CNNE 857410 - 200630133336-01-biden-0630-super-169

Nota del editor: Lincoln Mitchell enseña en el departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia. Su libro más reciente es “San Francisco Year Zero: Political Upheaval Punk Rock and a Third Place Baseball Team”. (Rutgers University Press, 2019) Síganlo en Twitter @LincolnMitchell. Las opiniones expresadas aquí son suyas. Lea más opinión en CNN.

(CNN) – Joe Biden mostró este martes a los votantes estadounidenses que es un político inteligente. El presunto candidato presidencial demócrata, de pie frente a una bandera estadounidense, pronunció un discurso demostrando una vez que, si bien puede que no sea un orador inspirador, sabe cómo tocar todas las notas correctas.

Biden reconoció el terrible impacto que covid-19 ha tenido en Estados Unidos, expresó empatía por aquellos que perdieron familiares o amigos, se burló de Donald Trump, “nuestro presidente en tiempos de guerra que ha dejado el campo de batalla” y “pone todo en términos de él” en su negativa a usar una mascarilla. “El presidente habla sobre la masculinidad y la fortaleza, y no necesita la máscarilla”.

El exvicepresidente pasó a acusar al actual presidente de incumplimiento del deber por su falta de respuesta a los informes de inteligencia de que Moscú estaba ofreciendo recompensas a los talibanes por matar a soldados de la coalición estadounidense y otros en Afganistán.

Este no fue el tipo de retórica que los demócratas han visto desde el presidente Barack Obama o, para una generación anterior, el exgobernador de Nueva York, Mario Cuomo, pero fue sólido. No un jonrón, sino un sencillo en el medio. Destacó las fortalezas centrales de Biden, mostrando las décadas de experiencia que le permitieron ganar rápidamente el apoyo de sus antiguos rivales demócratas después de que abandonaran la carrera en febrero y marzo.

Su discurso del martes lo mostró al ofrecer ideas prácticas, incluso de sentido común, sobre el virus a un país que parece querer un liderazgo útil en este momento difícil. “Use una mascarilla. No se trata solo de usted. Se trata de su familia. Se trata de sus vecinos. Se trata de sus colegas. Se trata de mantener a otras personas seguras”, no es exactamente churchilliano, pero es un buen consejo en este momento.

Otro activo político importante de Biden que se encontró en el discurso fue su temperamento. Puede que no sea el orador más dinámico o el pensador de políticas más innovador, pero a muchos estadounidenses, con razón, les parece básicamente un hombre decente y moderado. Esto no solo proporciona, hasta el momento, un contraste ganador con Trump, sino que también ayuda a inocular a Biden contra futuros ataques de puntos de vista extremistas.

En una entrevista reciente con Sean Hannity de Fox News, el propio Trump reconoció que “no creo que Biden sea la izquierda radical”. El temperamento esencialmente moderado de Biden fue evidente a lo largo de su discurso de Wilmington, pero particularmente en sus comentarios sobre por qué el gobierno debe proteger las estatuas de figuras históricas como George Washington y Thomas Jefferson.

Estas habilidades han contribuido al liderazgo que Biden ha abierto contra Trump en casi todas las encuestas recientes. Si la campaña continúa así, es muy probable que ayuden a llevar a Biden a la Casa Blanca. Esta es una buena noticia para los demócratas y otros que desean ver que la era de Trump termine en enero. La mala noticia para los demócratas es que las elecciones aún están a poco más de cuatro meses y una campaña inteligente de Trump podría cambiar esto.

Para Trump, la estrategia en sí no es tan complicada. Como cualquier consultor político probablemente le diría, la forma más rápida de cambiar su campaña sería hacer menos campaña dirigida a su base y enfocarse más en aquellos votantes que aún no se han decidido o solo están comprometidos con Biden. Esto es obvio, pero el fracaso de Trump en hacer esto es extraordinario. Los tuits, declaraciones públicas y respuestas de Trump a todo, desde la pandemia de covid-19 hasta los disturbios raciales, parecen diseñados para entusiasmar al 40% que dice que lo apoya en lugar de aumentar ese número hasta el 50%.

Tome la reciente manifestación de Trump en Tulsa. Si bien se hizo mucho en los medios de comunicación sobre la escasa participación en la manifestación, la pregunta más importante, el propósito de la manifestación, se ignoró en su mayoría. Las manifestaciones políticas, en particular las de Trump, hablan casi por completo con los comprometidos, por lo que incluso si la manifestación hubiera tenido una buena asistencia, habría logrado poco más que destacar la popularidad duradera de Trump con sus partidarios acérrimos.

Los estrategas de Trump podrían decirle que sería aconsejable no hacer más manifestaciones por un tiempo y, en cambio, tratar de presentarse como un presidente que trabaja duro en un momento difícil. Eso liberaría a su equipo de campaña para centrarse en las comunicaciones a través de la televisión, las redes sociales, el correo directo y otros medios dirigidos a grupos específicos de votantes indecisos. Anuncios y mensajes destinados a persuadir a los votantes de que Trump era un buen administrador de la economía anterior a covid-19, que podía ayudar a Estados Unidos a recuperarse después de que se descubriera una vacuna, que su reforma fiscal puso dinero en manos de los estadounidenses o que ha fortalecido al Ejército de Estados Unidos, son más propensos a ganarse a los votantes indecisos que otro mitín en el que el presidente se vea como, lo que se podría describir caritativamente, fuera de mensaje.

Pero hay poca evidencia de que Trump tenga la capacidad para este tipo de campaña. Trump siempre parece estar en el centro de cada historia. Constantemente hace comentarios y envía tuits que se convierten en noticias perjudiciales y no ha demostrado una capacidad real para hablar con fluidez sobre cualquier tema, con la posible excepción del mercado de valores. Por lo general, responde a las noticias que no le gustan con incredulidad y enojo con quien sea que las tenga y despidiendo a los asesores que se atreven a estar en desacuerdo con él. Esto es evidente en sus ataques personales a los periodistas y sus medios de comunicación e incluso en comentarios recientes sobre Fox News, una red que generalmente es amigable con el presidente, cuando informó encuestas que muestran a Trump detrás de Biden, así como en el trato despectivo de Trump contra miembros poderosos de la administración como James Mattis y Rex Tillerson. (Biden, por el contrario, puso empeño al ser cálido y amable con los periodistas que lo interrogaron el martes.)

Las características de Trump que, a pesar de la retracción ocasional de un retuit imprudente, parecen inmutables, por lo que es poco probable que siga un simple consejo de campaña. Y eso puede permitir que el temperamento y las habilidades políticas de Biden lo lleven a la cima en noviembre.