(CNN Español) – Oficinas vacías, conexiones hogareñas a Internet muy utilizadas y una cuarentena que propició el “home office”. De este modo, las restricciones impuestas para enfrentar la pandemia potenciaron el debate por la regulación del trabajo a distancia y el Congreso de Argentina aprobó la ley de teletrabajo.
El proyecto obtuvo consenso sobre su visión de futuro pero su letra chica generó críticas. Por un lado, el oficialismo defendió la iniciativa al catalogarla como una ampliación de derechos aunque, por otro, la oposición advirtió que ciertos puntos pueden resultar contraproducentes. Las cámaras empresariales, como el Instituto para el Desarrollo Empresarial de Argentina (IDEA), también manifestaron su preocupación. De hecho, la líder de la Red de Abogados de IDEA, Brenda Puig, dijo a CNN que “el peligro de esta ley, que es mala, es que genere un desincentivo para la modalidad del teletrabajo”.
La provisión de elementos de trabajo de hardware y software, y la compensación de gastos por exceso de uso de conectividad son dos puntos en los que ambas partes coincidieron. Sin embargo, tres artículos de la ley despertaron rechazo entre opositores y empresarios.
La normativa aprobada establece que el teletrabajador gozará del derecho a la desconexión digital. Esto significa que la persona contratada no será contactada fuera de su horario laboral previamente acordado. La senadora del Frente de Todos, Ana Claudia Almirón, celebró esta iniciativa ya que “es una que protege al trabajador”. Sin embargo, Puig señaló que “bloquear los sistemas fuera de tu hora de trabajo es casi infantil”. Para la representante de IDEA, la desconexión digital fijada en ciertos horarios atenta contra la supuesta flexibilidad que ofrece el teletrabajo. “Hay que limitar las horas de la jornada de trabajo pero la forma que encontraron es malísima”, añadió. Por su parte, la senadora opositora de Juntos por el Cambio, Gladys González, expresó durante la sesión que “recibir una comunicación fuera del horario pactado no significa que el trabajador deba realizar la tarea en ese momento”.
Un segundo punto cuestionado fue el de las tareas de cuidado. Según la ley, los teletrabajadores que acrediten tener a su cargo personas menores de 13 años, discapacitados o adultos mayores que requieran atención específica tendrán derecho a horarios compatibles con las tareas de cuidado a su cargo y/o interrumpir la jornada. “Es un derecho muy necesario que implica cumplir con las obligaciones del trabajo y con las de cuidar a hijos o padres mayores”, defendió la senadora Almirón. En sentido contrario, Puig afirmó que este artículo de la ley “puede generar un sesgo a la hora de contratar” ya que empleadores preferirían buscar a personas que no tengan a nadie a su cargo.
El tercer punto cuestionado es el de la reversibilidad. Este último posibilita al teletrabajador a pasar a la modalidad presencial en cualquier momento de la relación laboral. La senadora González opinó que dicho artículo no debiera fijar que “en cualquier momento” puede efectuarse la reversibilidad sino con un “aviso previo de 30 días para que el empleador propicie las condiciones de trabajo”. Puig añadió que este artículo “genera un desbalance entre los derechos del trabajador y las facultades de organización de la tarea que corresponden al empleador”.
La regulación del teletrabajo se convirtió en ley este jueves tras una votación en el Senado en la que obtuvo 40 votos afirmativos contra 30 negativos. Previamente, la Cámara de Diputados la aprobó por 214 votos, solo 1 voto en contra y 29 abstenciones. La nueva ley establece en su texto que entrará en vigencia 90 días después de que finalice el aislamiento social, preventivo y obligatorio.