Nota del editor: Rocío Vélez es una abogada con más de 15 años de experiencia en mercadeo internacional, desarrollo empresarial y defensora de asuntos ambientales. Es estratega republicana y graduada de la Pontificia Universidad de Puerto Rico con un postgrado en Ciencias de la Historia y Política de la Universidad Point Park de Pittsburgh. Las opiniones expresadas en este comentario son solo suyas. Ver más artículos de opinión en CNNe.com/opinion.
(CNN Español) – Estamos a solo días de que se agoten los fondos de asistencia por concepto de seguro de desempleo en Estados Unidos. Según las cifras más recientes del Departamento de estadísticas laborales, la desocupación bajó al 11,1% y hay, aproximadamente, unas 17,8 millones de personas que solicitan el subsidio.
La administración del presidente Donald Trump aún no ha delineado el plan a seguir para el próximo plan de estímulo que, sin dudas, hará falta para contrarrestar los duros golpes que ha recibido la población más necesitada. Lo único que han mencionado es una reducción a la tasa de impuestos por ganancias y una deducción a los impuestos salariales. Y no es que del otro lado de la moneda se esté proponiendo nada mejor, ya que los líderes de la Cámara de representantes ni del Senado han desarrollado un mensaje claro de lo que se proponen legislar. En medio de ello se fueron de receso y, a estas alturas, no se sabe si al regreso, vienen con propuestas de otro proyecto de estímulo que incluya dicho paquete.
El plan de estímulo que pasó por el Congreso solo pudo poner un parche que -en su gran mayoría- solo ha logrado proveer asistencia a grandes empresas o donantes políticos, pero la ayuda directa a la población más necesitada no llegó a todos. Una simple asistencia de seguro médico de emergencia en medio de la pandemia y la asistencia directa a los gobiernos locales y estatales no se ha planteado siquiera.
En medio de toda la incertidumbre que nos rodea, lo menos que podemos esperar de nuestros líderes son palabras alentadoras y recomendaciones de simples acciones que individualmente nos brinden calma durante la tormenta. El presidente Trump ha fracasado en elaborar un mensaje coherente de seguridad durante esta pandemia, que vaya a tono con las recomendaciones de los profesionales de la salud. El simple uso de la mascarilla o su uso apropiado en público. Aunque cabe resaltar que, sin duda alguna, las directrices de los CDC sobre esto fueron confusas desde el principio, ya que los expertos en marzo no la recomendaban y un mes más tarde, era esencial que la usáramos.
Pero el presidente se ha dedicado a enviar mensajes triviales, incoherentes y su enfoque es atacar a su oponente, Joe Biden, de ser socialista o de extrema izquierda. Joe Biden tiene muchísimas debilidades, pero el ser un candidato de visiones extremistas no es una de ellas. El resultado de todas estas acciones ha sido una baja sustancial en las encuestas en todo el país. La encuesta más reciente de Quinnipiac le da una ventaja de 15 puntos porcentuales a Biden sobre Trump.
Este es un golpe autoinfligido, ya que para un presidente que se postula para otro período, lo más importante es resaltar sus logros en el primero y cuáles serán sus prioridades y la ruta en la que quiere llevar a la nación en los siguientes cuatro años. Trump ha tenido que hacer un cambio radical en su equipo de campaña y eso puede ayudar un poco, pero el enfoque principal de Trump, como candidato, tiene que ser lograr coherencia en su mensaje y en su plataforma, y desarrollar ese mensaje en anuncios, redes sociales y eventos de campaña.
La realidad es que, si las elecciones presidenciales fueran la próxima semana, Trump perdería en grande. Es importante reconocer que hay que hacer cambios, pero más importante es reconocer que en el manejo de esta crisis de salud no hubo liderazgo, que la economía no está bien y que el presidente Trump no puede seguir repitiendo la misma retórica con números de reclamos por seguro de desempleo. Esos números no se han reducido y un porcentaje alto de personas no ha podido pagar su hipoteca o el alquiler de su vivienda.
Es tiempo de hablar de planes reales con visión de progreso, de un plan de estímulo económico que llegue a quienes lo necesitan y no a los bolsillos de Wall Street, y de reconocer el mal manejo de la pandemia. Un paquete de medidas de asistencia económica a los estados y gobiernos locales en áreas de salud, para que puedan atender los brotes de coronavirus, y de recuperación económica para pequeños y medianos negocios. Estamos a pocos meses de las elecciones y hay tiempo de corregir errores y ser proactivos en estrategias electorales. De lo contrario, el presidente se apresta a sufrir una derrota electoral masiva provocada solamente por la persona a quien él más admira.