Nota del editor: Frida Ghitis, exproductora y excorresponsal de CNN, es columnista de asuntos mundiales. Es columnista colaboradora de opinión de CNN, de The Washington Post y de World Politics Review. Síguela en Twitter @fridaghitis. Las opiniones expresadas en este comentario son suyas. Ver más opinión en CNNE.COM/OPINION
(CNN) – A veces, mientras miraba la edición pandémica de la Convención Nacional Republicana, tenía que recordarme a mí misma que no se trataba de una parodia de “Saturday Night Live” del partido de Trump. Pero fácilmente podría haber sido.
La primera noche de la convención consistió en una serie de sketches sobre los temas que Trump nos ha anticipado repetidamente, alternando entre mentiras sobre quién es el presidente Donald Trump y lo que ha hecho, y mentiras sobre quién es Joe Biden y lo qué haría.
La convención comenzó con un video de apertura. Mientras las imágenes de la Estatua de la Libertad y Trump aparecían en la pantalla, el narrador, Jon Voight, describió a Trump como “un hombre que trabaja incansablemente para los estadounidenses” y a los republicanos como un partido que “abraza la innegable grandeza de la diversidad” (ahí se podía poner el track de risas). Si los productores de “SNL” hubieran estado dirigiendo, probablemente hubieran agregado un video de cualquiera de las más de 200 veces que Trump ha ido a jugar golf, y, tal vez, el clip en el que el mandatario le dijo a miembros demócratas no blancos del Congreso que regresaran al lugar de dónde habían salido.
Pintaron a Trump como un “líder decisivo” contra la pandemia, a diferencia de los demócratas. La evidencia de lo contrario es abrumadora, con abundante material disponible para ilustrar la torpeza de Trump durante la respuesta del gobierno federal. Solo para resaltar el punto, los productores pusieron a Trump en la Casa Blanca hablando con “gente común”, sin mascarillas, sin suficiente distanciamiento social, con Trump nuevamente mencionando “hidroxi” y dando nuevamente información incorrecta sobre el coronavirus.
Los oradores de la convención ofrecieron variaciones sobre estos temas engañosos, con ocasionales guiños a las minorías. El joven activista conservador Charlie Kirk proclamó a Trump el “guardián de la civilización occidental”. Y la adinerada pareja de St. Louis que se hizo famosa en noticias de todo el mundo por blandir sus armas en junio pasado contra manifestantes de “Black Lives Matters” afuera de su mansión afirmó que Biden y los demócratas “quieren abolir los suburbios” construyendo viviendas para personas de bajos ingresos en los vecindarios. Además, advirtieron sobre la toma del Congreso por “revolucionarios marxistas”.
Todo fue realmente aterrador, o divertido, dependiendo de tu perspectiva.
Biden, escuchamos una y otra vez, planea retirar fondos y desmantelar a la policía, algo que ha negado repetidamente. También fue acusado de ser un socialista radical, una afirmación ridícula desmantelada por sus décadas de servicio público. Un emigrado cubano señaló con gravedad que una vez le preguntaron a Fidel Castro si era comunista. Castro también dijo que no. Sabemos cómo resultó eso. Así que, un grano de sal sobre las afirmaciones centristas de Biden; podría ser un comunista secreto.
La empresaria de Montana Tanya Weinreis elogió a Trump por salvar su negocio y expresó una profunda compasión por las pequeñas empresas que enfrentan “la aterradora perspectiva de Joe Biden”.
Los oradores estaban decididos a hacer que Biden pareciera escalofriantemente aterrador y Trump tranquilizadoramente competente.
Quizás después de la actuación reciente de Biden, cambiaron la táctica de pintarlo como un loco, y en su lugar decidieron presentarlo como un líder débil controlado por los “socialistas radicales”, una etiqueta que surgió una y otra vez.
La acusación de que todos los demócratas se están convirtiendo en socialistas choca con la realidad de que los votantes de las primarias eligieron al centrista Biden, quien luego eligió a una compañera de fórmula centrista en Kamala Harris. Seguramente afinarán su argumento del caballo de Troya.
El lema de “promesas hechas, promesas cumplidas” de Trump surgió varias veces, lo que me hizo recordar su promesa de abolir Obamacare y reemplazarlo con “algo fantástico”. Esperando, todavía. Luego está el muro por el que México pagaría y todas las demás promesas incumplidas. Pero qué importa todo eso.
Hubo mucho drama, incluso lágrimas. Pero nada se acercó a la actuación de Kimberly Guilfoyle, la novia de Donald Trump Jr., expresentadora de Fox News y recaudadora de fondos de la campaña de Trump. En tono estridente y melodramático que recordaba vagamente el estilo retórico exagerado de los caudillos sudamericanos, Guilfoyle nos dio un aviso urgente sobre los grandes peligros que nos aguardaban. Biden y los demócratas, advirtió, “quieren destruir este país … quieren robar tu libertad. Quieren controlar lo que ves, piensas y crees, para poder controlar cómo vives”. Y suplicó: “No dejes que maten a las generaciones futuras”.
Cuando terminó su efusiva exhibición, Wolf Blitzer de CNN declaró con frialdad: “Eso fue contundente”. Jake Tapper respondió: “Enérgico es la palabra indicada”.
Si “SNL” estuviera escribiendo el guion de la convención republicana, simplemente podrían copiar algunos de estos discursos y actuaciones textualmente. Y luego, para terminar, podrían mostrar cómo los funcionarios del partido intentan crear una plataforma, explicando lo que representan y lo que los republicanos creen y esperan lograr. En un giro de la comedia, los republicanos incondicionales comprenderían que todo aquello en lo creían ha sido destruido o rechazado por Trump.
Entonces, alguien sugeriría que, en lugar de molestarse con crear una plataforma, simplemente bastaría con emitir un documento que indique que creerán en lo que Trump quiera. Si fuera un sketch de televisión, sería muy gracioso. Pero, desafortunadamente, para Estados Unidos esa es la realidad.