Nota del editor: Martin Kulldorff es profesor en la Escuela de Medicina de Harvard. Estudia los brotes de enfermedades infecciosas y la seguridad de vacunas. En Twitter se le puede seguir en @MartinKulldorff. Las opiniones expresadas en esta columna son del autor. Ver más opiniones en cnne.com/opinion.
(CNN Español) – Hay discusiones apasionadas y acaloradas sobre la sabiduría de abrir escuelas en este otoño boreal. Y, como lo he mencionado en otros articulos, la politización de las posiciones sobre cómo reaccionar a esta pandemia no ayuda en nada. La siguiente pregunta fundamental para EE.UU. es: ¿Es seguro abrir las escuelas en medio de una pandemia? Para contribuir con esta discusión, he querido escribir este artículo con el docente sueco Martin Kulldorff, quien además es profesor de Medicina de la Universidad de Harvard, para describir la experiencia de ese país en el comienzo de clases.
El covid-19 es una enfermedad extremadamente peligrosa para los ancianos, pero los riesgos para los niños son menores que los de la influenza anual. La mayoría está de acuerdo en que la decisión debe basarse en la ciencia. En lugar de anécdotas o escenarios hipotéticos, debemos examinar los datos científicos de Suecia, el único país occidental que mantuvo las escuelas abiertas durante el apogeo de la pandemia. Este es un principio básico de la ciencia. Si queremos conocer los efectos sobre la salud de alguna exposición, debemos estudiar a los que estuvieron expuestos.
Entonces, en Suecia, ¿estaban los niños en riesgo? ¿Los maestros? ¿Los padres, abuelos y otros miembros de la familia? ¿Qué pasó con la comunidad?
Niños: Suecia tiene 1,8 millones de niños y de entre 1 y 15 años que asistieron a la guardería o la escuela durante la pandemia. Ninguno de ellos murió de covid-19. Dado que la mayoría de los infectados es asintomática o levemente sintomática, se desconoce el número total de infectados, pero el número conocido fue de 468, es decir, uno de cada 4.000 niños. De ellos, ocho fueron hospitalizados en una unidad de cuidados intensivos. Esto significa que, ya sea que las escuelas estén abiertas o no, los niños corren mucho menos riesgo con el covid-19 que con la influenza anual, que en EE.UU. ha matado entre 100 y 200 niños al año desde 2016.
Maestros: El riesgo de morir por covid-19 aumenta con la edad, por lo que los maestros tienen un riesgo más alto que los niños, pero ¿tienen un riesgo elevado en comparación con otros adultos que trabajan? La respuesta es no. Los maestros suecos tenían el mismo riesgo de contraercovid-19que la media de otras profesiones, un riesgo mucho más bajo que, por ejemplo, los trabajadores de restaurantes, taxistas y conductores de autobuses.
Familia: La mayoría de los abuelos se encuentran en la categoría de mayor riesgo, pero ¿tienen un peligro mayor si viven con un nieto que asiste a la escuela? Los mayores de 70 años corren mayor riesgo de contagio si viven con un adulto en edad de trabajar que con alguien de su misma edad, pero con las escuelas suecas abiertas en Suecia las cifras demuestran que el riesgo no aumentaba más si también viven con un niño menor de 16 años.
Comunidad: Si las escuelas impulsaran la transmisión de covid-19 esperaríamos que los maestros tuvieran mayores riesgos que otros adultos, y que los ancianos tuvieran un mayor riesgo si viven con niños. No hay evidencia de eso en Suecia.
En estudios científicos, necesitamos un grupo de control para comparar. En los ejemplos anteriores se comparó a los profesores con otras profesiones, mientras que los ancianos que vivían con niños se compararon con los que no. ¿No necesitamos una comparación también para los niños? Por supuesto. Entonces podemos comparar a Suecia con países que cerraron sus escuelas. Ni siquiera uno de ellos tuvo una menor mortalidad por covid-19 entre los niños en edad escolar.
Los datos de Suecia son una gran noticia para los niños de EE.UU. y otros países, ya que podrían regresar a las escuelas de forma segura para recibir la educación que necesitan. Esto es especialmente importante para los niños de la clase trabajadora, que sufrieron más con las escuelas cerradas. Sin embargo, no todo debería volver a la normalidad.
Mientras mantenía abiertas sus escuelas, Suecia instituyó varias medidas de control de infecciones que otros lugares pueden imitar. Los niños con algún síntoma respiratorio tenían que quedarse en casa y, si los síntomas aparecían en la escuela, los enviaban inmediatamente a su hogar. Esto contrasta radicalmente con Israel, que aceptó a estudiantes enfermos cuando reabrieron sus escuelas en mayo. Las escuelas suecas también aumentaron la limpieza de superficies, el lavado de manos y la enseñanza al aire libre, mientras que prohibieron las reuniones de más de 50 niños. En el lado positivo, ni los niños ni los maestros llevaban máscaras.
¿Significa esto que no habrá infecciones en las escuelas? No. Cuando las escuelas vuelvan a abrir, basados en la experiencia sueca, algunos niños se enfermarán y, con muchas pruebas, también se encontrarán muchos casos asintomáticos. La cuestión no es que podamos evitar que los niños se infecten. El caso es que las consecuencias son menores en comparación con la influenza y otras enfermedades.
Las personas mayores de 60 años tienen un alto riesgo, ya sea que trabajen en una escuela o no, y es de vital importancia que estén protegidas. En lugar de privar a los niños de su educación, es mejor dejar que los maestros mayores trabajen desde casa, ayudando a sus jóvenes colegas a calificar exámenes y ensayos, o brindando tutoría en línea para estudiantes enfermos en casa. Esta es la medida de precaución más importante que pueden tomar las escuelas.
Algunos han propuesto un modelo de escuela híbrida, con una mezcla de aprendizaje en la escuela y a distancia. Algo de enseñanza en la escuela es mejor que nada, pero es una peor opción en términos de control de infecciones. Con la escolarización híbrida, muchos niños no solo tendrán dos sitios potenciales de transmisión -su casa y su escuela,- sino también un tercero con abuelos, vecinos, guarderías, niñeras encargadas de las tareas escolares o quien esté cuidando a los niños en los días que no vayan en la escuela.
Para los niños, las escuelas no solo son importantes por la educación que reciben. La buena educación también es fundamental para la salud física y mental. Mantener las escuelas cerradas tendrá importantes efectos perjudiciales en el bienestar a corto y largo plazo entre los miembros más preciados de nuestra sociedad. La experiencia sueca está claramente a favor de la reapertura de escuelas. Ahora, solo tenemos que ayudar a los políticos y funcionarios escolares a ver la luz.