(CNN Español) – Es una mañana fría de sábado en la ciudad de Sandy Springs, en el estado de Georgia.
Virginia Larumbe llega muy temprano, de buen ánimo y con su mascarilla de protección, dispuesta a hacer una fila de dos horas para recibir gratuitamente provisiones y alimentos.
Larumbe, originaria de Acapulco, México, dice que su familia soporta desde hace semanas la crisis económica causada por la pandemia de covid-19.
“Han sido días muy difíciles. He pedido ayuda también para pagar mi renta y ahí la llevamos, poco a poco, vamos sobreviviendo con las despensas”, asegura esta madre, quien perdió su trabajo hace tres meses como ayudante en un restaurante de comida mexicana en Atlanta.
Agrega que su esposo trabajaba en el mismo lugar que ella y también fue despedido debido a la drástica caída en las ventas. Desde entonces, Virginia Larumbe acude dos veces por semana a buscar ayuda con su despensa.
El hogar de Virginia Larumbe es uno de los más de 13.000 que, según los organizadores, se han beneficiado desde marzo con el programa “Solidarity Food Pantry” en la ciudad de Sandy Springs.
Una vez que se les toma la temperatura, aquellas personas que no registran fiebre van ingresando en fila a un salón en donde un grupo de voluntarios va llenado sus bolsas con artículos de primera necesidad, tales como pollo, huevos, sal, harina, frijoles y arroz. También les ofrecen algunos productos de aseo, como detergente para lavar los platos.
De acuerdo con los voluntarios, las familias que acuden por ayuda son en su mayoría hispanas.
Las donaciones de alimentos
La despensa opera en un local comercial cedido temporalmente por una cadena de supermercados y está abierta al público los martes, jueves y sábados, de 9 de la mañana a 12 del día.
El joven Ángel González es uno de los voluntarios del programa “Solidarity Food Pantry”. Dice que le gusta ver a la gente feliz y a los niños sonriendo. Le brinda mucha satisfacción saber que se van para su casa y que tienen algo para comer.
Este programa se financia gracias a las donaciones en efectivo y a los productos que entregan algunos supermercados.
Los beneficiarios también tienen la opción de depositar dinero en una canasta para colaborar con el programa.
Si ese día les fue bien o tuvieron trabajo dejan hasta 20 dólares en la canasta, dice Toren Anderson, una de las directoras de “Solidarity Food Pantry”.
Una señora que espera por un taxi con sus bolsas llenas dice espontáneamente, y con voz entrecortada: “Agradezco mucho a las personas que donan alimentos aquí para nosotros, que Dios los bendiga”.
Virginia Larumbe y su esposo son parte de los millones de personas en Estados Unidos que, según muestran dos nuevos estudios dados a conocer la semana pasada, han caído en la pobreza después de perder sus trabajos en los últimos meses.
Sin embargo, programas sociales como “Solidarity Food Pantry” les permiten subsistir en medio de esta crisis.