Nota del editor: Silvina Moschini es emprendedora serial especializada en la transformación digital del mundo del trabajo. Es fundadora y presidente de TransparentBusiness, una plataforma basada en la nube que permite gestionar equipos remotos de forma transparente, y CEO y fundadora de SheWorks!, un marketplace para contratar mujeres profesionales con modelos flexibles. Las opiniones expresadas en este comentario pertenecen exclusivamente a la autora. Ver más artículos de opinión en CNNE.com/opinion
(CNN Español) – El 29 de octubre de 1969, en California, un equipo de UCLA mandó el primer mensaje a una red de otras cuatro computadoras. La red no se llamaba Internet todavía sino Arpanet (Advanced Research Projects Agency) y era un proyecto del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Los inventores de la protointernet fueron los estadounidenses Lawrence Roberts, Robert Kahn, Tim Berners-Lee y Vinton Cerf, y aquel día inauguraron un sistema de comunicación que revolucionó el siglo XX y que escaló a una velocidad muy superior a la de la conexión de aquel momento.
Lo que seguramente no sabían entonces era que su invento, que originalmente pensaron como un sistema de comunicación a distancia capaz de resistir ataques nucleares en plena Guerra Fría, iba a sostener el mundo frente al ataque viral que catapultó 2020 a los canales de la historia para siempre.
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La vida de hoy es impensable sin Internet. Y a partir del covid-19, esto ya ni siquiera es una metáfora, porque ahora la usamos para comprar, estudiar, trabajar, hacer trámites, comunicarnos, relacionarnos y hasta para ir al médico. Las estadísticas respaldan esta afirmación:
- Actualmente unas 4.570 millones de personas usan Internet en todo el mundo, lo que equivale al 60% de la población mundial:
- En los últimos doce meses, el total de personas conectadas llegó a 346 millones, lo que equivale a un crecimiento del 8% interanual (aproximadamente 11 nuevos usuarios de Internet por segundo desde julio de 2019).
- Más de 8 de cada 10 usuarios móviles declaran que Internet fue esencial para sobrevivir durante la pandemia, porque les permitió sostener la educación de sus hijos (76%), mantenerse en contacto con familiares y amigos (74%) y hasta mejorar su nivel de bienestar (43%), según una encuesta de Ericsson, citada por DataReportal
- El trabajo remoto se consolidó como el eje de la nueva normalidad. Desde diciembre, los usuarios de Zoom aumentaron 2.900% y Microsoft Teams alcanzó el récord de 2.700 millones de minutos de reuniones en un solo día durante la pandemia, solo por nombrar dos ejemplos de aplicaciones muy usadas.
Hoy, más que nunca, la conexión a Internet debería ser un derecho universal. Porque la brecha digital entre quienes tienen acceso a una conexión y quienes no la tienen podría profundizar ciertas desigualdades preexistentes, como las que hay entre los países más y menos desarrollados o hasta la disparidad de género: los hombres tienen 21% más de probabilidad de conexión que las mujeres, y este porcentaje asciende al 52% en los países menos desarrollados. En esencia, Internet es la gran democratizadora de oportunidades y -en cuestiones laborales- es especialmente beneficiosa para las mujeres que, gracias a la conectividad, pueden administrar sus carreras desde donde estén y equilibrar a su medida su vida profesional y personal.
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Sin embargo, no basta tener conexión para subirse a la nueva era. Una encuesta de la OIT dice que el 50% de las pequeñas empresas del mundo necesita en este momento asesoramiento para ganarse un lugar competitivo y que buena parte de la reactivación depende de su adaptación a las operaciones a distancia. Por eso proliferan los programas de capacitación para particulares y empresas, que les ofrecen las herramientas que necesitan para sostener su autonomía operativa, como el programa global de apoyo a las PyMES que lanzamos recientemente.
En el aniversario de tan importante paso para la creación de Internet, celebremos uno de los grandes inventos de la historia, que no es ni más ni menos que el modo y el medio en el que se está definiendo a toda velocidad el futuro que precipitó la pandemia.