(CNN Business) –– Los selectores de acciones individuales como Warren Buffett parecen cada vez más dinosaurios en un mercado impulsado por inversores que están comprando fondos pasivos negociados en bolsa que simplemente poseen las acciones más grandes.
Los inversores acuden cada vez más a fondos cotizados, o ETF por sus siglas en inglés, como SPDR S&P 500 e Invesco QQQ, que tienen una fuerte concentración en unas cuantas empresas de tecnología. Pero ¿prepara eso el terreno para la decepción de los usuarios en Robinhood?
Algunos expertos tienen un nerviosismo creciente por el hecho de que Apple, Microsoft , Amazon, el propietario de Google Alphabet y Facebook ––las cinco acciones más grandes del S&P 500––, sean ahora tan dominantes.
Los inversores que compran fondos ETF a ciegas porque creen que resultan menos riesgosos que tener acciones individuales podrían enfrentar una dura realidad.
“El extraordinario desempeño de algunas grandes empresas de tecnología ha preocupado a algunos por la concentración del mercado”, indicó Mark Hackett, jefe de investigación de inversiones de Nationwide, en un informe de este mes.
La ruina tecnológica podría acabar con el mercado en general
Hackett destacó que el Nasdaq, hogar de muchas grandes empresas tecnológicas, cotiza ahora a su valoración más alta (basada en el precio y las ganancias esperadas para el próximo año) desde justo después que ocurriera el estallido de la gran burbuja tecnológica de las puntocom en 2000.
Eso “hace que el mercado sea susceptible a un contratiempo en el sector de la tecnología”, agregó Hackett. Los inversores podrían verse obligados a vender los mejores ETF si alguna de las principales empresas tecnológicas tiene tropiezos.
Los fondos administrados de manera más activa, a cargo de selectores de acciones profesionales como Buffett, tienden a poseer una combinación más diversificada de empresas en sus carteras. Eso ayuda a limitar las posibilidades de perder mucho dinero cuando un sector en particular se arruina.
Los veteranos en el mercado ––quienes recuerdan de primera mano cómo el Nasdaq se desplomó más del 50% desde su pico de 2000 en cuestión de meses–– empiezan a ver espeluznantes retrospectivas de hace dos décadas.
“Claramente hay muchas similitudes entre la dinámica del mercado a finales de los 90 y la dinámica actual. Y, para aquellos de nosotros que vivimos el estallido de la burbuja tecnológica, eso es desconcertante”, señaló Tom Essaye, editor del boletín de inversión de The Sevens Report.
El oro y los bonos también son espumosos
La avalancha por los ETF pasivos también parece tener un impacto en otros activos como el oro, lo que podría generar una carrera bajista para el metal ahora que ha subido a máximos históricos.
Muchos inversores se han expuesto al oro a través del popular ETF SPDR Gold Shares (GLD), así como de los fondos pasivos que poseen tanto las materias primas como las acciones mineras de oro.
“La propiedad pasiva masiva de oro ETF puede introducir un período de exuberancia irracional”, según Cam Harvey, socio y asesor principal de Research Affiliates y profesor de finanzas en la Escuela de Negocios Fuqua de la Universidad de Duke.
El auge de la inversión pasiva incluso está elevando los precios en el mercado de bonos, que suele ser más serio.
“Creemos que los inversores de renta fija prudentes tendrán que depender mucho más de carteras que pueden ser tanto dinámicas como activas… ya que las asignaciones pasivas parecen más vulnerables a los impactos de lo que han sido en años”, indicó Daniel Janis, gerente de cartera de Manulife Investment Management, en un informe el mes pasado.
Janis agregó que el mercado de bonos corporativos en especial es mucho más riesgoso ahora, principalmente porque las empresas con finanzas más débiles han podido endeudarse en exceso gracias a que la Reserva Federal y otros bancos centrales de todo el mundo mantienen las tasas tan bajas.
“En parte debido al fácil acceso a financiamiento barato, las empresas de menor calidad se han convertido en segmentos del mercado cada vez más grandes”, dijo Janis.
Eso podría ser una mala noticia si hay una ola repentina de rebajas crediticias para las empresas más riesgosas. Janis advierte sobre “un efecto dominó poco atractivo”, ya que muchos fondos de bonos deberían venderse una vez que las cosas comiencen a desmoronarse.
“La venta forzada conduciría a una mayor erosión de los precios y, como suele ser el caso… esas caídas de precios desencadenarían oleadas de reembolsos. Los administradores de activos se verían obligados a recaudar efectivo para cubrir los reembolsos, y el ciclo continúa”, explicó Janis.