(CNN) – Durante más de seis meses, Cuba ha mantenido uno de los bloqueos más estrictos del mundo para prevenir la propagación del coronavirus.
Todos los viajes comerciales aéreos y marítimos fueron suspendidos desde el 2 de abril, y cualquier persona que ingrese o salga de Cuba necesita un permiso especial del gobierno para hacerlo.
Si bien estas restricciones han ayudado a frenar la propagación del virus, también han perjudicado gravemente la economía. Cuba es una isla que vive del turismo y prácticamente no tiene visitantes.
Alejandro, quien nos pidió que no mencionemos su apellido, es conductor de un Chevy convertible clásico de 1954 y uno de tantos cubanos que trabaja en el sector del turismo y siente la crisis. “No hay nadie”, expresó mientras señalaba las calles coloniales vacías de La Habana Vieja. “No hay turistas, no hay ingresos. No creíamos que duraría tanto”.
Antes de que cuba fuera impactada con los cierres ocasionados por el coronavirus, Alejandro ganaba US$ 30, guiando a los turistas y mostrándoles el panorama de la ciudad desde su Chevy clásico, el cual pintó de un rosa intenso para captar la atención de los visitantes.
Sus ahorros se agotaron hace mucho, aseguró Alejandro y dijo que ha podido sobrevivir gracias a el dinero que le envían algunos amigos que viven en Estados Unidos.
Alejandro manifestó que ahora sabe por qué los autos clásicos antiguos como su Chevy son cada vez más escasos en las calles de La Habana, “Utiliza mucha gasolina”, dijo. “¿Qué pasa si tengo un accidente? No podría pagar la reparación de mi auto, y necesito tenerlo listo para el momento de la reapertura”.
La fecha en la que Cuba reabrirá es una fuente constante de especulación para los cubanos.
En marzo, luego de que se detectaran los primeros casos de coronavirus en tres turistas italianos, el gobierno comunista cubano informó que aumentaría la inspección en los aeropuertos y que el amplio, aunque maltrecho, sistema médico estatal de la isla podría ofrecer a los visitantes “turismo seguro” durante la pandemia.
Pero a medida que el número de casos siguió en aumento, el gobierno cubano cambió de rumbo e implementó un bloqueo total. Se prohibió todo el turismo, bares, restaurantes e incluso las playas estaban cerradas.
Los hoteles recién construidos por el gobierno cubano ahora están acordonados y vacíos. Las calles coloniales de La Habana Vieja, que generalmente están llenas de multitudes, sonidos, turistas y lugareños que intentan venderles cigarros y recuerdos del Che Guevara, ahora son tan silenciosas como un museo.
Las restricciones, que incluyen máscaras obligatorias en público y restricciones de viaje dentro de Cuba, ya evidencian sus efectos.
Hasta la fecha, el Ministerio de Salud de Cuba dice que la isla ha tenido solo 5.718 casos y 122 muertes por coronavirus, cifras más bajas que muchos otros países del Caribe y América Latina.
En julio, el gobierno cubano comenzó a permitir que los visitantes internacionales viajaran a pequeños cayos aislados frente al territorio cubano, donde no podrían mezclarse con los residentes, diferentes al personal del hotel. Hasta ahora solo han llegado unos pocos vuelos de turistas.
La reapertura del turismo
El impacto de casi seis meses sin ingresos provenientes del turismo se siente en toda la isla.
“Cuando hablas con cubanos, especialmente con aquellos que trabajan en el sector del turismo, puedes notar que están realmente perjudicados, esta es obviamente un sector muy importante aquí”, indicó Collin Laverty, presidente de Cuba Educational Travel, quien antes del cierre organizaba visitas culturales a Cuba para estadounidenses.
“Mucha gente no trabaja en el sector, pero tiene familia que sí lo hace. Hay una situación económica realmente desafiante en este momento”, señaló.
Los funcionarios cubanos dijeron que originalmente querían tener el coronavirus completamente bajo control antes de reabrir, pero en las últimas semanas han reconocido que el bloqueo no puede continuar por mucho tiempo más.
A fines de septiembre, los funcionarios cubanos comenzaron a flexibilizar las restricciones en La Habana, donde la pandemia ha golpeado con más fuerza, permitiendo que los restaurantes reabrieran con una capacidad reducida para permitir que las personas visiten las playas y naden en el mar nuevamente.
Aunque el aeropuerto de La Habana está cerrado, los funcionarios indicaron que trabajan para reducir las restricciones.
“El país tiene que proveer servicios, producir y exportar”, expresó Luis Antonio Torres Iribar, jefe de Defensa Civil de la provincia de La Habana. “La vida tiene que continuar”.