(CNN) – El presidente Donald Trump y el exvicepresidente Joe Biden se apresuran a juntar los votos de los estadounidenses que no se encuentran entre los más de 91 millones que ya emitieron sus votaciones anticipadas mientras una elección que comenzó meses antes de la pandemia, y luego fue definida por ella, se dirige hacia sus frenéticas horas finales.
El momento crucial del martes –y lo que podría convertirse en un recuento prolongado debido a la avalancha de votos enviados por correo– decidirá si los estadounidenses rechazarán a Trump después de un solo mandato o aceptarán cuatro años más de su descarada presidencia.
Esto se desarrollará a medida que la emergencia del nuevo coronavirus se sale de control en todo el país, a raíz de tasas de infección diarias récord y con el número de muertes aumentando a 1.000 por día.
El domingo por la noche, el presidente insinuó que podría despedir al Dr. Anthony Fauci después de las elecciones luego de rechazar las recomendaciones científicas del admirado especialista en enfermedades infecciosas sobre la pandemia.
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Biden hará campaña el lunes en Ohio –una adición tardía a su lista de objetivos– y en Pensilvania, su estado de nacimiento que podría ser el punto de inflexión si las elecciones están muy cerradas. Trump montará un frenético viaje a bordo del Air Force One a través de Carolina del Norte, Michigan, Wisconsin y Pensilvania en un último esfuerzo por salvar los estados que ganó hace cuatro años y bloquear la ruta de Biden a la Casa Blanca.
Biden argumenta que la negación y negligencia de Trump de una pandemia que ha matado a más de 230.000 estadounidenses y está empeorando día a día debería negarle la reelección al presidente.
“La verdad es que, para vencer al virus, primero tenemos que vencer a Donald Trump. Él es el virus”, dijo Biden en Filadelfia el domingo.
Tanto Biden como Trump tienen caminos hacia la victoria
El candidato demócrata se dirige al último día de campaña con una gran ventaja en las encuestas nacionales y con suficientes estados indecisos para permitir múltiples rutas a los 270 votos electorales necesarios para ganar la Casa Blanca, incluyendo al Cinturón del Sol y el Medio Oeste.
“Nos sentimos muy confiados en nuestro camino hacia la victoria”, dijo el domingo la asesora principal de Biden, Anita Dunn, a Jake Tapper en “State of the Union” de CNN. Biden espera que las victorias en estados como Arizona, Florida, Georgia o Carolina del Norte puedan enviar una señal temprana el martes por la noche de que se dirige a la victoria.
Contar en campos de batalla del medio oeste como Michigan y Wisconsin, donde espera que le vaya bien, podría llevar más tiempo y conducir al tipo de resultado impugnado con el que amenaza el presidente. Trump ya ha tratado de desacreditar las papeletas por correo, que demoran más en contarse, mientras que los republicanos en Texas, hasta ahora sin éxito, han estado tratando de invalidar las papeletas emitidas en los sitios de autoservicio en el área de Houston.
Trump, aunque está detrás de Biden, también tiene una clara, aunque más estrecha, posibilidad de llegar a 270 votos electorales que se basa en que él arrasará en una franja de campos de batalla que ganó hace cuatro años con lo que promete su campaña será una gran participación el día de las elecciones.
El presidente no puede darse el lujo de perder estados como la Florida, Georgia o Carolina del Norte y luego debe luchar contra Biden en el Medio Oeste, el territorio decisivo en su victoria sobre Hillary Clinton, donde, en comparación, está luchando cuatro años después.
Aún así, el presidente se encuentra a una distancia sorprendente en algunas encuestas estatales y los demócratas están atormentados con la idea de que podría desafiar una vez más las expectativas y lograr un sorprendente regreso el día de las elecciones.
Trump engaña sobre el virus y ensombrece la noche de las elecciones
El presidente pasó un fin de semana de agresiva campaña redirigiendo la responsabilidad por su mal manejo del covid-19, culpando a los médicos por inflar el número de muertos y afirmando que Biden pondría nuevas restricciones en el país si ganaba.
En un mitin en la Florida el domingo por la noche, la muchedumbre de Trump comenzó a cantar “Despide a Fauci” cuando el presidente se quejó de que ya se ha escuchado demasiado sobre la pandemia.
“No se lo digan a nadie, pero déjenme esperar hasta un poco después de las elecciones”, dijo el presidente.
Fauci ha sido el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas desde 1984. Es respetado en todo el mundo y jugó un papel importante en la lucha contra el VIH/Sida y el ébola.
En una entrevista de The Washington Post publicada el sábado, Fauci dijo que Estados Unidos “no podría estar en una posición más pobre” para el temido pico invernal en los casos de covid-19 que ahora se está materializando, contradiciendo las afirmaciones de Trump de que la enfermedad desaparecerá inminentemente.
Trump comenzó su día el domingo en el nevado Michigan, antes de viajar por Iowa, Carolina del Norte, Georgia y la suave Florida en un viaje agotador que ejemplificó su resistencia pero también su desafío –y el de sus grandes multitudes– a las medidas de distanciamiento social que su propio gobierno recomienda para detener la propagación del covid-19.
Volvió a afirmar falsamente el domingo, en un mitin en Carolina del Norte, que Estados Unidos estaba “doblando la esquina” en su lucha contra el virus y que las vacunas que en algún momento había esperado implementar antes de las elecciones estaban “justo ahí”.
El presidente está apostando a que una corriente de votantes pro-Trump no recogidos por las encuestas acogerá sus advertencias hiperbólicas de una toma de poder por los demócratas radicales si Biden gana y su denuncia de los disturbios en ciudades de los que culpa a los hampones de izquierda.
Pero un aire de presentimiento se cierne sobre una de las elecciones más surrealistas de la historia moderna de Estados Unidos. Los informes de retrasos en la entrega de votos por correo en varios estados cruciales en el campo de batalla profundizaron la ansiedad sobre la posibilidad de duelos legales prolongados entre las campañas en caso de una elección cerrada.
El tiempo adicional y la complicación del conteo de las papeletas electorales por correo podrían ofrecer al presidente un margen de maniobra para arrojar nuevas dudas sobre la integridad de una elección que él advirtió que solo será justa si emerge como el ganador.
En Texas, la Corte Suprema del estado denegó una petición de un grupo de republicanos que buscaba invalidar casi 127.000 papeletas emitidas en instalaciones de autoservicio en el condado de Harris, un área fuertemente demócrata que rodea Houston. Los republicanos también han presentado una demanda en un tribunal federal, que tiene una audiencia de emergencia el lunes por la mañana en Houston.
Mientras tanto, el FBI ha abierto una investigación sobre una caravana de vehículos conducidos por partidarios de Trump que presuntamente acosaban a un autobús de la campaña de Biden-Harris en Texas.
Y el presidente se sumó a los temores de una elección impugnada al volver a lanzar sospechas sobre la práctica perfectamente normal de que los recuentos de votos continúen después de la noche de las elecciones, algo probable este año, ya que algunos estados ni siquiera pueden comenzar a contar el torrente de papeletas por correo hasta el día de la elección.
“Creo que es algo terrible cuando se pueden contar las papeletas después de una elección”, dijo Trump en el crucial estado de Carolina del Norte, que está luchando por mantener en su columna a pesar de los cambios demográficos que dan esperanza a los demócratas.
“Creo que es algo terrible cuando a las personas o los estados se les permite tabular las papeletas durante un largo período de tiempo después de que terminan las elecciones porque solo puede conducir a una cosa, y eso es muy malo. Ya saben qué es esa cosa. Yo Creo que es algo muy peligroso y terrible”, dijo Trump a los periodistas.
En otro comentario ominoso, el presidente dijo que tan pronto como terminara la votación en estados como Pensilvania, “vamos a ir con nuestros abogados”, después de criticar una decisión de la Corte Suprema que dejaba vigente por ahora una decisión de la máxima rama responsable de Pensilvania para permitir el recuento de votos hasta tres días después del día de las elecciones.
Sin embargo, las elecciones no se deciden por límites de tiempo, dependen de que se cuenten todos los votos.
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Preocupación por la declaración de victoria prematura
Pero la gobernadora demócrata de Michigan, Gretchen Whitmer, dijo en “State of Union” que le preocupaba que Trump pudiera intentar declarar la victoria en su estado si las votaciones del día de las elecciones lo mostraban con ventaja antes de que se cuenten los votos anticipados y por correo.
“Creo que es una posibilidad muy real y es por eso que estamos tratando de asegurarnos de que todos en la prensa entiendan que el volumen de votos que están llegando no se parece a nada que hayamos visto antes y que llevará tiempo contarlos,” dijo.
“Y es más importante que obtengamos un recuento preciso que un recuento rápido y que podría no ser preciso”.
Biden el domingo buscó convencer a los votantes negros, quienes históricamente tienen más probabilidades de votar el día de las elecciones, para que aparezcan en los números que necesita en las ciudades y los suburbios para compensar el dominio de Trump en el corazón rural.
Participó en un evento de promoción del voto “Souls to the Polls” (“Almas a las Urnas”) en una iglesia bautista en Filadelfia y luego realizó un mitin de autos. Destacó las disparidades en el impacto del virus en las minorías y, en la cuna del experimento estadounidense, describió a Trump como una amenaza para las libertades básicas estadounidenses.
“Cada generación tiene que luchar para mantener la democracia. Sin embargo, nunca pensé que tendríamos que luchar tan duro”, dijo Biden.
Su compañera de fórmula, la senadora Kamala Harris de California, viajó a Carolina del Norte y Georgia, dos estados donde los demócratas creen que pueden ganar en parte gracias a una fuerte participación de los votantes negros.
“No dejemos que nadie nos quite nuestro poder. No nos dejemos al margen, no nos quedemos en silencio, hay mucho en juego y los antepasados esperan mucho más de nosotros que eso”, dijo Harris en Carolina del Norte.