(CNN) – ¿Qué es lo primero por lo que deberías preocuparte cuando miras el empaque de tu comida rápida o tu pedido para llevar?
No, no es el coronavirus: la ciencia nos asegura que el riesgo de contraer covid-19 de esa manera es minúsculo.
Preocúpate, en cambio, por los químicos tóxicos que cubren los envoltorios de tu hamburguesa de comida rápida o el recipiente de fibra moldeada lleno de ensalada o verduras, dice un nuevo informe de los grupos de defensa ambiental Toxic-Free Future y Mind the Store. Es una campaña dirigida por Safer Chemicals, Healthy Families para alentar a los fabricantes a evitar productos químicos tóxicos en los productos.
El informe, titulado “Empaquetado en contaminación: ¿Están usando las cadenas alimentarias PFAS en el empaque?”, fue publicado el jueves.
Las pruebas realizadas por los grupos revelaron la existencia de sustancias tóxicas PFAS (productos químicos de perfluoroalquilo y polifluoroalquilo hechos por el hombre) en el empaque de las “Whopper”, nuggets de pollo y galletas de Burger King; en las bolsas de papel de Wendy’s; y en envoltorios de McDonald’s de las “Big Mac”, papas fritas y galletas.
“Como la cadena de comida rápida más grande del mundo, McDonald’s tiene la responsabilidad con sus clientes de mantenerlos a salvo. Estas sustancias químicas peligrosas no deben estar en empaques de alimentos. Yo, por mi parte, NO lo estoy ‘amando’”, dijo en un comunicado Mike Schade, director de campaña de Mind the Store, haciendo referencia al slogan de McDonald’s I’m lovin it.
Además, los recipientes de fibra moldeada catalogados como “amigables con el medio ambiente” vendidos por la cadena de comida mediterránea Cava, la franquicia de restaurantes canadienses Freshii y la cadena de ensaladas rápidas Sweetgreen obtuvieron resultados extremadamente altos de PFAS, según el informe.
De hecho, los envases de fibra de papel mostraron los niveles más altos de cualquier empaque probado.
“Amigable ecológicamente no significa amigable con la salud humana. Esas son dos consideraciones diferentes”, dijo el Dr. Leonardo Trasande, jefe de Pediatría Ambiental de NYU Langone, quien no participó en el estudio. “Este ejemplo en el informe realmente nos lo hace entender con claridad”, agregó.
Sin embargo, no todos los envoltorios probados contenían estos químicos peligrosos. El informe encontró que los recipientes de cartón para papas fritas y trozos de pollo frito vendidos en las tres cadenas de hamburguesas estaban debajo del nivel de detección.
“Esta es una demostración muy clara de que los químicos que están presentes en nuestros envases de alimentos no tienen que estarlo”, dijo la microbióloga Linda Birnbaum, exdirectora del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental y el Programa Nacional de Toxicología.
“En otras palabras, puedes hacer cosas que no tienen que tener esto”, dijo Birnbaum, quien no participó en el informe.
Hoy, Cava anunció que eliminará los PFAS de sus envases de alimentos para mediados de 2021, mientras que Sweetgreen anunció en marzo que eliminaría los productos químicos para fin de año. Freshii le dijo a CNN que estaba haciendo la transición hacia dos tamaños de cuencos de pulpa sin PFAS para principios de 2021.
McDonald’s Corporation envió la siguiente declaración: “Hemos eliminado importantes subconjuntos de PFAS de los empaques de alimentos de McDonald’s en todo el mundo. Sabemos que se debe hacer más progreso en toda la industria y estamos explorando oportunidades con nuestros socios proveedores para ir más allá”.
CNN contactó a las otras dos compañías, pero no recibió una respuesta antes de la fecha límite de publicación.
¿Qué son los PFAS?
Los productos químicos PFAS están formados por una cadena de átomos de carbono y flúor unidos, que no se degradan en el medio ambiente.
“De hecho, los científicos no pueden estimar una vida media ambiental para los PFAS, que es la cantidad de tiempo que tarda el 50% de la sustancia química en desaparecer”, según el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental.
Si bien dos de los PFAS más extendidos – el ácido perfluorooctanoico de cadena de 8 carbonos (PFOA) y el sulfonato de perfluorooctano (PFOS)– se eliminaron de los productos de consumo en Estados Unidos a principios de la década del 2000, la industria ha generado muchos más: más de 4.700 tipos de PFAS existían en 2018, un número que aumenta a medida que la industria inventa nuevas formas.
Los químicos PFAS se utilizan en todo tipo de productos que usamos: utensilios de cocina antiadherentes, batas y cortinas quirúrgicas resistentes a infecciones, teléfonos celulares, semiconductores, aviones comerciales y vehículos de bajas emisiones.
Los químicos también se utilizan para hacer que las alfombras, ropa, muebles y envases de alimentos sean resistentes a las manchas, el agua y el daño por la grasa. Los alimentos que contienen mucha grasa, como hamburguesas, papas fritas y galletas, son grandes candidatos para envoltorios hechos con PFAS.
“Tal vez eso es algo en lo que todos los consumidores debemos pensar”, dijo Birnbaum. “¿Es más importante tener envoltorios con PFAS en nuestra comida para prevenir que la grasa penetre? ¿O simplemente aceptamos eso como algo que tenemos que manejar?”, explicó.
Los químicos PFAS en envoltorios y contenedores de alimentos son parte de la generación más nueva, hecha con cadenas de 4 o 6 carbonos para reemplazar las versiones rechazadas de PFOA de 8 carbonos y PFOS.
Sin embargo, las formas más nuevas parecen tener muchos de los efectos peligrosos para la salud que las versiones anteriores, dicen los expertos, dejando a los consumidores y al medio ambiente aún en riesgo.
“Así que fueron hacia cadenas más cortas de carbonos, y los estudias, y hacen casi lo mismo”, dijo Birnbaum. “¿Por qué pensaríamos que puedes hacer un cambio muy pequeño en una molécula que estás fabricando y que el cuerpo no reaccionaría de la misma manera?”, se preguntó.
Los estudios también muestran que los químicos PFAS más nuevos pueden migrar a los alimentos más fácilmente que las formas más antiguas.
“Este es un patrón de lo que ha estado sucediendo”, agregó Birnbaum. “Algunas personas lo llaman el problema ‘Wack-a-Mole’, otros lo llaman la cinta transportadora química. Realmente no requerimos pruebas de seguridad adecuadas antes de que las cosas lleguen al mercado”, dijo.
También es difícil poder hacer un seguimiento de las sustancias en este ritmo, agregó Trasande.
“No quiere decir que no haya otros en camino que puedan tener el mismo tipo de problemas”, dijo. “Porque innovamos nuestras estructuras químicas y eso puede ayudar a superar la laguna regulatoria de la Administración de Medicinas y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglos en inglés) y conseguir la usabilidad para el contacto con alimentos”.
Peligros para la salud de los químicos PFAS
Existe una amplia evidencia del daño que las sustancias PFAS pueden causar al cuerpo, así como al medio ambiente. La investigación en la última década ha encontrado que la exposición al PFAS se asocia con daño hepático, trastornos inmunes, cáncer y alteraciones endocrinas, lo que significa que imitan o interfieren con los procesos hormonales naturales del cuerpo.
Los disruptores endocrinos –como los pesticidas infames DDT y dioxina, los aditivos plásticos Bisfenol A (BPA) y los ftalatos– se unen a los químicos PFAS en su vínculo con problemas de desarrollo, reproductivos, cerebrales, inmunes y otros, según el Instituto Nacional de Ciencias Ambientales.
Una revisión importante publicada en la revista Lancet Diabetes and Endocrinology el mes pasado enumera los estudios que relacionan los químicos disruptores endocrinos con daño al semen y cáncer de próstata en hombres, cáncer de mama, síndrome de ovario poliquístico y endometriosis en mujeres, obesidad infantil y adulta y más.
Se han detectado PFAS en la sangre del 97% de los estadounidenses, según un informe de 2015 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
El envase continúa dañando el medio ambiente y la salud humana después de ser desechado, contaminando el agua potable, los alimentos y el aire. Incluso si una persona evita los químicos PFAS en su propio hogar, la evidencia muestra que estos químicos aún entran al medio ambiente, dicen los expertos, donde pueden encontrar su manera de llegar a las personas.
Muchos más ejemplos
Este no es el primer informe que encuentra estos productos químicos en nuestros envases de alimentos.
Un estudio de 2017 examinó 400 muestras de envoltorios de alimentos, envases de cartón y envases de bebidas de restaurantes de comida rápida en todo Estados Unidos. Los vasos de papel no tenían contaminación, pero el 56% de los envoltorios de postres y pan, el 38% de los envoltorios de sándwiches y hamburguesas y el 20% de los envoltorios de cartón (el tipo utilizado para contener papas fritas, por ejemplo) contenían niveles detectables de productos químicos PFAS.
Más de un tercio de las muestras analizadas revelaron niveles muy superiores a lo que se considera aceptable, encontró el estudio.
A fines de 2018, Safer Chemicals Healthy Families y Toxic-Free Future publicaron un informe titulado “Tóxicos para llevar: químicos PFAS en envoltorios de alimentos”, en el que encontraron evidencia de químicos PFAS en casi dos tercios de los recipientes de papel para llevar, como los que se usan en los buffets de autoservicio de ensaladas y las barras calientes.
En respuesta, Whole Foods se convirtió en la primera cadena de supermercados en América del Norte en comprometerse públicamente a eliminar los químicos PFAS de los contenedores de comida para llevar y del papel de los deli y las panaderías. Otras marcas como Trader Joe’s, Panera Bread y Ahold Delhaize han logrado avances, pero el último ranking de minoristas de Mind the Store todavía le da a 18 minoristas una “F”, incluidos los gigantes Burger King, McDonald’s, Popeyes, Publix, Starbucks y Subway.
“La razón principal por la que ha ido lento no es la falta de esfuerzo de estas organizaciones sin fines de lucro o la falta de preocupación de los consumidores, sino porque la FDA no exige que se prueben estos productos sistemáticamente”, dijo Trasande.
“Llegan al mercado sin el tipo de pruebas de toxicología y pruebas previas a la comercialización de seguridad que realmente necesitamos”, explicó.
El poder del bolsillo
¿Qué se puede hacer? Resulta que los consumidores tienen mucha influencia cuando se trata de votar con sus bolsillos.
“Cuando el consumidor rechaza, hace la diferencia”, dijo Birnbaum. “Por ejemplo, Home Depot anunció el año pasado que ya no iban a vender alfombras resistentes a las manchas porque estaban siendo rechazadas por los compradores”, explicó.
“Lo mismo ocurrió con los retardantes de llamas en los colchones hace unos 10 o 15 años, cuando la gente decía ‘no quiero encontrar retardantes de llama en mi colchón’”, agregó. “Y la razón por la cual la FDA finalmente prohibió el BPA de los biberones y los vasos antiderrame fue porque las nuevas madres decían ‘no quiero BPA cerca de mi bebé’ y se negaban a comprar cosas que lo tuvieran”.
Trasande está de acuerdo: “Los pocos datos que se han publicado han provocado un cambio relativamente rápido. Recuerdo cuando apareció uno de los informes sobre dos cadenas de supermercados con sus envases de comida estilo buffet. Y, literalmente, semanas después en Instagram y Facebook anunciaron habían cambiado sus materiales por unos libres de PFAS”.
“Sabemos que las empresas responden a las preocupaciones de los consumidores porque están vinculadas con el margen de ganancias y la participación en el mercado”, dijo Trasande.
Los estados han estado en la primera línea de presión para el cambio. Los estados de Washington y Maine, y las ciudades de Berkley y San Francisco, prohibieron el PFAS en envases de alimentos de papel hace unos años. Nueva York está en proceso de prohibirlo este año. Dos representantes del Congreso introdujeron la “Ley para Mantener los Contenedores de Alimentos a salvo de PFAS” el año pasado, pero no se han tomado medidas.
La semana pasada, la FDA anunció un acuerdo voluntario con tres fabricantes de papel, diciendo que comenzarán a eliminar algunos químicos sintéticos usados en materiales de embalaje de alimentos en los próximos tres a cinco años. La FDA también señaló que en 2019 un cuarto fabricante suspendió sus ventas de ciertos productos con PFAS en el mercado estadounidense.
Estos movimientos llegan después de un análisis de la FDA de principios de este año que mostró que ciertos químicos PFAS utilizados en el empaque de alimentos se podían encontrar en el agua potable y un hallazgo del año pasado de que los químicos eran persistentes en las dietas humanas.
Se necesita hacer más, dicen los expertos, lo que requiere educar al público sobre los peligros de los químicos PFAS para la salud humana y el medio ambiente.
“No creo que las personas quieran necesariamente químicos en sus alimentos que van a entrar en su cuerpo y que tal vez causen efectos en la salud o duren mucho, mucho tiempo en el medio ambiente”, dijo Birnbaum. “Pero no creo que la gente lo sepa”, aseguró.
Nadia Kounag de CNN contribuyó a este informe.