(CNN) – Ver uniformes de enfermería o ropa quirúrgica es una forma infalible de hacer que Loki empiece a mover su cola.
No es algo que usualmente deje a la mayoría de los perros jadeando de emoción. Pero Loki no es un canino común: es una perra rottweiler de terapia emocional con dos años de edad, o una “dogtora”, como se le conoce.
Loki y su dueña, Caroline Benzel, han hecho sesiones de terapia en el Centro Médico de la Universidad de Maryland aproximadamente tres veces a la semana desde diciembre pasado.
“Hacíamos terapia para todo el sistema del hospital”, dijo Benzel, una estudiante de medicina de segundo año en la Universidad de Maryland. “Ya fuera para cuidadores, socorristas, enfermeras, médicos, pacientes o incluso familiares en la sala de espera”.
Pero ahora, las restricciones hospitalarias las han obligado a detener las visitas en persona.
Entonces comenzaron a hacer lo mejor que se les ocurrió: brindarles al personal y a los pacientes la oportunidad de tener terapia con Loki por videoconferencia.
“Comenzamos a contactar a las personas para simplemente saber cómo estaban y asegurarnos de que se encontraran bien. Luego comenzamos a hacer las visitas de FaceTime”, añadió Benzel.
Algo para “ladrar”
Benzel y Loki tienen una relación especial con el personal del Centro Médico de la Universidad de Maryland. Cuando Loki sufrió una lesión de ligamento cruzado anterior, que requirió cirugía y fisioterapia, Benzel, un estudiante de medicina de tiempo completo, tuvo problemas para conseguir el dinero.
“El hospital me sugirió que hiciera una cuenta en GoFundMe, y todos como grupo terminaron pagando toda su cirugía y su fisioterapia”, relató Benzel. “Me volví muy cercana a todo el personal al hacer las visitas de terapia y ellos hicieron eso por mí en mi momento de necesidad”, agregó.
Mientras continuaban sus sesiones de terapia digital, Benzel comenzó a ver en los rostros del personal del hospital los efectos del duro trabajo durante la pandemia.
“De cierta manera puedes ver que usar el equipo de protección personal durante periodos prolongados comienza a afectar tu piel y puede irritarla”, dijo la estudiante. “Para mí, al usar estas máscaras por lapsos cortos mi piel comienza a irritarse. Por lo tanto, solo puedo imaginar cómo será para las personas que lo usan durante 8, 10, 12 horas más, y el tipo de daño puede causar”.
Benzel sabía que era hora de cuidar a quienes la ayudaron a ella y a su perra. Entonces comenzó a armar “Kits de cuidado para héroes” con algunos elementos esenciales de cuidado personal. Los paquetes incluyen humectantes para la piel, lociones, bálsamo labial, polvo medicinal, té y más. Y, por supuesto, cada kit que Benzel arma tiene una imagen de la tierna cara de Loki para animar a los miembros del personal del hospital.
En las redes sociales de Loki, Benzel pidió ayuda al público para poder armar más kits de héroes. La respuesta ha sido un gran éxito. Hasta ahora, ha recolectado alrededor de 4.200 kits entre su ubicación en Maryland y uno en Filadelfia.
Todos los artículos en el kit son del tamaño de frascos de viaje, por lo que los trabajadores pueden guardar lo que necesiten durante el día en sus bolsillos. Si bien sus dimensiones son pequeñas, los kits están teniendo un gran impacto en quienes los reciben.
“El personal se ha conmovido por la generosidad de las personas”, señaló Benzel.
Llamando la atención
Lo que comenzó como un pequeño proyecto con su mascota ha aumentado su alcance y se ha extendido por todo el país. Benzel dijo que campañas similares han empezado en Nueva York, Nueva Jersey, California, Carolina del Norte y más.
“Creo que muchas personas en un momento como este se sienten bastante impotentes. No saben qué pueden hacer para tratar de apoyar a los trabajadores de primera línea. Cuando ven algo que técnicamente pueden hacer ellos mismos, eso cambia las reglas del juego, apuntó Benzel. “Esta es una manera fácil de marcar la diferencia sin arriesgarse a sí mismos ni a otros en el proceso. Y realmente sí hace la diferencia”, insistió.
Además, también le está a dando a Loki la posibilidad de volver a usar sus uniformes de hospital. Y tuvo que hacerlo durante una visita reciente al hospital para dejar 1.200 kits.
“Se emociona tanto cuando le pongo sus uniformes médicos. Hoy, yo estaba tratando de llevar los kits de cuidado al auto y ella intentaba subir al auto todo el tiempo. Tuve que detenerla. Realmente se emociona de venir a trabajar y ser parte del sistema médico de Maryland”, aseguró Benzel.
Una “dogtora” que es la mejor amiga de un hospital.