Nota del editor: Joey Jackson es analista legal de CNN y HLN, y fundador de Joey Jackson Law, la compañía J. Jackson, con sede en la ciudad de Nueva York. Las opiniones expresadas en este artículo son suyas. Lea más notas de opinión en CNNE.com/opinion.
(CNN) – Cuando Ahmaud Arbery, un hombre negro de 25 años salió a correr por Brunswick, Georgia, el 23 de febrero, no tuvo forma de saber que eso lo llevaría a la muerte. Su asesinato plantea preocupaciones inquietantes en un país donde salir a trotar se suma a la lista escandalosa de peligros que enfrentan la comunidad negra.
La muerte de Arbery ha aparecido en los titulares desde la publicación de un video horrible a principios de esta semana, que muestra a un exagente de la Policía y a su hijo enfrentándolo, una confrontación que terminó con Arbery asesinado a tiros.
Después de la intensa presión de la comunidad y la indignación de los activistas de derechos civiles en todo el país, las personas presuntamente responsables de la muerte de Arbery fueron arrestadas hasta hace poco. Este retraso es inaceptable y plantea múltiples preguntas.
En primer lugar, ¿cómo un hombre negro desarmado, cuya familia dijo que había salido a correr por la tarde, terminó asesinado a tiros? En segundo lugar, ¿cómo es que George E. Barnhill, uno de los fiscales de la ciudad vecina de Waycross asignado previamente al caso, se atrevió a decir un día después del tiroteo que creía que el intento declarado por el padre y el hijo de hacer un arresto ciudadano era “perfectamente legal”? En el mismo informe, también se recusó a sí mismo sobre el caso. Tercero, ¿desde cuándo un fiscal toma la palabra de los sospechosos en un caso en el que debe decidir si cometieron un delito? Y, finalmente, ¿cuán justo y apropiado es que un fiscal aplique las leyes de “arresto civil” y “legítima defensa” tan liberalmente en un esfuerzo por pasar por alto un enjuiciamiento?
Si bien hay una investigación en curso, los hechos conocidos hasta ahora sobre la conducta de Gregory McMichael, de 64 años, y su hijo Travis, de 34 años, son más que preocupantes. Según el informe policial, Gregory McMichael, un exagente de Policía del condado de Glynn, le dijo a la Policía que estaban persiguiendo a Arbery, porque pensaban que era sospechoso de una serie de robos en la comunidad.
Antes de que ocurriera el tiroteo, solo había sido reportado a la Policía un incidente en el vecindario: el de un arma de fuego 9 mm robada de un camioneta en la casa de los McMichaels el 1 de enero.
Pero el 23 de febrero, alguien en Satilla Shores llamó al 911 para decir que “un hombre negro está corriendo por la calle” –Arbery— y que podría ser responsable de una serie de robos.
El inquietante video de 36 segundos de la confrontación de los McMichaels con Arbery muestra a Gregory McMichael en la parte trasera de una camioneta detenida en una calle residencial, y Travis McMichael parado con una pistola cerca de la puerta del lado del conductor.
Se le ve a Arbery corriendo hacia el camioneta y luego gira a la derecha para rodearlo. Una vez que está en la parte delantera de la camioneta, Arbery se lanza hacia la izquierda, hacia Travis McMichael. Parecen luchar frente al camioneta, aunque gran parte de la vista está bloqueada por el camioneta, y luego se los ve luchando junto al camioneta y fuera de la cámara, antes de volver a la vista cuando se escucha el sonido de tres disparos. Luego, Arbery cae al suelo.
Inicialmente, un arresto ciudadano no puede realizarse a menos que se cometa un delito en presencia de alguien que intenta realizar el arresto o a menos que el ciudadano tenga “conocimiento inmediato” de un delito.
Es posible que los McMichaels pensaran que tenían tal conocimiento. Es posible que hayan sido alertados por el propietario de una casa en construcción en el vecindario, quien le dijo a CNN que tenía un video que mostraba a una persona que, según él, parecía ser Arbery en la casa el 23 de febrero, justo antes de la fatal confrontación.
En una carta que Barnhill le envió al capitán de la policía del condado de Glynn, Tom Jump, el 24 de febrero, el fiscal señala que “parece que Travis McMichael, Greg McMichael y Bryan William hacían una ‘feroz’ persecución” de un sospechoso de robo con causa probable de primera mano en su vecindario, y le estaban pidiendo y diciéndole que parara. Parece que su intención era detener y retener al sospechoso hasta que llegara la Policía. Según la ley de Georgia, esto es perfectamente legal.
Pero esta evaluación de Barnhill es defectuosa. Aún no se han presentado pruebas que sugieran que Arbery estuvo involucrado en algún robo. Por lo tanto, ¿cómo podrían los McMichaels poseer “causa probable sólida de primera mano” de un delito que no parece haber ocurrido? Aún más preocupante, sin embargo es el hecho de que un fiscal emita una opinión legal después de recusarse a sí mismo. Esto es especialmente cierto cuando la recusación se basa en el sesgo percibido que implica un posible conflicto de intereses. Aparentemente, el hijo de Barnhill y McMichael padre trabajaron anteriormente en una fiscalía cercana.
Si el propietario estaba en lo cierto de que Arbery estaba dentro de la casa, que en ese momento estaba en la etapa de encuadre, constituiría el delito de violación a propiedad privada. No obstante, aún habría dudas sobre la legitimidad del arresto ciudadano. Si los McMichaels vieron a Arbery cometiendo este allanamiento, posiblemente podrían establecer que tenían “conocimiento inmediato” de que lo hizo.
Sin embargo, en este escenario, todavía habría dos obstáculos legales importantes asociados con la detención de Arbery. Primero, la invasión de propiedad es un delito menor, según la ley de Georgia. Esto es importante porque, en lo que se refiere a un posible sospechoso que huye, la ley solo permite el arresto ciudadano en caso de que una persona haya cometido un delito grave y esté “escapando o intentando escapar”. Pero aquí, parece que no hay tal situación. En segundo lugar, no hay indicios de que Arbery estuviera corriendo en un esfuerzo por “escapar o intentar escapar”. Su familia dice que trotaba casi todos los días en el área. Tal vez, simplemente continuaba su camino y reanudaba su carrera, después de detenerse para mirar el sitio de construcción. Eso hace una diferencia monumental.
Sin embargo, en ausencia de una investigación exhaustiva, Barnhill todavía exonera a los McMichaels en su carta. En el mismo documento, se engalana a sí mismo acerca de haber sido “fiscal penal durante unos 36 años”. Alguien con esa trayectoria debería saberlo mejor que nadie. También debería ser claro que Barnhill es consciente de que los tribunales han rechazado rotundamente la noción de que se puede usar la fuerza irracional en arrestos ciudadanos.
Para ubicar esto en su contexto apropiado, la Corte Suprema de Georgia ha dejado en claro repetidamente que “la fuerza es razonable solo bajo las circunstancias de ser usada para contener al individuo arrestado”. Por lo tanto, cada vez que el tribunal determina que la fuerza utilizada no está justificada por los hechos específicos presentados, el arresto ciudadano no tendrá legitimidad.
Argumentar que los McMichaels deberían haber blandido sus armas en primer lugar es cuestionable.
De acuerdo con la narrativa transmitida por Gregory McMichael, él y su hijo eran partes inocentes que intentaban efectuar un arresto ciudadano pacífico cuando Travis fue atacado por Arbery.
No está claro qué sucedió en la interacción inicial entre Arbery y Travis, pero cuando los hombres salen del frente del camioneta, ambos están luchando con la escopeta. Parece mostrar que Arbery estaba tratando de evitar que le dispararan.
Barnhill también hizo malabares en un esfuerzo por despejar a los McMichaels para argumentar que Travis McMichael abrió fuego en defensa propia. Al hacerlo, invoca el concepto de “defensa propia” para sugerir que el tiroteo estaba justificado. Las variaciones de esta ley, que se ha promulgado en 34 estados, permite defenderse a una persona que tiene miedo inmediato a la muerte o lesiones físicas graves, sin tener la obligación de retirarse.
Pero hay múltiples problemas con el análisis de Barnhill. Primero, según la ley de Georgia, los McMichaels tendrían que establecer que creen razonablemente que la fuerza era necesaria para protegerse contra el “uso inminente de la fuerza ilegal” de otra persona.
Sin embargo, es bastante difícil argumentar que tal fuerza sería razonable (incluso si creyeran, como afirman, que Arbery estaba armado). La fuerza utilizada debe ser proporcional a la amenaza planteada. Apuntar un arma y dispararle a una persona desarmada que intenta evitar ser disparada me parece bastante desproporcionada. Y para aquellos que sugieren que Arbery estaba involucrado en una lucha violenta por el arma, justificando así que le dispararan, quisiera señalar el posible problema con esa visión. Según la ley, el tirador no puede ser la persona que provocó el uso de la fuerza y luego buscar beneficiarse de la protección de la ley.
Ahora, los McMichaels han sido arrestados y acusados de asesinato y agresión agravada, según la Oficina de Investigación de Georgia.
Aunque Gregory McMichael no fue visto disparando un tiro, según la ley, sería visto como un participante activo, haciéndolo igualmente responsable de la muerte de Arbery. La evidencia de que ayudó e instigó a su hijo al armarse, siguiendo a Arbery, cazándolo, deteniéndolo y haciendo esfuerzos para detenerlo es condenatoria a este respecto.
Si bien quienes evalúan los hechos en este caso pueden tener opiniones diferentes y también pueden llegar a conclusiones diferentes, es muy difícil argumentar con franqueza que los McMichaels tenían una creencia razonable de que la fuerza era necesaria. Como tal, debería haber habido, en mi opinión, causa probable de haber hecho un arresto el día que esto sucedió. Por qué esto no fue así es realmente desconcertante.
Afortunadamente, Barnhill se retiró del caso como resultado de un conflicto de intereses. Eso debido al vínculo laboral previo de Greg McMichael en la oficina del fiscal de Waycross con el hijo de Barnhill.
Como resultado, la Oficina de Investigación de Georgia (GBI) se involucró y otro fiscal se hizo cargo. Tras la investigación de GBI, los McMichaels fueron arrestados y acusados. A continuación, comenzará el procesamiento. En última instancia, un jurado decidirá la culpabilidad o la inocencia de los acusados.
El estándar para un arresto no se determina porque uno sea definitivamente culpable, sino más bien si hay una causa probable para creer que ha ocurrido un crimen. De la evidencia que conocemos, parece que debería haber habido suficiente para que la causa probable se estableciera de inmediato. Por qué tomó tanto tiempo hacer los arrestos y buscar justicia realmente sacude la fe en nuestro sistema.
Trotar a plena luz del día no debería equivaler a una sentencia de muerte para una persona negra. Y el hecho de que el sistema de justicia no aborde este hecho como obvio inmediatamente es un delito en sí mismo.