(CNN Español) – La ovación del público, los gritos, la adrenalina, las victorias, las derrotas, la fama, el olvido. Todo esto se vive, se goza, se sufre y se suda en el campo del que es considerado —por muchos— el rey de los deportes: el béisbol.
Grandes carreras que pueden comenzar con un lanzamiento, un batazo o atrapando la bola. Deportistas convertidos en celebridades, celebridades hechas leyendas que han inspirado a millones. Niños y jóvenes que sueñan en parecerse algún día a sus ídolos en una disciplina deportiva que representa pasiones, pero también intereses y ganancias multimillonarias. Estados Unidos es la cuna de este deporte, al que muchos aspiran a llegar para ser aplaudidos, reconocidos y para que sus nombres queden —para la posteridad— en el prestigioso Salón de la Fama del Béisbol.
Un deporte con diferencias
Podría considerarse que el béisbol fue el primer deporte del continente americano. Tuvo su origen en la ciudad de Nueva York a mediados del siglo XIX, y hacia finales del mismo siglo su popularidad ya había llegado a Cuba para luego extenderse a varios países más de Latinoamérica.
El diamante es para muchos un sueño, para otros algo inalcanzable. Una realidad que conlleva muchos sacrificios. La segregación racial que dominó Estados Unidos desde el fin de la esclavitud hasta mediados de los años ‘60 también llegó al campo de juego. “Un día, Cap Anson —el máximo astro en ese momento— se negó a ingresar al campo contra un equipo que estaba alineando a un jugador negro. Y fue así como se estableció la línea de color. Nunca se puso por escrito, fue una suerte de acuerdo de caballeros”, dijo a CNN, Jay Jaffe, autor de “The Cooperstown Casebook”.
“Ese acuerdo de caballeros perjudicó a los afrolatinos, a afrocubanos como Martín Dihigo y Cristóbal Torriente, que terminaron jugando en las Ligas Negras”, declaró a CNN Anthony Salazar, historiador del béisbol.
Esta segregación racial continuó por varios años en Estados Unidos. En la década del ‘60, a la par de lo que se vivía en este país, Cuba atravesaba un momento político y social muy complejo: la revolución cubana. Fidel Castro eliminó el béisbol profesional en la isla, aunque era aficionado. Esta medida obligó a varios jugadores a tomar una de las decisiones más difíciles: seguir en su país o irse para cristalizar un deseo.
“Ese fue un golpe grandísimo para todos nosotros. Durante nuestro último año en Cuba, nos reunimos en el estadio La Tropical con Orestes Miñoso, que era el presidente; Camilo Pascual, el tesorero; y yo, vicepresidente, para tomar una decisión difícil: te vas a Estados Unidos y continúas tu carrera, o te quedas aquí y vemos qué pasa. Decidimos irnos después de la temporada, aceptar cualquier tipo de contrato para evitar que hubiese un señalamiento de oposición al Gobierno, y empezar de nuevo. Bien difícil esa decisión”, recordó para CNN Octavio “Cookie” Rojas, expelotero de las Grandes Ligas.
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Tres hombres, un sueño
Muchos jugadores cubanos asumieron el riesgo; dejar su historia, su familia, sus costumbres y hasta su idioma para alcanzar un objetivo: un lugar en las Grandes Ligas, sin saber que la batalla no solo se daría en el diamante, sino fuera de él.
Esto le ocurrió a tres grandes leyendas: Luis Tiant, Tony Oliva y Saturnino Orestes “Minnie” Miñoso. Tres jugadores —tres anhelos— que con un bate, un guante y una bola pusieron en lo alto el nombre de un país y de todo un pueblo. Sin embargo, a pesar del esfuerzo, la entrega, los resultados y el sacrificio, sus nombres no han llegado al ansiado Salón de la Fama del Béisbol. “Que un jugador latino o negro latino sea exaltado al Salón de la Fama, cuando aún vive es increíble”, dijo a CNN, Anthony Salazar, presidente del Comité Investigador del Béisbol Latino de la Sociedad de Investigadores del Béisbol Estadounidense.
“Esa fue la experiencia de Orestes “Minnie” Miñoso. Luis Tiant, cuando estaba en las Ligas Menores, lloraba por las noches porque la adaptación cultural de un joven jugador latino, un afrolatino, un afrocubano como él, quedaba básicamente en manos del beisbolista. Miñoso, Oliva y Tiant se convirtieron en hombres sin patria. Se podría decir que se volvieron cubanoestadounidenses porque estaban rehaciendo su vida en Estados Unidos y no podían ir y volver de Cuba”, contó a CNN, el escritor Adrián Burgos.
“Son leyendas. Fuera de que sean afrolatinos, de verdad son leyendas dentro del juego. Encima a eso, súmale que fueron afrolatinos durante una era donde el racismo era muy evidente”, sumó Jennifer Mercedes, presentadora y productora de “La Vida Baseball”.
Para Burgos, “Minnie” Miñoso fue el primer astro latino en las Grandes Ligas: fue nueve veces consecutivas al Juego de las Estrellas; fue líder en bases robadas en la Liga Americana; tuvo “tremendo” porcentaje para sacar a hombres corriendo en las bases. Según Octavio “Cookie” Rojas —pelotero de la MLB entre 1962 y 1977—, fue un hombre que demostró que no le tenía miedo a nadie: “Él se encaramaba arriba de home completamente”.
A la par del éxito vino el racismo y Miñoso sabía la responsabilidad que tenía. “Minnie” murió en 2015.
Para “Cookie” Rojas, Tony Oliva también fue un gran talento. “Tony para mí es un jugador completo, lo mismo te ganaba con un batazo de cuadrangular que con una gran jugada defensiva o robándose una base que significaba el triunfo del equipo, si anotaba esa carrera. Era un gran amigo, con un gran respeto que siempre se estableció con los jugadores de todas las razas. Iban a su casa, él venía a las nuestras, que era la manera más fácil, creo yo, para romper ese odio que había de racismo”.
“Me hicieron una estatua, como si yo fuera José Martí, en el frente del estadio. Es una cosa increíble. Pero a mí me duele que a nosotros no nos traten como deben tratar a los peloteros; no solo a mí, a Luis Tiant o Jim Kaat, tremenda persona”, le dijo a CNN, Tony Oliva, expelotero de las Grandes Ligas entre 1962 y 1976.
Con cerca de 80 años, Tiant recuerda los duros momentos que vivió: “Cuando estaba en West Virginia, Charleston —que fue mi primer año— hablaba poquito inglés, pero entendía bastante. Uno iba al campo, te gritaban cosas insolentes, abusaban, no te podías quedar en el mismo hotel donde se quedaban los peloteros blancos, no podías comer en ningún restaurante. Cuando salíamos de gira, los peloteros blancos tenían que traernos la comida al autobús”.
Tiant fue muchas veces considerado por la Asociación de Periodistas de Estados Unidos para el Salón de la Fama, según contó el expelotero “Cookie” Rojas.
Por eso muchos expertos creen que tanto Tiant, como Oliva y Miñoso deberían estar en el Salón de la Fama del Béisbol. El mismo Tiant así lo considera. “¿Cómo es posible que después que uno pasa tantas vicisitudes y tantas cosas, te van a salir con que no te quieren en el Salón de la Fama? ¡Es increíble! Soy el pitcher cubano más ganador en la historia del béisbol cubano, yo debo estar en el Salón de la Fama. Tony Oliva debe estar en el Salón de la Fama, Orestes Miñoso tiene que estar en el Salón de la Fama. Quieran ellos o no…, porque ahí están los números”.
De las 333 personas que han llegado del Salón de la Fama del Béisbol de EE.UU., al menos 50 han sido afroestadounidenses. De ellos, las Ligas Negras identifican al menos a 35 jugadores y ejecutivos que han sido elegidos —principalmente por sus contribuciones a esa organización— antes, durante y después del debut de Jackie Robinson en las Grandes Ligas, en 1947. La presencia latina en el Salón de la Fama del Béisbol es muy diversa. Hay 14 integrantes nacidos en Puerto Rico o fuera de EE.UU. —3 de ellos miembros también de las Ligas Negras—, 4 cubanos, 3 dominicanos, 2 panameños, 4 puertorriqueños y 1 venezolano, de acuerdo con Jacob Pomrenke, de la Society of American Baseball Research.
FOTOS | El último home run
Una fuerza que empuja
Para varios expertos de este deporte, estos tres jugadores fueron precursores de la presencia latina en el béisbol de Estados Unidos. Una presencia que todavía, dicen, tiene mucho para dar. “La representación negra en el campo en los últimos 30 años no ha sido predominantemente de afroestadounidenses, sino de afrolatinos. Big Papi, Pedro Martínez y tantos muchachos. Manny Ramírez, con sus rastas en el campo; hoy tienen a Francisco Lindor. Esos jugadores latinos aún enfrentan muchos de los desafíos que enfrentaron Miñoso, Tiant, Oliva y otros”, afirmó Burgos.
Presencia que cada día, sostiene, es más destacada. “En 2020, más de un tercio de los jugadores de las Grandes Ligas es latino. Casi la mitad de todos los beisbolistas es latina”, detalla Anthony Salazar.
Un complejo proceso de selección
En 2006 y en 2015, Miñoso —un hombre que jugó por cinco décadas y que está en el Salón de la Fama de cuatro países— no fue admitido en el Salón de EE.UU. En 2015, Oliva —uno de los cinco mejores bateadores de los Twins de Minnesota— tampoco pudo ingresar al Salón. En 2015 y en 2018, Tiant —el pitcher cubano con el mayor número de victorias de todos los tiempos— no lo logró tampoco.
Los integrantes de la Asociación de Escritores de Béisbol y expertos en el tema consultados por CNN, coinciden en que las inconsistencias y los continuos cambios en el proceso de elección, la modificación de estándares, el cambio en la integración de los comités y en los parámetros de elegibilidad han creado confusión para los profesionales y para los fans de la pelota por igual. “No puedo hacer una declaración por la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos, porque no puedo meterme en la mente de los 440 votantes. Para entrar al Salón de la Fama de Béisbol se necesita el 75% de los votos; es difícil entrar, lo diseñamos de esa manera”, aseguró a CNN, Jack O´Connell, presidente del Comité de Revisión Histórica. “He dicho de manera oficial, anteriormente, que el mejor jugador que no está en el Salón de la Fama es Minnie Miñoso”, se sinceró O’Connell.
Docufilms de CNN retransmitirá este sábado 31 de octubre a las 8 PM y el domingo 1 de noviembre a las 3 PM, ambas hora de Miami, “El último home run”, escrito y producido por Cynthia Hudson, vicepresidenta sénior y directora general de CNN en Español y Estrategia Hispana para CNN/U.S.
“El último home run” narra la vida y la carrera de los beisbolistas cubanos Luis Tiant, Tony Oliva y Saturnino Orestes “Minnie” Miñoso, quienes obtuvieron grandes resultados en la MLB y son leyendas del béisbol con un sueño por cumplir: llegar al Salón de la Fama de las Grandes Ligas.