(CNN) – Cualquier nueva vacuna contra el coronavirus, una vez aprobada, debe asignarse a las personas en Estados Unidos en cuatro fases, con el personal de servicios de emergencia y trabajadores de alto riesgo en las instalaciones de atención médica en primer lugar, recomendó un comité independiente, el martes.
Las personas con afecciones que las ponen en un riesgo significativamente mayor de tener malos resultados y los adultos mayores que viven en entornos densos estarían en un cercano segundo lugar, dijo el comité de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina en un marco preliminar, publicado el martes, para ayudar a los legisladores a asignar de manera justa y distribuir una vacuna contra el coronavirus.
Se espera que cualquier vacuna que reciba la aprobación de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) tenga un suministro limitado inicialmente, antes de que la producción aumente y las dosis suficientes estén ampliamente disponibles.
“Si bien se están haciendo grandes esfuerzos para tener un suministro significativo de la vacuna contra el covid-19 lo antes posible, el comité tiene la tarea de considerar las difíciles decisiones que deberán tomarse para asignar los suministros iniciales estrictamente limitados”, dijo en un comunicado la Dra. Helene Gayle, presidenta y directora ejecutiva del Chicago Community Trust y experta en VIH / SIDA de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
El Dr. Eric Toner, investigador principal del Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud, que no participó en este informe, dijo que el Gobierno le dio orientación al comité de que deberían asumir que inicialmente solo estarían disponibles entre 10 y 15 millones de dosis de vacuna.
“Entonces, dado que tenemos una población de 330 millones de personas en el país, esa es una fracción muy pequeña de personas que podrían tener acceso inmediato a la vacuna”, dijo Toner a CNN.
El informe de 115 páginas recomienda la asignación en cuatro fases.
Fase 1 — Las vacunas irían a los socorristas, a los trabajadores de alto riesgo en los centros de salud, así como a las personas de todas las edades con afecciones que los ponen en un riesgo significativamente mayor de malos resultados y a los adultos mayores que viven en entornos densos.
Fase 2 — La vacuna se distribuiría a los trabajadores de riesgo crítico: trabajadores que se encuentran en industrias esenciales para el funcionamiento de la sociedad y tienen un riesgo sustancialmente alto de exposición, así como a maestros y personal escolar.
La segunda fase también incluiría a personas de todas las edades con condiciones que las ponen en un riesgo moderadamente mayor; todos los adultos mayores no incluidos en la fase 1; personas en refugios para personas sin hogar o hogares grupales para personas con discapacidades físicas o mentales o en recuperación; y personas en prisiones, cárceles, centros de detención e instalaciones similares, y personal que trabaja allí.
La fase 1 y 2 combinadas cubrirían aproximadamente del 45% al 50% de la población de Estados Unidos, señala el informe.
Fase 3 — Incluiría adultos jóvenes; niños; y trabajadores de industrias esenciales para el funcionamiento de la sociedad y con mayor riesgo de exposición que no estaban incluidos en las fases 1 o 2.
Fase 4 — Incluiría a todos los demás.
El borrador del informe explica en detalle por qué la vacuna debe dirigirse primero a las personas con mayor riesgo de contraerla y de contagiarla a otras personas, por ejemplo, los trabajadores sanitarios de primera línea.
Criterios de selección
El documento marco tiene cuatro criterios diferentes.
Riesgo de contraer una infección: Se da mayor prioridad a las personas que tienen una mayor probabilidad de estar en entornos donde circula el covid-19 y están expuestos a una dosis suficiente del virus.
Riesgo de morbilidad y mortalidad severas: Se da mayor prioridad a las personas que tienen una mayor probabilidad de enfermedad grave o muerte si adquieren la infección.
Riesgo de un impacto social negativo: se da mayor prioridad a las personas con funciones sociales y de las que la vida y el sustento de otras personas dependen directamente y estarían en peligro si se enfermaran.
Riesgo de transmitir la enfermedad a otros: se da mayor prioridad a las personas que tienen una mayor probabilidad de transmitir la enfermedad a otros.
Las comunidades minoritarias, que están en mayor riesgo que los blancos, no fueron colocadas en fases particulares basadas en la raza/etnia, pero se tomaron en cuenta las circunstancias subyacentes que dejan a muchas de ellas vulnerables.
“Las personas de color, específicamente los negros, los hispanos o latinos, los indígenas estadounidenses y los nativos de Alaska, se han visto afectados de manera desproporcionada por el covid-19 con tasas más altas de transmisión, morbilidad y mortalidad”, dice el borrador del informe.
“Actualmente hay poca evidencia de que esto esté mediado biológicamente, sino que refleja el impacto del racismo sistémico que conduce a tasas más altas de comorbilidades que aumentan la gravedad de la infección por covid-19 y los factores socioeconómicos que aumentan la probabilidad de contraer la infección, como tener trabajos de primera línea, condiciones de vida hacinadas, falta de acceso a equipo de protección personal e incapacidad para trabajar desde casa”, agrega.
El informe hace recomendaciones similares a las que provienen de otros grupos. El grupo de Toner, del Johns Hopkins Center for Health Security, publicó un informe, la semana pasada, recomendando que los trabajadores de atención médica de primera línea, el personal de servicios de emergencia y los más vulnerables al virus deberían ser los primeros en recibir cualquier vacuna eventual porque “su priorización probablemente evitaría el mayor daño general”.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) también sugirieron que los trabajadores de la salud deberían ser los primeros en vacunarse, seguidos por los trabajadores que no son esenciales para la atención médica, luego los adultos con afecciones médicas que tienen un mayor riesgo de covid-19 grave y las personas de 65 años o más. Se espera que el Comité Asesor de Prácticas de Inmunización de los CDC publique su propio informe.
Toner dijo que no tiene “más que elogios” por este proyecto de marco.
“Creo que hacen un trabajo muy creíble, analizando los principios éticos y la justificación para priorizar ciertos grupos sobre otros”, dijo.
“Hablan de hacer el mayor bien posible, maximizar los beneficios de la vacuna, dándola a las personas que son esenciales para brindar atención a otros durante la pandemia, por ejemplo, a los trabajadores de la salud. Y también priorizar a las personas que tienen el mayor riesgo, y ese es el mayor riesgo de contraer la enfermedad o transmitir la enfermedad o de sucumbir a la enfermedad si se infectan”.
El comité se formó en julio a pedido de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. y los CDC para ayudar a asesorar al Gobierno federal sobre cómo asignar la vacuna. Las agencias querían una voz externa; las Academias Nacionales son organizaciones independientes, no gubernamentales y expertas que asesoran al Gobierno federal sobre políticas.
Habrá un período de comentarios públicos abierto hasta las 11:59 pm del viernes 4 de septiembre. El comité llevará a cabo una sesión de escucha de cinco horas el miércoles para que el público haga preguntas directamente al comité de estudio.