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Nota del editor: Tony Blair fue primer ministro del Reino Unido de 1997 a 2007. Las opiniones expresadas en este comentario son suyas. Puedes leer más artículos de opinión en cnne.com/opinion.

(CNN) – Ahora se reconoce ampliamente que en África la pandemia de covid-19 sigue una trayectoria diferente a la de gran parte del resto del mundo, incluido Occidente. Si bien los niveles relativamente bajos de pruebas dificultan ver el cuadro completo, las tasas de mortalidad han sido significativamente más bajas. Los sistemas de salud, aunque a veces están bajo presión, no se han visto saturados. Y los últimos estudios serológicos sugieren que, si bien las tasas de infección en África han sido elevadas, gran parte de estas infecciones han sido asintomáticas.

Mientras tanto, en el resto del mundo el aumento de casos y la amenaza inminente de una segunda ola han hecho que países de Europa y Asia avancen hacia nuevas restricciones y cierres parciales.

Existen múltiples hipótesis sobre por qué y cómo África ha escapado a las peores predicciones. Van desde la demografía de una población joven hasta el clima y la resistencia potencial debido a la exposición a otras cepas de covid. En un continente diverso, es probable que la verdadera respuesta sea una combinación de factores. Pero carecemos de evidencia científica suficiente en esta etapa para llegar a conclusiones finales.

Sin embargo, si África ha escapado de lo peor de la pandemia en términos de salud, no se puede decir lo mismo del impacto económico del covid-19. En este ámbito el daño colateral ha sido enorme.

El impacto económico del coronavirus en África

La inversión extranjera directa disminuyó un 40%. Se espera que se pierdan unos 30 millones de puestos de trabajo. Y hasta 49 millones más de africanos podrían verse empujados a la pobreza extrema al perder sus medios de vida en el sector informal, donde trabajan como vendedores ambulantes, taxistas y en otras tareas similares También se espera que las interrupciones en los servicios y suministros de salud debido al covid-19 empeoren los resultados de salud en términos generales. Las muertes por VIH, tuberculosis y malaria podrían aumentar en cerca de medio millón de personas.

A medida que los países reabren, existe una necesidad urgente de evaluar la magnitud de los daños colaterales causados por los cierres, tanto dentro de África como a nivel mundial. Esto debe hacerse para que los líderes puedan tomar las mejores decisiones sobre cómo reconstruir las economías de sus países.

Mientras hacen eso, los líderes africanos deben mantener su compromiso de contener el covid-19 continuando con las pruebas y los aislamientos. Aquí, Occidente debería mostrar algo de humildad y reconocer que, si bien todavía no se conocerá por un tiempo el conjunto completo de factores que impulsa la mortalidad más baja de África, sus sistemas, instituciones y líderes, en muchos casos, han marcado una diferencia crítica.

El combate de África al coronavirus

Después de su primer caso confirmado, el país medio de África subsahariana impuso medidas de contención más estrictas y lo hizo más rápido que el país medio de la Unión Europea y que Estados Unidos. La mayoría de los países africanos también han adoptado políticas integrales de rastreo de contactos. Algunos, como Sierra Leona, han llegado a supervisar el aislamiento de todos los contactos, independientemente de que sean sintomáticos, durante 14 días después de la exposición.

Los gobiernos africanos crearon y ajustaron políticas de rastreo y aislamiento de contactos que se adaptan a sus contextos y culturas. Y aplicaron una lección clave de las batallas anteriores contra el ébola y otras enfermedades sobre la importancia de garantizar el convencimiento y la aceptación de las medidas por parte de la comunidad. Si bien esto no se ha hecho a la perfección, muchos gobiernos africanos han tenido mucho más éxito en garantizar el aislamiento de contactos de alto riesgo que otros gobiernos, incluido el del Reino Unido.

Desafortunadamente, a pesar de los números de casos más bajos y, en muchos casos, las medidas de control más estrictas que otros países en las listas de viajes seguros de Europa o el Reino Unido, los países africanos han pagado el precio de la desconexión del resto del mundo. La mayoría de su población está siendo injustamente tratada como una entidad única riesgosa.

Las restricciones que afectan al continente

Los países de la UE y el Reino Unido han establecido cuarentenas de 14 días y otras restricciones médicas de viaje para todos los pasajeros que llegan de África. Esto con excepción de Ruanda (que está en la lista de viajes seguros de la UE). Y también de Seychelles y Mauricio, que tienen corredores de viaje seguros con el Reino Unido. (Estados Unidos no tiene una perspectiva nacional común para las cuarentenas y la situación es menos clara allí).

Las economías africanas son muy dependientes del comercio y los viajes mundiales, ya sea para la importación de bienes esenciales, la implementación de infraestructura crítica y proyectos de ayuda o para el turismo y los viajes de negocios. Como resultado, estas medidas corren el riesgo de exacerbar el daño económico que sus países ya han sufrido.

Aunque no se espera que el PBI africano caiga tanto como el de otras economías avanzadas, su rápido crecimiento demográfico, su gran sector informal de empleo, la incapacidad de los gobiernos para impulsar la actividad económica aumentando el gasto estatal y los débiles sistemas de bienestar social significan que su población –especialmente los pobres– sufrirá un impacto mayor. Esto podría deshacer el progreso en el desarrollo de una década.

Reconectarse con el mundo y recuperarse económicamente requerirá pruebas verificables de vacunación o pruebas negativas.

Significará asegurar la equidad en el desarrollo y la distribución de las vacunas. La iniciativa COVAX liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Alianza Global de Vacunas (GAVI, por sus siglas en inglés) y la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés) está trabajando para garantizar que los países africanos puedan tener acceso a las vacunas.

Occidente necesita reformular su relación con África

Además, debe reconsiderarse el modelo actual de suministrar a África vacunas producidas en otros lugares. Los líderes africanos deben tener un rol en el desarrollo de nuevas vacunas. Deben participar en la fabricación de vacunas y poder implementar las estrategias de vacunación adecuadas para su población. Las características climáticas y geológicas de lugares como África y Asia significan que es más probable que sean fuente de nuevas especies virales. Por lo tanto, invertir en investigación y fabricación de vacunas en estos lugares construye resiliencia para todo el mundo, no solo para esos continentes.

He sostenido durante mucho tiempo que Occidente necesita reformular su relación con África. Debe pasar de una relación de ayuda y comercio extractivo, en la que Occidente dicta en gran medida los términos, a una asociación. Esta asociación debería basarse en naciones africanas en desarrollo en áreas como el comercio y la inversión. En áreas que agregan valor y crean empleos a nivel local, y que mejoran la seguridad de África. Este replanteamiento puede ser uno de los resultados positivos de la pandemia.

Deberíamos establecer esa relación ahora, en la lucha contra el covid-19, aprovechando la experiencia, los recursos y la energía de los países africanos como socios valiosos, no meros beneficiarios. Y asegurar que el continente no se queda atrás a medida que el mundo reabre. Al hacerlo, no solo llevaríamos la pandemia a una conclusión más rápida y completa. También sentaríamos las bases de un mundo más seguro y próspero.