(CNN) – “Otra vez, ¿qué día es hoy?”.
Esta se ha convertido en una pregunta común durante la pandemia de coronavirus. Es un reflejo de cómo todos los días parecen desdibujarse y cómo últimamente nos descubrimos olvidando incluso los detalles más simples.
Nuestros relojes internos están apagados. Los martes son jueves, los jueves son miércoles y los miércoles son domingos. No hay días entre semana ni fines de semana. Solo existen ayer, hoy y mañana.
Junto a estos sentimientos de desorientación, puede parecer que es cada vez más difícil concentrarse y que nos toma un tiempo adicional completar las tareas, como si nuestros cerebros estuvieran trabajando más lentamente.
Si sientes que tu cerebro se está volviendo una masa sin sentido, no eres el único. Los expertos aseguran que todo tiene que ver con la manera en que la pandemia afecta nuestra salud cognitiva. Es decir, nuestra capacidad de pensar, aprender y recordar con claridad.
“Es una tormenta perfecta entre los cambios en el entorno, la pérdida de anclajes sociales y el aumento del estrés cognitivo”, explicó Elissa Epel, profesora de psiquiatría en la Universidad de California en San Francisco. “Y, además de todo eso, la mayoría de nosotros no estamos logrando tener el sueño de calidad de antes”.
Esto es lo que está ocurriendo y lo que podemos hacer.
Nuestras rutinas han desaparecido
Así como nuestros cuerpos dependen de señales ambientales como la luz solar para regular sus ritmos circadianos, también dependen de señales físicas y sociales, señaló Epel.
Dichas señales incluyen cierta rutinas como nuestros traslados diarios por la mañana y por la tarde, los horarios de comidas o los servicios religiosos semanales que nos ayudan a llevar seguimiento de qué día es.
Para aquellos que estamos confinados en nuestros hogares, esas prácticas han desaparecido en gran parte. Los días perdieron su estructura habitual, lo que significa que los límites que alguna vez fueron claros ahora están borrosos.
“Hemos perdido toda la rutina de una semana típica, y eso significa tener fines de semana como un límite, como una separación o como algo que anhelamos”, añadió Epel. “Ahora el fin de semana es igual al resto de los días”.
Como para muchas personas el trabajo está en el hogar –y el hogar en el trabajo–, algunos pueden estar dedicando más horas a sus empleos o incluso los fines de semana. Atrás quedaron las salidas a bares, los conciertos o los eventos deportivos que una vez separaron los días de semana del sábado y el domingo, haciendo que las jornadas se alarguen.
Perder la rutina también significa que gastamos más energía mental para determinar en qué consistirá cada día.
“Cuando teníamos nuestras rutinas, realmente no pensábamos en esas cosas”, apuntó Lynn Bufka, directora ejecutiva asociada en investigación práctica y política de la Asociación Estadounidense de Psicología. “Entonces, aunque tus traslados pudieran ser agotadores, no había un segundo diálogo en tu cabeza tratando de descubrir qué tiene que pasar este día”, añadió.
Ahora, para aquellos que todavía deben ir al trabajo, las rutinas también pueden ser muy diferentes. Y existe la tensión mental adicional de recordar el distanciamiento social, las mascarillas y no tocar las superficies. Todo eso puede contribuir a una sensación de desorientación.
Hacemos actividades multitareas mucho más que antes
¿Hay otra razón para que no podamos saber qué día es?
Sí. Estamos haciendo varias tareas al mismo tiempo –lo que en inglés se denomina “multitasking”– mucho más que antes. No son pocas las personas que deben equilibrar múltiples responsabilidades, como estar pendientes del aprendizaje de los niños o cuidar a un adulto mayor de la familia, mientras también mantienen su trabajo de tiempo completo o lidian con el estrés de un despido.
Dado que todas esas cosas ahora ocurren en el mismo lugar –y usualmente al mismo tiempo– es posible que nos encontremos saltando constantemente de una actividad a otra. O también podemos tener exceso de estimulación por utilizar múltiples pantallas o consumir noticias demasiadas veces al día. Todo esto, sostuvo Epel, aumenta nuestra carga cognitiva: en otras palabras, consume más de nuestros recursos mentales.
“Nuestra memoria funcional es un recurso limitado”, advirtió Epel. “Podemos desafiarla fácilmente al tratar de hacer demasiadas actividades en simultáneo o al realizar múltiples tareas en nuestra mente”.
Es por eso que podría ser difícil recordar información básica o realizar cualquier tarea con la misma eficacia de antes.
“Cuando (las personas) tratan de realizar actividades multitareas, esto hace que sea más difícil codificar la información que está frente a ellos”, indicó Inger Burnett-Zeigler, profesora asociada de psiquiatría y ciencias de la conducta en la Universidad Northwestern. “Entonces la información no se almacena y no pueden recordar lo que estaban haciendo o diciendo hace un momento”, añadió.
Esas alteraciones causan estrés
No poder recordar qué día es también puede ser un síntoma de estrés, explicó Burnett-Zeigler.
La pandemia se está convirtiendo en una fuente de estrés crónico, debido a que ha estado ocurriendo durante semanas o incluso meses para algunas personas, apuntó la experta. Los altos niveles de estrés perjudican nuestra concentración y atención, y pueden afectar la memoria a corto plazo.
¿Otro efecto del estrés? Puede empeorar nuestra calidad de sueño.
“Usualmente, si te sientes estresado o ansioso, esos pensamientos y sensaciones pueden aparecer y llevar a que sea más difícil conciliar el sueño o permanecer dormido”, detalló Burnett-Zeigler.
Ahora, esa falta de sueño, a su vez, puede aumentar el deterioro cognitivo, los problemas de atención y concentración, así como la pérdida de memoria a corto plazo, dijo.
De nuevo, el tiempo es relativo
Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto?
Los psiquiatras y psicólogos con los que hablamos recomendaron tratar de mantener un sentido de estructura, en la medida de lo posible. Acostarse y levantarse a la misma hora todos los días es una estrategia.
También recomendaron tomar descansos frecuentes, hacer ejercicio, comer sano y limitar el consumo de noticias.
Y, si te hace sentir mejor, ya nadie sabe qué día es. El tiempo es una ilusión.