(CNN Español) – Un cartel de gran tamaño parecido al de una película de la saga “Rambo” a la orilla de la carretera capta mi atención.
La cara del presidente de EE.UU., Donald Trump, remplaza la de Sylvester Stallone —el actor que interpretó a “Rambo”— mientras sostiene una ametralladora y trae una leyenda que en inglés se traduce: “Ninguna mujer, ningún hombre, ningún comunista puede sorprenderlo”.
Detengo la marcha, bajo del vehículo y aprovecho para preguntarle al vendedor cómo llego al Aeropuerto Municipal de Gastonia, en Carolina del Norte, donde voy a cubrir un evento de campaña del presidente Trump.
El comerciante dice que el cartel vale US$ 30 y que estoy cerca.
Cuenta que las ventas van bien. Viaja con sus productos con el logo de la campaña de Donald Trump a las mismas ciudades donde el presidente organiza mítines políticos.
Le doy las gracias pero no compro nada.
10 minutos después llego al aeropuerto. Hay mucha seguridad y un policía dice que no hay dónde estacionarme.
Me preocupo, tenemos apenas una hora y media para ingresar al evento, hacer entrevistas, enviar los elementos al canal y estar listos para salir en vivo.
De pronto, veo a una mujer haciendo señas con la mano, vive enfrente y me ofrece por US$ 20 el jardín de su casa para estacionarme. No lo dudo ni un instante.
Tuve suerte, unas viviendas más adelante la tarifa alcanzaba los US$ 60.
Muchas personas bajan de los autobuses, portan banderas, gorras y camisetas con el logo Trump 2020, pero pocas mascarillas de protección.
“Gloria” un clásico del rock se escucha de fondo en los altoparlantes, comienzo a tararear:
“Are the voices in your head calling, Gloria? Gloria… ”.
Se percibe un ambiente de fiesta, parece la previa de un concierto.
Una mujer baila mientras reparte gratis mascarillas de protección, y algunas de las personas rechazan la oferta.
Un grupo de mujeres jóvenes posa para una “selfi”. Una de ellas se cubre del inclemente sol con un sombrero de vaquero que tiene los colores de bandera de EE.UU..
De pronto veo a Amanda Casillas, le pregunto si habla español y responde que sí.
Asegura que es hija de padres mexicanos y que ayuda como voluntaria recibiendo y organizando a las personas que llegan en los autobuses.
“Vengo a todos los “ralis”, vengo a verlo porque me gusta la energía, queremos seguir adelante y queremos a Trump” dice.
Unos metros más adelante me encuentro a Obie García, hace fila para ingresar, no utiliza mascarilla de protección.
Le pregunto si no teme contagiarse de coronavirus, el evento es al aire libre pero no hay distanciamiento físico.
Responde que no y que “el coronavirus ha hecho todo un poco más despacio para Trump”, pero que el presidente está haciéndolo bien.
Nos interrumpe un guardia de seguridad vestido de negro diciendo: “los cigarrillos electrónicos no están permitidos”.
Las puertas para ingresar al aeropuerto abren a las 4 P.M., hora local, a esa hora la fila es de por lo menos dos calles, hace mucho calor, pero las personas no parecen inmutarse.
Son las 7:12 P.M., hora local, se ve movimiento del equipo de seguridad.
En el altoparlante anuncian: “Señoras y señores, por favor denle la bienvenida al presidente número 45 de EE.UU., Donald J. Trump”.
El presidente Trump sale saludando al escenario y se escuchan los aplausos del público.
“¡Guau!, es una gran multitud”, dice el candidato presidencial republicano.