Nota del editor: Samantha Vinograd es analista de seguridad nacional de CNN. Es asesora principal del Instituto Biden de la Universidad de Delaware, que no está afiliado a la campaña de Biden. Vinograd sirvió en el Consejo de Seguridad Nacional del presidente Barack Obama de 2009 a 2013 y en el Departamento del Tesoro bajo el presidente George W. Bush. Síguela en Twitter @sam_vinograd. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora. Lee más artículos de opinión en CNNe.com/opinion.
(CNN) –– La mayoría de las historias ––películas, novelas e incluso relatos históricos–– tienen un protagonista. Pero la historia del lanzamiento del libro del embajador John Bolton, sin mencionar las revelaciones en la obra en sí, lamentablemente solo incluirá muchas manzanas podridas estadounidense.
Si Bolton fuera realmente honesto, le habría puesto al libro el título correcto: “El salón donde sucedió… y donde yo estuve”. A medida que extractos del libro se han conocido durante los últimos días y Bolton comenzó sus apariciones en los medios de comunicaciones para promocionarlo, él dejó de lado un tema clave: su propia complicidad. Bolton trabajó para Trump durante casi un año y medio, un presidente sobre el que dijo en una entrevista reciente con ABC que “rara vez lee mucho” y que solo recibe el resumen informativo presidencial diario una o dos veces por semana. Bolton sirvió al presidente acerca del que también dijo que no consideraba tomar ninguna decisión en la que ser reelegido “no fuera el factor principal”. Sirvió en una Casa Blanca donde, según la misma entrevista de ABC, Jared Kushner fue la segunda persona más poderosa en la Casa Blanca: Jared Kushner, el tipo cuya autorización de seguridad fue denegada hasta que Trump impidió el proceso.
Y de acuerdo con el libro, Bolton aprendió sobre una letanía de comportamiento poco ético, peligroso y potencialmente criminal, pero aún así se quedó en el gobierno. El contenido que plasmó en el libro y su entrevista con ABC tienen un hilo común: involucran cuestiones de las que él era directamente responsable como China, Ucrania, los derechos humanos y más. Por su propia cuenta, Trump estaba destruyendo nuestra seguridad nacional mientras él se desempeñaba como asesor de seguridad nacional.
Y, sin embargo, Bolton se quedó por un año y medio. Dice que trató de informar al presidente de vez en cuando y le dijo a Trump que no fuera imprudente con las intenciones de Kim Jong Un, por ejemplo (en ese momento, Trump acusó a Bolton de tener mucha “hostilidad”). Pero Bolton no se alteró, incluso dice que señaló cosas prometedoras sobre Trump y Kim a pesar de que realmente no creía en lo que decía.
En otras palabras, Bolton fue cómplice. Es por eso que con cada revelación Bolton cava para sí mismo un agujero más profundo. Si estaba tratando de escribir su canción de redención, quedó fuera de tono.
Además, después de dejar la administración (Bolton dice que renunció, Trump señala que fue despedido), no testificó sobre el comportamiento del presidente ni tampoco habló públicamente, hasta que las ventas del libro estuvieron sobre la mesa. Bolton comparte al menos un rasgo con Trump: un deseo de sacar ganancias de la presidencia y culpar a los demócratas por cualquiera de sus propios fracasos. Bolton le dijo a Martha Raddatz de ABC News que no testificó en el juicio político, por ejemplo, por la forma en que los demócratas de la Cámara de Representantes llevaron a cabo el proceso.
Más recientemente, sus acciones durante el período previo al lanzamiento del libro fueron problemáticas. Como el juez Royce Lambeth escribió el viernes, Bolton “probablemente puso en peligro la seguridad nacional” al revelar información clasificada. Al apresurarse a publicar el libro, Bolton “optó por no participar” en el proceso de revisión previa a la publicación, que legalmente debía cumplir.
Y, todavía está dispuesto a eludir sus deberes democráticos. En su entrevista con ABC, dijo que Trump representa “un peligro para la república”, que solo se agravaría con la reelección. A The Telegraph le respondió en una entrevista que no votará por Trump en noviembre, lo que llevó a su portavoz a aclarar que Bolton tampoco votará por Biden. Entonces, mientras intenta vender copias de un libro en el que caracteriza a Trump como inadecuado, él aún no está dispuesto a tomar medidas democráticas para destituirlo de su cargo.
Aquí es donde desafortunadamente tiene que entrar la operación multitarea, porque Bolton no es el único funcionario de la administración financiado por los contribuyentes que puede haber dañado nuestra seguridad nacional durante una bonanza de libros. Según los informes, Bolton está “cuestionando los motivos de funcionarios de inteligencia” involucrados en el proceso de revisión previo a la publicación de su libro por mensajes confusos de los funcionarios y lo que aparentemente para Bolton fue su lento avance en el procedimiento. Bolton lo respaldó el domingo por la noche al decir que durante el proceso de revisión del libro, que se retrasó durante varias semanas, Trump había dicho que no quería que se publicara antes de las elecciones.
Basado en el historial del gobierno hasta la fecha, sus acusaciones no están en el lado equivocado. El equipo de Trump ha utilizado la clasificación y las redacciones como herramientas de relaciones públicas, incluidas las que ayudan a las narrativas personales de Trump, al redactar contenido dañino, trasladar transcripciones de llamadas a los servidores de palabras en clave y más. Si bien Bolton podría haber demandado a la administración en lugar de elegir publicar un libro con información potencialmente clasificada y romper sus acuerdos de confidencial con el gobierno, los miembros de la administración podrían haber tratado de abusar de su poder para censurar el contenido dañino sobre el presidente.
Y al escribir este informe del libro de Bolton, la sinopsis es lamentablemente poco sorprendente para cualquiera que haya estado despierto estos últimos cuatro años: el presidente Trump es una amenaza real para nuestra seguridad nacional. Las revelaciones de Bolton solo agregan más color a lo que ya sabemos acerca de Trump siendo amable con déspotas e interviniendo en nuestro sistema de justicia para ayudar a sus amigos. Bolton señala, por ejemplo, que Trump quería intervenir en un caso de sanciones a Irán contra un banco turco porque Erdogan se lo pidió. Ya sabemos que a Trump le gusta acercarse a déspotas como Erdogan y Kim Jong Un (Bolton le dijo a Raddatz que Kim Jong Un se ríe del deseo de Trump de tener una relación con él y dijo que Trump se centró en la oportunidad de tomarse fotos asociadas con su cumbre). Y ya sabemos que Trump no tiene miedo de sumergirse en casos en desarrollo para ayudar a sus amigos. El hecho de que Bolton escriba que Trump emitió una declaración que le dio a Arabia Saudita un pase libre sobre el asesinato de Khashoggi para distraer la atención de los correos electrónicos de Ivanka, simplemente encaja con la estrategia de Trump de lanzar bombas en los medios para distraer la atención de los problemas personales.
Leer que Trump le dijo al presidente chino Xi Jinping que estaba a favor de un campo de concentración para los uigures, una minoría étnica musulmana en China, es horrible. Pero Trump destroza los derechos humanos en todas partes, incluso aquí en casa, sin mencionar su prohibición de viajar contra los musulmanes. Y, cuando se trata de interferencia en las elecciones extranjeras, ya sabemos que Trump está abierto a los negocios. El año pasado, dijo que estaba abierto a recibir datos extranjeros que fueran dañinos sobre un rival político, por lo que la afirmación de Bolton de que Trump solicitó la interferencia de elecciones extranjeras de China no es una sorpresa.
Bolton puede haber pensado que estaba arrojando bombas con este libro y su bombardeo mediático, pero decir que Putin cree que puede “manipular (a Trump) como un violín”, y que Trump estaba “desesperado” por reunirse con Putin no es algo que mueva la Tierra: lo hemos visto repetirse públicamente desde que Trump asumió el cargo. Bolton también señaló que varios líderes mundiales han “dominado el arte de encender sus alarmas” –– traducción: Trump es un objetivo fácil de manipular. Pero de nuevo, ¿quién está sorprendido? Trump es un libro abierto sobre cómo presionarlo. Solo tienes que mirar sus publicaciones de Twitter para saber cómo manejarlo.
No sabemos si las revelaciones de Bolton habrían marcado la diferencia durante el juicio político, especialmente su supuesta evidencia de primera mano de que Trump vinculó la ayuda de Estados Unidos a Ucrania con la exigencia de que Ucrania anunciara públicamente investigaciones sobre la familia Biden o la confirmación de Bolton de lo que dijeron otros testigos del juicio político. Y, si el pasado es un prólogo, sus revelaciones probablemente harán poco en términos de influir en las mentes de los legisladores republicanos y llevarlos a responsabilizar a Trump.
La gran pregunta asociada con el libro de Bolton es ¿entonces qué?
Los republicanos en el Congreso no harán posible el hecho responsabilizar a Trump. Entonces, la única responsabilidad será en las urnas cuando los votantes decidan si Trump es realmente “inadecuado” en noviembre. Mientras tanto, sin embargo, el daño a nuestra seguridad nacional ya está hecho.
La pelea del presidente de Estados Unidos con su exasesor de seguridad nacional no es un fuerte voto de confianza en la credibilidad del gobierno de EE.UU., sin mencionar el hecho de que Trump está dando un doble golpe al nombrar asesores de seguridad nacional que posiblemente socaven directamente la seguridad nacional de EE.UU. a través de su inacción. Y segundo, el contenido del libro debilita aún más la legitimidad de Estados Unidos como líder mundial. El presidente solicita interferencia electoral, ve nuestro sistema de justicia como su máquina de venganza personal, está a favor de los campos de concentración y en contra de los derechos humanos, por nombrar solo algunas causas de preocupación. Si bien Bolton puede no ver ninguna ganancia de su libro, es el día de pago para Putin y nuestros otros enemigos.