Nota del editor: Frida Ghitis, exproductora y corresponsal de CNN, es columnista de asuntos mundiales. Es colaboradora frecuente de opinión de CNN, columnista colaboradora del Washington Post y columnista de World Politics Review. Síguela en Twitter @fridaghitis. Las opiniones expresadas en este comentario son las del autor. Lea más opinión en CNNe.com/opinión.
(CNN Español) – Cuando Jared Kushner habla en público, muy a menudo revela las verdades más peligrosas sobre la administración Trump. La última charla de Jared Kushner se produjo el martes (mayo 12), cuando el yerno y asesor principal del presidente Donald Trump dudó si las próximas elecciones presidenciales se celebrarán, como está previsto y por mandato de la ley, el 3 de noviembre.
Lea atentamente. Su frase sola insinúa lo que debería estar entre los peores temores de cada estadounidense. En una entrevista con la revista Time, se le preguntó si estaba dispuesto a “comprometerse a que las elecciones se celebren el 3 de noviembre”. La respuesta de Kushner: “No estoy seguro de poder comprometerme de una forma u otra, pero en este momento ese es el plan”.
¿Kushner no puede comprometerse? “Ahora mismo”, ¿ese es el plan? En el mejor de los casos, la declaración rezuma arrogancia, desdén por la democracia; en el peor de los casos, ignorancia de la ley: la Constitución de EE.UU..
Esto último – la ignorancia de la ley - es lo que algunos encontraron más sorprendente. El destacado comentarista conservador Bill Kristol en un tuit ampliamente publicitado escribió sobre la “total falta de comprensión de Kushner de su papel muy subordinado en nuestra democracia”. (De hecho, ni el presidente ni su equipo pueden posponer la elección, incluso en una emergencia, según un informe no partidista de 2004 del Servicio de Investigación del Congreso).
¿Kushner es ignorante de la ley, o nos ha hecho saber sobre el remolino de ideas que se está dando en una Casa Blanca nerviosa?
Esta no es la primera vez que se plantea el espectro de interferencia presidencial en las elecciones. El mes pasado, en una discusión sobre acciones que podrían amenazar la capacidad de algunos estadounidenses de votar con seguridad durante la pandemia, el virtual candidato presidencial demócrata, Joe Biden, dijo a los donantes en un evento de recaudación de fondos: “Recuerden mis palabras, creo que se va a tratar de dar marcha atrás a la elección, y que va a encontrar una razón para que no se pueda celebrar”.
En ese momento, el portavoz de la campaña del presidente Donald Trump, Tim Murtaugh, refutó el reclamo, con una típico cuestionamiento a Biden. Llamó a la afirmación “la incoherente teoría de la conspiración de un candidato perdido que no está en contacto con la realidad”. El propio Trump ha dicho que no tiene intención de posponer las elecciones.
Entonces, ¿por qué cuando se le hizo la pregunta a Kushner, se negó a descartarla? ¿Por qué no descartó la pregunta por absurda? Después de la tormenta de criticas en los medios sociales, Kushner intentó aclarar su declaración. Lean la redacción de su declaración. “No he estado involucrado ni estoy al tanto de ninguna discusión sobre tratar de cambiar la fecha de las elecciones presidenciales”.
¿Hay alguna razón por la que no podría simplemente tranquilizar a EE.UU.: la elección no se pospondrá? Un alto funcionario le dijo a CNN que no hay conversaciones en la Casa Blanca sobre modificar la fecha porque esa es una decisión del Congreso.
¿Se puede posponer la elección? Los expertos dicen que no puede, “ninguna ley aprobada por el Congreso ha delegado estos poderes al presidente, incluso en una emergencia, por lo que el Congreso es la única instancia que tiene el poder de cambiar la fecha de las elecciones”, señaló Sylvia Albert, directora de votación y elecciones en Common Cause, en el Washington Post.
La ley de 1875 que estableció que el día de las elecciones señala que se realizará “el martes siguiente al primer lunes de noviembre”. Esto se deriva de una legislación del Congreso, no de la Constitución. Eso significa que el Congreso tiene el poder de cambiarlo. ¿Podría Trump persuadir al Congreso para que haga eso? Los republicanos en el Senado podrían estar de acuerdo, pero los demócratas, que controlan la Cámara de Representantes, nunca lo permitirían.
Al menos un poderoso senador republicano, el presidente del Comisión de Reglas, Roy Blunt, rechazó la idea. “Hemos tenido elecciones en medio de la Guerra Civil y en medio de la Segunda Guerra Mundial”, dijo, “no se me ocurre ninguna justificación para cambiar las elecciones”.
El día de las elecciones no está en la Constitución, pero ese documento establece cuándo termina el período presidencial actual: 20 de enero de 2021. Es entonces cuando terminará la presidencia de Trump, a menos que gane la reelección.
La reprogramación de las elecciones sería, de hecho, la más larga de las posibilidades, pero uno puede ver el atractivo teórico para Trump. Retrasar las elecciones puede o no ayudarlo a ganar tiempo para sacar a la economía de su rutina, pero desalentar la participación, especialmente en los estados de tendencia demócrata, podría resultar más útil.
Más de 80.000 estadounidenses han muerto en una pandemia que, según las encuestas, la mayoría de los estadounidenses cree que se ha manejado mal. Con 30 millones de desempleados repentinos y la economía en caída libre, las encuestas muestran a Trump corriendo detrás de Biden a nivel nacional (aunque vaya adelante en algunos estados clave del campo de batalla). No hay duda de que Trump hará casi cualquier cosa que crea que podría ayudarlo para su reelección.
Cuando Kushner, exudando autoridad no ganada, explicó por qué no puede “comprometerse de una forma u otra”, estaba reconociendo que puede haber problemas para que los votantes acudan a las urnas en noviembre.
Eso plantea una cuestión crítica. Trump no puede posponer una elección, pero puede estar considerando otras opciones de todos modos. Los votantes ya han luchado para emitir su voto en algunas primarias. Trump está trabajando de manera transparente para bloquear los esfuerzos de votación por correo, alegando falsamente que los votos enviados por correo están plagados de fraude. Eso es una mentira.
Si hay alguna duda de que una elección puede tener lugar de manera normal en noviembre, y ciertamente existe, ya que el coronavirus abre un camino impredecible a través del país, la administración y el Congreso deben dar la máxima prioridad para garantizar que el voto por correo pueda ocurrir sin problemas.
La democracia estadounidense depende de evitar que Trump juegue, de cualquier manera, con el derecho de los ciudadanos a votar fácilmente el 3 de noviembre.
Kushner acaba de hacernos saber que la administración puede considerar que nada es sacrosanto - ni siquiera una garantía de que el día de las elecciones se llevará a cabo completamente como se planeó - mientras se avanza hacia el final de este catastrófico período presidencial.