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Nota del editor: Sally Goza, MD, FAAP, es la presidenta de la Academia Estadounidense de Pediatría. Las opiniones expresadas en este comentario son propias. Ver más opinión en CNN.

(CNN) – Si bien todavía hay mucho que no sabemos sobre el covid-19, han surgido algunas verdades básicas sobre cómo frenar su propagación: con distanciamiento social, uso de máscaras, lavado constante de manos, desinfección de superficies compartidas, limitación de grandes multitudes y pasando más tiempo al aire libre que en espacios cerrados cuando se está con otras personas.

Los niños y los padres que actualmente languidecen en los centros federales de detención de inmigrantes no pueden seguir estos protocolos porque están confinados en condiciones que exacerban la posible propagación del virus. Comparten lugares para dormir, comen en cafeterías comunitarias, usan baños múltiples y carecen de acceso frecuente a estaciones de lavado de manos y de artículos de limpieza. La falta de atención médica adecuada para los niños en estas instalaciones ha sido bien documentada. Incluso antes de la pandemia de covid-19, los médicos informaron haber visto niños detenidos que sufrían infecciones de la piel, forúnculos y deshidratación.

A partir del 27 de julio, hay una orden judicial que dice que los niños deben ser liberados en entornos más seguros, donde puedan estar mejor protegidos contra el covid-19. Los padres de estos niños, sin embargo, actualmente no tienen la misma protección.

Debido a que un tribunal no ha dictaminado que los padres deben ser liberados junto con sus hijos, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) aparentemente ha decidido mantener a las familias encerradas en condiciones inseguras o pedirles a los padres que se separen de sus hijos. Ninguna de estas opciones es aceptable.

Si esto le suena familiar, es porque lo hemos visto antes: cuando la administración de Trump promulgó su Política de Tolerancia Cero en 2018 a través de la cual separó por la fuerza a los padres inmigrantes de sus hijos en la frontera sur de EE.UU., en un intento cobarde y sin éxito para disuadir a las familias de solicitar asilo en el país.

Pero no tiene por qué ser así. Nada impide que ICE permita que los padres sean liberados junto a sus hijos en este momento. ICE tiene la autoridad de liberarlos por razones humanitarias. Con la pandemia de covid-19 en todas partes del país, incluidos los centros de detención y sus comunidades circundantes, la opción humanitaria sería liberar a los padres con sus hijos.

Este es un mensaje que hemos compartido con ICE en cartas recientes, incluido uno firmado por numerosos grupos de proveedores de servicios médicos y de salud mental: obligar a los padres a separarse de sus hijos es dañino, pone a los niños en riesgo de salud física y mental de por vida. Mantener a las familias detenidas en las instalaciones de ICE pone en riesgo su salud y su seguridad, especialmente durante la pandemia en curso. Ni separar ni detener a las familias es una opción aceptable, dijeron -juntos- estos grupos.

Esta es una verdad básica, simple y llana, tal como los protocolos básicos que hay que seguir para frenar la propagación del covid-19. La evidencia es clara. Como pediatra reconozco que tanto la detención como la separación familiar son perjudiciales para la salud de los niños. Los niños nunca deben ser sometidos a estas prácticas. Especialmente en el contexto de una pandemia mundial de salud.

Lo más importante es que no hay nada que se interponga en el camino de nuestro gobierno federal para hacer lo correcto con estas familias. Los niños y los padres deben ser liberados en las comunidades y deben ser liberados juntos. El momento de actuar es ahora.