(CNN) – Esta noche es el debate entre candidatos a la Vicepresidencia de Estados Unidos. Sentados a más de tres metros de distancia, el vicepresidente Mike Pence y su rival demócrata, la senadora de California Kamala Harris, se reunirán en Utah, este miércoles por la noche, para el único debate vicepresidencial de la campaña.
Su enfrentamiento viene con lo que está en juego para un debate de este tipo en la memoria reciente. En parte porque el diagnóstico de coronavirus del presidente Donald Trump no ha dejado claro si se llevarán a cabo debates presidenciales adicionales y cómo se llevarán a cabo.
También marcará un momento histórico, ya que Harris será la primera mujer negra y surasiática en participar en un debate de campaña presidencial de elecciones generales.
El debate llega en un momento caótico en Washington. El coronavirus se está propagando rápidamente por la Casa Blanca de Trump y entre sus principales aliados de campaña. Y el martes, Trump detuvo abruptamente las conversaciones de estímulo económico con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Pence y Harris comparten boletas con dos de los hombres de mayor edad que se han postulado a la Presidencia: Trump, de 74 años, y el candidato demócrata de 77 años, Joe Biden, poniendo un énfasis adicional en sus roles como segundo al mando.
Aquí hay cinco cosas para observar en el debate del miércoles por la noche.
Barreras de distancia y plexiglás
Incluso antes de que se mencione la pandemia en el debate del miércoles por la noche, su presencia será obvia.
Los organizadores del debate -en respuesta a la propagación del covid-19 dentro de la Casa Blanca y al hecho de que Pence estaba en un evento que aparentemente fue la génesis de la propagación en la mansión presidencial, hace poco más de una semana- realizaron una serie de cambios en sus protocolos de seguridad.
Entre ellos está poner a Pence y Harris a más de 3 metros de distancia, usar plexiglás como barreras entre los candidatos y requerir que todos en la audiencia usen tapabocas.
Los riesgos de coronavirus en torno al debate llevaron a algunos demócratas a preguntarse por qué se estaba llevando a cabo el debate, particularmente dada la proximidad de Pence a aquellos que recientemente dieron positivo por coronavirus.
Jesse Schonau, médico de Pence, dijo en un memorando, publicado el martes, que el vicepresidente no necesita ponerse en cuarentena porque no era un “contacto cercano” de nadie que haya dado positivo en la prueba, según lo definido por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. Pence ha tenido múltiples pruebas de coronavirus negativas.
Encuesta: binomio Biden-Harris aventaja a Trump-Pence
Pero los cambios en el formato señalarán un punto que Pence, quien preside el grupo de trabajo de la administración sobre el coronavirus, y la campaña de Trump están tratando de evitar: la pandemia ha cambiado casi todos los aspectos de la vida estadounidense, incluida la forma en que el país lleva a cabo debates políticos.
El equipo de Pence impugnó la instalación de barreras de plexiglás a su alrededor en el debate después de que la comisión anunció que se utilizarían, antes de finalmente aceptar su instalación.
Pero su resistencia destacó cómo la campaña de Trump quiere evitar la omnipresencia del nuevo coronavirus y la preocupación entre algunos en la órbita del presidente de que podría sentar un precedente para los próximos debates entre Trump y Biden.
Pence necesita proyectar calma
Ha sido una semana caótica para la campaña de Trump, marcada por el hecho de que el propio presidente dio positivo por coronavirus y fue al hospital tres días, pero que comenzó con un frenético debate entre el presidente y Biden.
Los objetivos de Pence en el debate del miércoles por la noche son proyectar una calma que Trump no pudo mostrar la semana pasada, mientras defiende el manejo de la pandemia por parte del Gobierno del que hace parte y transmite el mensaje de la campaña de Trump de que el virus no debería dominar la vida estadounidense.
Es una tarea difícil: más de 210.000 estadounidenses han muerto a causa del virus, las pequeñas empresas en todo el país han sido diezmadas y la perspectiva de más estímulo económico para los estadounidenses fue rechazada el martes por la noche cuando el presidente instó a los republicanos a abandonar las negociaciones con los demócratas, hundiendo el mercado de valores.
Pero Pence, según personas que lo conocen bien o lo han debatido en el pasado, es uno de los políticos más hábiles para redirigir una pregunta a un tema en el que quiere enfocarse.
“Mike es un buen polemista”, dijo John Gregg, un demócrata de Indiana que fue a la Escuela de Leyes con Pence y se postuló contra él para gobernador en 2012. “En ciertas preguntas que recibe, si no quiere responderlas, es simplemente un maestro en no responder y girar en torno a los puntos de conversación”.
Harris enfrenta los fantasmas de las políticas del pasado
Harris ingresó a las primarias presidenciales demócratas como partidaria de “Medicare para todos”, el plan nacional de seguro de salud escrito y defendido por su competidor, el senador Bernie Sanders de Vermont.
Para cuando se retiró, en diciembre de 2019, la senadora de California había retrocedido su apoyo y había presentado su propio plan, que pedía la transición a un programa administrado por el Gobierno durante 10 años, pero permitiendo la participación de aseguradoras privadas.
Ahora ella está defendiendo a Biden y su propuesta de reforzar la Ley del cuidado de salud a bajo precio y crear una opción pública sobre ella.
Trump y Pence no tienen un plan de salud propio creíble, pero eso no impedirá que el vicepresidente intente pintar a Harris como una herramienta de la “izquierda radical” sobre su respaldo inicial de Medicare para todos y su propia propuesta.
Su capacidad para salir de esa conversación y convertirse en una sobre las políticas de la administración actual, tanto sobre la pandemia como su apoyo a una demanda que amenaza el Obamacare, como también se conoce la ley de salud, podría ser un momento decisivo.
Preguntas sin respuesta
En el primer debate presidencial, Biden no respondió directamente una pregunta sobre si apoyaría aumentar el número de jueces en la Corte Suprema. Tampoco ha dado una respuesta de sí o no a si apoyaría, si los demócratas obtienen el control del Senado, la abolición del obstruccionismo.
Trump no pudo obtener respuestas de Biden, pero Pence podría intentar presionar a Harris sobre esas preguntas mientras busca argumentar que la fórmula Biden-Harris está en deuda con el ala progresista del Partido Demócrata, que ha buscado los cambios.
Pence, mientras tanto, podría tener que abordar los tuits oscilantes de Trump del martes sobre un estímulo económico. El presidente usó Twitter para anunciar que había terminado las negociaciones con Pelosi sobre un paquete económico masivo.
Luego, horas después, tuiteó “¡Cierto!” en respuesta al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que abogaba por más ayuda financiera del Congreso.