacidad del individuo vacunado de inducir anticuerpos, con distintas metodologías.
En Estados Unidos prepararon un ARN, un segmento de ácido nucleico, y ya hay voluntarios que están participando. Ese ARN penetra en nuestras células, que empiezan a fabricar solamente la proteína S, pero no al virus completo. La proteína sola es absolutamente inocua y entonces uno responde produciendo anticuerpos. Ya hay por lo menos tres compañías que están en Fase 1.
¿Qué se necesita para desarrollar una vacuna?
No es un horizonte inmediato porque hay que ser tremendamente precavidos; ver si es el mejor inmunógeno; hay que probar si esa inmunización no es perjudicial frente a otros coronavirus, muy pocos patogénicos, pero que están circulando. El horizonte es de 8, 12 meses y tenemos que ganar tiempo. La vacuna viene.
Mientras llega la vacuna, ¿en qué tratamientos para los ya infectados se ha avanzado?
Hay distintos tipos de tratamientos basados en diferentes drogas. Un conjunto de drogas son aquellas en las que ya aprendimos muchísimo en los pacientes infectados por VIH, el virus de la inmunodeficiencia humana.
Por ejemplo, análogos de nucleósidos e inhibidores de proteasa. Otro es con la cloroquina y derivados que se vienen usando hace mucho tiempo para tratar, por ejemplo, el paludismo. Otros son los inhibidores de la activación de circuitos inflamatorios porque aparentemente gran parte del daño que provoca la muerte de los pacientes es por una respuesta inmune exagerada.
El problema es que todos esos estudios son muy preliminares. Si tienes una enfermedad que mata al 90% de los enfermos te das cuenta enseguida, pero este no es el caso en absoluto. El 90% puede ser muy oligosintomático, las conclusiones no son definitivas. Con la cloroquina hay estudios que demuestran una alta efectividad y hay otros estudios que lo contradicen.
¿Cómo se define cuál es la droga correcta?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sacó un trail internacional que se llama Solidaridad en nueve países y la Argentina es el décimo país que va a participar. Entonces, van a probar cinco o seis procedimientos terapéuticos, combinaciones de drogas a nivel mundial. Se va a poder tener una aproximación mucho más segura a la efectividad de los tratamientos. Por ahora, no hay nada que esté claramente demostrado.
Hay pacientes que muestran una simple gripe, otros con síntomas gastrointestinales y otros que terminan en terapia intensiva o mueren. ¿Hay distintas versiones del covid-19?
No, no hay diferentes versiones del virus que expliquen los diferentes cursos en la patología. En este caso, se han identificado y secuenciado todo el genoma de los virus que han aparecido originalmente en China, en Italia, en España y en Estados Unidos. Y como en cualquier virus, cuando analizas la secuencia de neucleótidos, que son los diferentes ladrillitos que componen el genoma viral, hay mutaciones, pero ninguna ha sido relevante ni desde el punto de vista de la transmisibilidad —que es algo que preocupa mucho en este virus porque es
altamente transmisible— ni desde el punto de vista de su patogenicidad; es decir, si enferma más o enferma menos.
Esas mutaciones tampoco han sido relevantes en algo que nos importa mucho, que es el diseño de esa proteína S o spike. Es muy conservada. Quiere decir que si se desarrolla una vacuna en Estados Unidos tenemos casi la certeza de que va a poder ser operativa también (acá). Es un virus al que le cuesta cambiar.
¿Algunos infectados con covid-19 desarrollan anticuerpos y otros no?
Nuestra idea es que todos los infectados van a desarrollar anticuerpos, salvo que la carga viral que se les ha transmitido sea muy chiquita. Pero entonces la infección no progresa porque puede haber mecanismos no mediados por anticuerpos, sino aquellos que nosotros llamamos la “inmunidad innata” (macrófagos o distintos tipos de linfocitos) que frenan la infección.
No entendemos por qué hay personas que están en condición de riesgo y no les pasa nada, mientras que otros sucumben a la infección.
O por qué incluso hay gente que no está en el grupo de riesgo (mayores de 65 años y con otras enfermedades) y también sucumbe a la infección. Esa es una pregunta que tenemos en muchísimas patologías. En el dengue sabemos algunas condiciones, pero no podemos explicar por qué alguien hace una enfermedad severa y otro no. Sabemos algunas cosas, pero no otras.
El virus logró saltar de una especie animal al humano. Fue supuestamente en un mercado donde se comercializaban animales vivos. ¿Qué debe hacer el humano frente a estas prácticas culturales y comerciales para frenar las amenazas a su sistema inmunológico?
Es muy difícil. Ciertas prácticas como en China donde se venden animales sacrificados en los mercados… Uno podría, culturalmente, tratar de que no ocurran ese tipo de cosas. Pero no tenemos garantía aun así de que de acá a 8 o 10 años no surja otro virus distinto.
Uno de los principales peligros de la humanidad son los virus emergentes, nuevos virus que vienen con un nuevo genoma y no sabemos qué es lo que pasa, no tenemos inmunidad porque esa “proteína S” cambió.
¿Cuál es la diferencia entre el covid-19 y otros coronavirus ya conocidos y tratados?
Hay cuatro coronavirus que causan una patología muy liviana, una pequeña gripe, un resfrío, un catarro. Con eso nos defendemos bien.
En 2002 existió una epidemia por un coronavirus que se denominó SARS-1 y que involucró la combinación del genoma de un virus que venía de un animal y saltó al humano. Se volvió altamente patogénico, tanto que rápidamente se identificó, se aisló y se pudo combatir. Fue más sencillo combatirlo porque el periodo de incubación de la enfermedad era menor y rápidamente manifestaba los síntomas.
En este nuevo coronavirus, puedes tener una persona asintomática que por días contagie sin saber que está enferma porque se siente bien.
En 2012 aparece el MERS, que es otro componente de la familia de los coronavirus, que aparentemente viene de una infección en camélidos que se recombina arrastrando un virus que sería originario de los murciélagos. Fue muy circunscripto a regiones en donde la gente usa los camellos para viajar. Tuvo altísima mortalidad: 30%.
Ahora aparece este nuevo coronavirus, que también tiene una identidad muy importante con el coronavirus del murciélago, pero parece que hubo un salto a una segunda especie, que todavía debatimos cuál es, y después se volvió contagioso para el humano. Cada 8 o 10 años se van dando estos saltos.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas del covid-19 a la hora de investigarlo y tratarlo?
Desventaja: tremendamente transmisible y con un largo periodo de incubación.
¿Qué ventaja tenemos? Que no estamos hablando ni de un 30% ni de un 10% de mortalidad como fueron el MERS y el SARS-1. Estamos hablando de un porcentaje de 0,3%, 0,4% o 0,5%.
Cuando en Italia vemos que está muriendo tanta gente, no sería porque los italianos tienen una predisposición a ser más vulnerables a la infección, sino que parece ser que es porque se desparramó muchísimo la infección, pero seguiría manteniendo este 0,3%, 0,4% de mortalidad.