(CNN Español) – Julio Vallejo, un mexicano nacido en Morelia, Michoacán, dice que desde siempre se ha sentido rechazado por su color de piel. Tanto que, aunque nació, creció y estudió en México, sintió que sus oportunidades laborales y su proyecto de vida en su país natal no serían las mismas que las de otros debido a su color de piel.
“Al año de estar trabajando allá yo vi, sentí muy rápido mi techo de cristal por el color de mi piel, por la forma como me trataban, por la forma como eran mis compañeros, por la forma que yo veía que estaban en puestos más altos que yo”, cuenta Vallejo, quien se reconoce a sí mismo como moreno.
Según él, vio estancados sus “sueños de hacer las cosas. Así que muy, muy rápido vi y sentí ese techo de cristal y decidí venirme a Estados Unidos”.
De esta experiencia personal nace la Fundación Pigmentocracia, un proyecto en el que ha trabajado desde hace 10 años, cuando llegó a EE.UU., con el que busca trabajar por la correcta representación étnico-racial en medios de comunicación. Y además visibilizar la conversación del racismo en México.
Pigmentocracia
El término pigmentocracia fue acuñado a mediados del siglo XX por el investigador chileno Alejandro Lipschutz, y se refiere a “cómo el color de piel tenía un papel muy importante en determinar cómo se daban esas relaciones de poder” entre personas, explica Vallejo. En otras palabras, cómo el tono de piel puede incidir en el éxito laboral, profesional e incluso emocional de una persona.
En México, este fenómeno se ve reflejado en la Encuesta Nacional sobre Discriminación de 2017 hecha por el Consejo Nacional para la Prevención de la Discriminación (Conapred) y el Instituto de Estadística y Geografía de México (Inegi) y otras dependencias del Estado.
Según esta, en México, “el color de piel está relacionado con la escolaridad”, pues “conforme es más clara la tonalidad de la piel, (el nivel de) escolaridad aumenta”, dice la encuesta.
La encuesta utilizó una escala cromática de 11 diferentes tonalidades de piel, en la que cada encuestado hizo un reconocimiento del tono de su piel. Un porcentaje mayor de quienes tenían tonos de piel más claros (30,4%) tenía educación superior, comparado con quienes se identificaron con “tonos intermedios” (22,7%) y “tonos más oscuros” de piel (16%).
En los tonos de piel más claros hubo un mayor porcentaje de personas contratadas en empleos administrativos y ventas, profesionistas y técnicos y puestos directivos (48,7%), que quienes pertenecían a tonos intermedios (37,3%) y tonos más oscuros de piel (26%), según la encuesta.
Hubo un mayor porcentaje en los trabajos de servicios personales, actividades de apoyo y agropecuario de las personas con piel más oscura (44%), que los de tez intermedia (35%) y tonos más claros de piel (28,4%), según la encuesta.
Los mayores ingresos económicos se concentraron en quienes tenían un color de piel más claro, según el informe Vida y Color de Piel de El Colegio de México, que analiza las cuatro principales encuestas que hay en México para entender el papel que juega el color de piel en la vida de los mexicanos.
“Al igual que con el nivel socioeconómico y el índice de riqueza, en los quintiles más altos de ingreso es mayor la presencia de mexicanos con tez clara”, dice el Colmex.
Emiko Saldívar, profesora de Antropología de la Universidad de California en Santa Bárbara y cofundadora del Colectivo para Eliminar el Racismo en México (Copera), cuyo objetivo es visibilizar el racismo en México, dice que “el color de piel es relativo y contextual”.
“Es decir que una persona puede ser morena en un lugar, morena clara en otro; la ‘güerita’ (blanca) en otro lugar, ‘la negra’ en otro. Y esas variaciones digamos que dependen de ciertos contextos”, dice Saldívar.
¿Racismo o clasismo? Una cuestión emocional
En México por mucho tiempo el tema del racismo ha sido un tabú debido a “la promesa del mestizaje” que viene de la época de la colonización, le dijo a CNN en Español la investigadora Mónica Moreno, doctora en Sociología, profesora en la Universidad de Cambridge y cofundadora de Copera.
“Por mucho tiempo, el tema del racismo era un tabú y la razón no es porque fuéramos muy pudorosos y no quisiéramos [hablar de esto], sino que el proyecto de México, la promesa del mestizaje, la promesa de mejorar la raza, fue una promesa muy importante de movilidad, de aspiración”, dice Moreno, una mexicana de raza negra.
“Esa promesa es que las razas no importan, que no importa tu origen, que si te apuras, que si te casas bien, que si dejas de hablar tu lengua, básicamente, que si te asimilas a esta promesa de nación mestiza, tus posibilidades de avanzar son muy grandes y ese proyecto por mucho tiempo funcionó”.
Para Vallejo, en México no se habló de racismo durante mucho tiempo, por una cuestión emocional porque si bien para muchos lo que hay en México se trata de clasismo, la realidad es que es racismo, porque, dice, la clase se puede cambiar, pero la raza no.
“El clasismo es más fácil de digerir”, dice él. “Decimos bueno, es que es clasismo, porque si trabajas, puedes llegar a donde quieras. En cambio, con el racismo el color de tu piel no lo puedes cambiar y tus rasgos no los puedes cambiar. Tu estatura no la puedes cambiar… entonces ahí hay un bloqueo real”.
México, un racismo “de asimilación”
En Estados Unidos, la conversación sobre el racismo ha cobrado relevancia recientemente debido a la muerte de George Floyd y otras personas negras a manos de policías blancos, que muchos reclaman como racismo y brutalidad policial. Esa conversación sobrepasó fronteras e hizo que México activara estas conversaciones tanto en las calles como en los medios de comunicación.
Según Moreno, en México se ve un “racismo de asimilación”, que es diferente al de EE.UU., que es de segregación, dice ella.
“El racismo norteamericano es un racismo de separación, de segregación. Todavía en los años setenta había estados que penalizaban el matrimonio entre grupos étnicos, raciales. Entonces, ese es el tipo de racismo que todos imaginamos. Un racismo que habla de pureza blanca, de superioridad blanca”, dice Moreno.
En cambio, “el racismo mexicano es racismo de asimilación, donde la condición de poder existir en esta sociedad es que pierdas todas tus características, que te asimilen a la mayoría, en este caso mestiza, ¿no?”, agrega.
El columnista de CNN Rubén Navarrete, que tiene ascendencia mexicana, señaló en un artículo para CNN las divisiones raciales de ese país: “… este es, y siempre ha sido, un país de profundas divisiones. En los 100 años transcurridos desde la Revolución mexicana, una parte de México a menudo ha estado en guerra con otra: urbana versus rural, rica versus pobre y, sí, de piel oscura versus de piel clara”.
Navarrete señalaba los avances en infraestructura del país de 120 millones de personas, los rascacielos, los ingresos multimillonarios por gas y petróleo, así como la gran cantidad de dinero que ingresa al país por las remesas de mexicanos en el extranjero, pero señalaba: “¿De qué sirve todo eso cuando solo un pequeño número de la población puede alcanzar su máximo potencial? El prejuicio mata el progreso”.
El racismo en los medios de comunicación
Con el movimiento antirracista en Estados Unidos, la conversación sobre racismo en México ha tomado un nuevo impulso, coinciden Moreno y Vallejo.
Y en este contexto, la organización RacismoMX, que busca visibilizar el racismo y abrir la conversación sobre este tema en México, organizó un foro llamado “El racismo no es un chiste” para hablar del papel de los medios de comunicación en cómo retratan a la sociedad mexicana.
“En el caso de México, los medios de comunicación en los últimos 30 o 40 años se han convertido en unos de los principales reproductores del racismo”, dijo Federico Navarrete, doctor en Estudios Mesoamericanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, que participó en el foro.
“Si vemos las pantallas mexicanas casi hay ciertas personas con un cierto genotipo más bien tipo blanco europeo y no aparecen las personas con piel morena, más que en los anuncios del Gobierno como receptores de ayuda social o en ciertos papeles cómicos altamente denigratorios”, dice Navarrete.
“Históricamente no ha habido locutores, no ha habido estrellas, hasta Yalitza (Aparicio, protagonista de ‘Roma’, de Cuarón)”, que según él, fue sometida a un “racismo vergonzoso”.
El actor mexicano Tenoch Huerta, quien ha sido un abanderado contra el racismo, ha pedido que se pase de “la comedia fácil, donde se denigra y se racializa un grupo para hacer reír a otros”.
“No va así la comedia, no debe de ser así la comedia. Ya estamos en el 2020 y tenemos que dar un paso más allá porque para eso nos pagan… y revolucionar un poco la cabeza para empezar a contar otro tipo de chistes y hablar desde otro lado”, dijo en la organización RacismoMX.
Vallejo, de Pigmentocracia, señala que el racismo, también se ve en los comentarios diarios que son “aparentemente inofensivos”, pero que “son la piedra angular de la autoestima de una persona”.
“El racismo es cuando me decían no salgas al sol porque te vas a poner más negra, o es ‘Cásate con un güerito’ (una persona blanca) para mejorar la raza, o es ‘ese vestido no te queda bien porque estás muy prieta’, etcétera”.
“Y la autoestima juega un papel muy importante en hasta dónde va a llegar una persona que quiera hacer en la vida”, dijo.
Así que es importante cambiar el discurso, como dice Huerta, y que las personas se den cuenta de que “están viviendo en un sistema racista y que estos prejuicios —que lo blanco es bueno y lo moreno es malo— están ahí metidos en nuestro subconsciente”.
“Hay que dejarlos a un lado”, puntualiza Vallejo, mientras señala que en México hay mucho por hacer.