(CNN Español) – Varias vacunas contra el nuevo coronavirus que ya se encuentran en la fase 3. Entre ellas se incluye el estudio BRACE que se realiza en el Murdoch Institute de Australia.
Allí prueban si una antigua vacuna BCG podría ayudar en la lucha contra el covid-19. El Dr. Elmer Huerta explica cómo esa vacuna podría ayudar a combatir esta mortal infección.
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Hola, soy el Dr. Elmer Huerta y esta es su diaria dosis de información sobre el nuevo coronavirus, información que esperamos sea de utilidad para cuidar de su salud y la de su familia.
Al momento de escribir este episodio, de acuerdo con The New York Times, ya son diez las vacunas que se encuentran en su fase 3.
Al revisarlas, hubo una que me llamó la atención. Es el estudio BRACE, que se está realizando en el Murdoch Institute de Australia.
Este estudio está probando la utilidad de la antigua vacuna BCG en la prevención de la infección por el nuevo coronavirus.
Hoy veremos cómo esa antigua vacuna contra la tuberculosis puede ayudar en la lucha contra el covid-19.
Cómo se creó la vacuna de la tuberculosis
Recordemos que la tuberculosis es una enfermedad causada por una bacteria llamada bacilo de Koch.
Al igual que el virus que causa el covid-19, esta bacteria se contagia muy fácilmente por vía respiratoria.
La tuberculosis puede causar enfermedad en cualquier lugar del cuerpo, aunque es en los pulmones donde se da con más frecuencia la infección.
A diferencia del covid-19, que es una enfermedad viral, la tuberculosis sí tiene un tratamiento curativo que consiste en una combinación de antibióticos que puede curar la enfermedad en seis meses.
Siguiendo el modelo de trabajo de la variolización, que describimos en el episodio del 14 de septiembre, en el que el virus de la viruela de la vaca demostró que podía proteger de la viruela humana, los científicos franceses Albert Calmette y Camille Guérin pensaron que la bacteria que causa tuberculosis en las vacas podría también prevenir la tuberculosis humana.
Para eso, con una paciencia enorme, cultivaban y volvían a cultivar cada tres semanas la bacteria de tuberculosis de vacas para que pierda su capacidad de causar enfermedad.
Lo que comprobaban inyectando la bacteria cultivada en animales de laboratorio.
Aprobada contra la tuberculosis
Después de 13 años de trabajo y 230 cultivos y experimentos, Calmette y Guérin finalmente produjeron una cepa de bacteria de tuberculosis de vaca que ya no era capaz de producir enfermedad.
Y propusieron usarla como vacuna en seres humanos para protegerlos de la tuberculosis humana.
Los experimentos iniciales dieron fruto y la vacuna BCG (que significa bacilo de Calmette-Guérin) se utilizó por primera vez en seres humanos en 1921.
Durante los siguientes tres años (hasta julio de 1924) se vacunaron a 317 niños en París.
Finalmente, en la Conferencia de la Sociedad de Naciones en París de 1928 (la predecesora de las Naciones Unidas), la vacuna fue reconocida como segura y se alentó su uso.
Desde esa época, la vacuna BCG se usa en casi todos los países del mundo con alta prevalencia de tuberculosis, para prevenir la tuberculosis severa.
Se le aplica a los recién nacidos por medio de una inyección.
Los beneficios de la vacuna BCG
El asunto es que –de algún modo aún no bien entendido– se considera que la vacuna BCG estimula el sistema inmunológico del ser humano.
Por eso, desde hace muchos años se usa en el tratamiento del cáncer de vejiga superficial con muy buenos resultados.
Alimentando esa idea de protección que daría la vacuna BCG, investigaciones en Guinea-Bissau han sugerido que los niños vacunados con BCG tienen menos infecciones respiratorias y muertes que los no vacunados.
Y estudios en España han demostrado que las hospitalizaciones por infecciones respiratorias en niños de 0 a 14 años no atribuidas a tuberculosis, fueron significativamente menores en los niños vacunados con BCG comparados con los no vacunados.
Esos y otros estudios han llevado entonces a proponer protocolos de investigación –uno de los cuales es el estudio australiano del Murdoch Institute– para administrar la vacuna BCG a un grupo de personas.
Este grupo sería comparado con otro que no haya recibido la vacuna, con el objetivo de ver si aquellas personas vacunadas se infectan menos y por tanto desarrollan menos complicaciones por el covid-19.
Se harán más pruebas
Aparte del estudio en Australia, investigadores de la Universidad de Texas A&M, el Baylor College of Medicine, el MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas, la Escuela de Salud Pública de Harvard y el Centro Médico Cedars Sinaí, están reclutando en Estados Unidos a 1.800 trabajadores de la salud, personas en la primera línea que luchan contra el virus, para ser vacunadas con la BCG.
Solo el tiempo dirá si esta antigua vacuna –la vacuna más antigua en su forma original– es capaz de prevenir la infección por el nuevo coronavirus e impedir las complicaciones y muertes en personas de riesgo.
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