Nota del editor: Alan C. Miller es el fundador y presidente ejecutivo del News Literacy Project, una organización educacional, sin fines de lucro y no partidista. Ganó el Premio Pulitzer de Reportajes Nacionales en 2003 como reportero en Los Angeles Times. Las opiniones expresadas en este comentario son propias del autor. Más en CNNe.com/opinion
(CNN) – Quizás no deberían sorprendernos los ataques a las libertades de prensa y a los periodistas en todo el mundo en medio de la pandemia de covid-19. Hemos visto este patrón antes: una crisis envuelve a una nación, y su gobierno reduce, manipula o suprime la cobertura de noticias. Pero solo porque hayamos visto este patrón antes no significa que debamos prestarle menos atención ahora. De hecho, ahora es el momento de estar especialmente alerta.
En Irán, el gobierno ha impuesto restricciones radicales a la cobertura de la pandemia, incluida la prohibición de imprimir periódicos. Los periodistas han sido arrestados por sus informes, incluido uno que criticó la incapacidad del gobierno para prepararse para la pandemia y otro que aseguró que un funcionario local había dado positivo por covid-19, como ha señalado el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).
En Hungría, una nueva ley que otorga al primer ministro amplios poderes de emergencia incluye una disposición que prohíbe la publicación de “información falsa” sobre la pandemia, y los infractores pueden enfrentar hasta cinco años de prisión. Los periodistas declararon al medio de comunicación público alemán “Deutsche Welle” que la ley ha generado incertidumbre sobre si pueden ser procesados por reportar información veraz, y dañar de esa manera la fuente de ingresos de medios independientes, complicando aún más la difícil tarea de obtener información.
En China, el gobierno sostiene que el control informativo es necesario para combatir la enfermedad. De Chen Qiushi, un periodista ciudadano que viajó en enero a Wuhan, donde se descubrió el virus, y que publicó videos en YouTube informando que los hospitales estaban abrumados, no se ha tenido noticias desde el 6 de febrero.
Esta “represión de covid-19” —como Joel Simon, director ejecutivo del Comité para la Protección de los Periodistas, lo ha llamado— se está desarrollando mientras celebramos el Día Mundial de la Libertad de Prensa el 3 de mayo. Este evento anual es un recordatorio del respeto por la prensa, la defensa de los periodistas y las organizaciones de noticias, de los ataques a su independencia, y de aquellos que han perdido la vida mientras realizan el heroico trabajo de mantener informado al público en circunstancias difíciles. Este año, ese recordatorio es particularmente resonante.
Los enormes desafíos y las altas apuestas de esta pandemia han creado una necesidad urgente de información independiente, oportuna y creíble. Además, la avalancha diaria de información errónea ha hecho que esto sea literalmente una cuestión de vida o muerte. Sin embargo, muchos regímenes represivos y líderes autocráticos buscan restringir la prensa, incluso cuando los periodistas están trabajando para pedir cuentas a los gobiernos por su respuesta a la pandemia y para informar sobre la creciente crisis de salud pública y el costo financiero concomitante.
Particularmente en China, hemos visto cómo las restricciones de prensa pueden ser contraproducentes para combatir la propagación del covid-19. El 24 de marzo, Reporteros sin Fronteras (RSF), una organización no gubernamental con sede en París que aboga por la libertad de información, escribió que “sin el control y la censura impuesta por las autoridades, los medios chinos podrían haber informado al público mucho antes de la gravedad de la epidemia de coronavirus, salvando miles de vidas y quizás evitando la pandemia actual”.
Reporteros sin Fronteras ha creado Tracker 19, una herramienta diseñada para evaluar el impacto de covid-19 en el periodismo (el nombre se refiere tanto a la enfermedad como al Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos). Un mapa en el sitio web de Tracker 19 muestra instancias documentadas en los cinco continentes de censura estatal, desinformación deliberada y otros esfuerzos que obstruyen el derecho del público a la información. RSF ha compilado una lista de acontecimientos preocupantes en más de 40 países.
El abuso de la libertad de prensa no se limita a las naciones autoritarias. Una nueva ley en Sudáfrica, que ha garantizado la libertad de prensa desde su constitución de 1996 y que goza de una tradición de periodismo independiente, ha convertido en delito publicar “desinformación” sobre la pandemia.
Los eventos en India, la democracia más grande del mundo, son aún más preocupantes. El gobierno del primer ministro Narendra Modi pidió a la Corte Suprema del país que los medios soliciten y obtengan autorización estatal antes de publicar cualquier contenido relacionado con el coronavirus, lo que esencialmente faculta al gobierno para censurar la cobertura. Si bien el tribunal rechazó la solicitud, ordenó a las organizaciones de noticias “publicar la versión oficial” sobre el coronavirus, señaló el Comité para Protección de los Periodistas. Y aunque los periodistas han continuado informando de manera independiente sobre la pandemia, se han enfrentado a un intenso acoso, como Reporteros sin Fronteras ha detallado.
Los informes responsables de los periodistas que son libres de denunciar la mala gestión de la pandemia y el engaño por parte de los funcionarios del gobierno nunca han sido tan vitales. En febrero, la Organización Mundial de la Salud calificó la ola de información sobre el brote de covid-19, incluida una avalancha de información errónea, como una “infodemia”. El 14 de abril, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, se refirió a esta como una “peligrosa epidemia de desinformación” como un “veneno que está poniendo en riesgo aún más vidas”.
En este contexto de miedo, ansiedad e incertidumbre, el Día Mundial de la Libertad de Prensa adquiere un significado más profundo. Los crecientes límites a las libertades de prensa no solo hacen que sea más difícil para los periodistas ayudar a mantener informado al público, sino que también socavan la capacidad de los periodistas de ayudar a mantener al público seguro.
En el momento en que su trabajo es más necesario, los periodistas de todo el mundo arriesgan no solo su libertad sino también sus vidas en el frente para cubrir esta devastadora pandemia. Se merecen nuestro aprecio, y necesitan nuestro apoyo, más que nunca.