Entrega de 47.500 toneladas métricas de sorgo de la USAID en Port Sudan el 26 de mayo de 2015.

(CNN) – No solo a los estadounidenses les preocupa su trabajo, la asistencia médica o cómo alimentarán a sus familias dependiendo quién se quede con la Oficina Oval.

Incluso en la era de ‘Estados Unidos Primero’, el país es el mayor donante de ayuda para el extranjero a nivel mundial y el mayor contribuyente individual al Programa Mundial de Alimentos, lo que le da a personas de todo el mundo motivos para preocuparse cada vez que una nueva administración llega a Washington. Están en juego decenas de miles de millones de dólares para alimentos, agua, educación, salud, seguridad y otras necesidades para el desarrollo de los países.

“Cada administración trae sus propias prioridades nuevas”, dice Mark Green, exdirector de USAID, el principal canal de ayuda al exterior de Estados Unidos, quien sirvió durante la administración Trump hasta esta primavera. Puede que la misión de la agencia de salvar vidas, reducir la pobreza y promover la democracia en nombre del pueblo estadounidense no cambie, pero también debe alinearse con el poder ejecutivo. La agencia se negó a hacer comentarios para esta historia.

‘Escéptico de la ayuda’

Aunque la actual Casa Blanca ha lanzado programas para mujeres y minorías religiosas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es lo que Green llama un “escéptico de la ayuda”. En repetidas ocasiones ha tratado de recortar el presupuesto de USAID en más del 20%. Y ha utilizado los recortes de ayuda como un garrote de política exterior, deteniendo temporalmente la asistencia al empobrecido “Triángulo del Norte” de Guatemala, Honduras y El Salvador por la migración; suprimiendo la asistencia para programas de alimentación, educación y empleo de las Naciones Unidas en Gaza y Ribera Occidental por las conversaciones de paz; y limitando estrictamente quién podría recibir fondos para la salud por el aborto.

Green, quien ahora se desempeña como director ejecutivo del Instituto McCain, dice que “no es raro” que la Casa Blanca o el Congreso impongan restricciones a la asistencia. “A veces es por razones políticas, a veces es por razones estratégicas. Realmente varía, pero (USAID) no tiene una flexibilidad completa, lo diré de esa manera”, explica.

La batalla presupuestaria de USAID

La administración Trump hizo intentos anuales de reducir el presupuesto de USAID, aunque estos fueron rechazados en gran medida por el Congreso. Su propuesta de presupuesto de 2019 para la agencia de ayuda fue tan baja que el senador republicano Lindsey Graham la desestimó por “ridícula” en una reunión de abril de 2018 de la Subcomisión de Asignaciones del Senado sobre Operaciones Estatales Extranjeras y Programas Relacionados.

“Escucha esta”, dijo Graham mientras enumeraba las reducciones propuestas. “África: 52,6%. ¿Han mejorado las cosas en África y simplemente me lo perdí? (…) Las personas que hicieron estos recortes claramente no saben de qué están hablando. No han pasado ni un minuto analizando África. Simplemente están inventando números para equilibrar un presupuesto”, opinó.

“Si bien la administración considera que el papel del Departamento de Estado y de USAID en materia de diplomacia y desarrollo es fundamental para la seguridad nacional, esto debe equilibrarse con la restricción del gasto discrecional general no relacionado con la defensa, incluido en el Departamento de Estado y USAID”, dijo a CNN un portavoz del Departamento de Estado.

Promover la ‘autosuficiencia’

Green, cuyo trabajo era defender la solicitud de presupuesto en esa audiencia, dice que no se sintió “cuestionado” por los intentos del presidente de quitar millones de dólares en fondos. Afirma que lo vio como un desafío saludable. “El presidente Trump, y no solo el presidente Trump, sino el equipo en torno al presidente Trump, creo que son escépticos de la ayuda. No es un secreto. Pero lo que eso siempre significó para mí y para el equipo de USAID fue que lo tomamos como un desafío. Y por eso, trabajamos duro para mostrar cómo estábamos exprimiendo el valor de cada programa. Y que estos programas pueden ser una herramienta esencial en la política diplomática y la política económica”, dijo.

Antes de dimitir, dirigió una reorientación de la agencia que parece diseñada en parte para atraer a los escépticos. Busco promover un “viaje de autosuficiencia” para los países beneficiarios con el objetivo final de “trabajar hacia un momento en el que la asistencia extranjera ya no sea necesaria”.

Aun así, agrega más tarde: “¿Me hubiera gustado más dinero? Absolutamente. Siempre sería honesto y diría, ‘mira, así es como funciona’. Me das US$ 10 y puedo dar esto. Si me das menos, hago menos”.

Recortes

Debido a la escala masiva de la ayuda exterior estadounidense, incluso pequeños cambios en el gasto pueden ayudar o perjudicar a cientos de miles de personas.

“En el futuro, solo vamos a brindar ayuda extranjera a quienes nos respetan y, francamente, son nuestros amigos”, dijo Trump a la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2018.

Lina Abu-Zariffa ha tenido dificultades para alimentar a sus tres hijos desde ese año. “No hay nada en la casa”, dijo a CNN esta mujer de 34 años de Gaza. “El otro día, mis hijas querían una taza de yogur y un huevo y yo no podía proporcionar ni eso”, agregó.

Ella solía recibir vales financiados por Estados Unidos, con un valor aproximado de US$ 130 por mes. Los vales la ayudaban a comprar lo esencial como harina, aceite de cocina, arroz y azúcar. Ahora depende de las donaciones de su hermana y vecinos que se compadecen de la familia. “No tengo el dinero para proveer nada”, dijo.

En medio de la inestabilidad política, casi la mitad de la población de Gaza está desempleada y muchos están sumidos en deudas. “No hay trabajo en Gaza, ni ninguna institución u organización para llenar el vacío”, dice.

Khaled Zou’reb, de 55 años, fue excluido del mismo programa. Y dice que intentar poner comida en la mesa para su familia de 10 se ha convertido en “un infierno viviente” sin los cupones. “Cuando miro a los niños de otras familias, me digo a mí mismo: ‘Ojalá mis hijos fueran así’”.

‘Un vacío’ en la economía de Gaza

Ambos se encuentran entre las aproximadamente 130.000 personas en Gaza que dejaron de recibir cupones de alimentos cuando los fondos estadounidenses para el trabajo del Programa Mundial de Alimentos en Ribera Occidental y Gaza se agotaron en 2018. Esto fue parte de una serie de recortes ampliamente considerados como un intento de presionar a los funcionarios palestinos para que entablaran un diálogo.

Cuando se le preguntó si esos recortes, realizados durante su mandato, tenían algún objetivo humanitario o de desarrollo, Green señaló a la Casa Blanca. “Tú sabes, USAID opera bajo cualquier guía presidencial o reglas o restricciones que se establezcan”, dijo.

Un portavoz del Departamento de Estado dijo que “la administración continúa evaluando en dónde la ayuda de Estados Unidos podría promover mejor las políticas y prioridades de Estados Unidos y proporcionar el máximo valor al contribuyente estadounidense, teniendo en cuenta la legislación pertinente”.

Los recortes no solo afectan a los receptores de ayuda. También han “creado un vacío” en la ya frágil economía de Gaza al obligar a las organizaciones de ayuda a despedir trabajadores, dice Lana Abu-Hijleh, directora local de Global Communities. Esta es la organización que distribuía los vales de alimentos para el Programa Mundial de Alimentos.

Más de 2.000 trabajadores y contratistas locales han perdido sus trabajos debido a recortes de fondos, estima. Su propio personal en Global Communities se redujo de más de 100 empleados a solo 12, un fenómeno que ha seguido a los recortes de fondos en todo el mundo.

La Política de Ciudad de México

En el oeste de Nepal, Renu Roka Ranamagar, de 29 años, también perdió su trabajo debido a otro cambio de la era Trump. En 2017, Estados Unidos impuso una prohibición amplia sobre las organizaciones extranjeras que recibían fondos de salud de Estados Unidos si realizaban o promovían el aborto, incluso donde es legal.

Ranamagar, un consejero de planificación familiar, fue una de las 230 personas que perdieron su trabajo en la Asociación de Planificación Familiar de Nepal (FPAN, por sus siglas en inglés). Esta es una organización sin fines de lucro que ofrece servicios de planificación familiar y aborto médico en áreas rurales. Una cuarta parte del presupuesto de la organización desapareció debido a esta política, dice el director general interino Subhash Chandra Shrestha. “Organizábamos campamentos móviles en todo el país. Ya no podemos hacer lo mismo en esa capacidad. El recorte de fondos de USAID afectó enormemente nuestros programas y objetivos”, dijo Shrestha.

Ranamagar ahora trabaja en un hospital privado local, pero aún recibe llamadas de mujeres que solía asesorar y que quieren conocer sus opciones. “Ojalá el proyecto hubiera continuado” para ayudarlas, dijo.

Todos los presidentes republicanos desde Ronald Reagan han prohibido a organizaciones extranjeras realizar o promover el aborto si reciben fondos de planificación familiar de Estados Unidos. Esta restricción es conocida como la Política de Ciudad de México. Los presidentes demócratas la han revertido.

Restricciones ampliadas

Pero Trump fue más allá. Y expandió la restricción para que aplicara a organizaciones extranjeras que reciban cualquier financiamiento de salud estadounidense, incluido el dinero destinado a programas de nutrición, malaria, tuberculosis, enfermedades tropicales y salud infantil. La regla podría afectar un estimado de US$ 12.000 millones en asistencia de Estados Unidos, según un informe de marzo de 2020 de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno de Estados Unidos, una agencia no partidista que trabaja para el Congreso.

“Cuando una ONG extranjera se niega a aceptar la Política (de Protección de la Vida en la Asistencia de Salud Global), USAID transfiere las actividades que la ONG habría realizado con financiación estadounidense a otros socios, minimizando al mismo tiempo cualquier interrupción de la atención”, dijo un portavoz de USAID a CNN. Una revisión del Departamento de Estado de agosto encontró que la política interrumpió algunos esfuerzos para tratar la tuberculosis y el VIH / SIDA y para brindar asistencia nutricional, entre otros programas.

Varios estudios y los propios reportes de CNN también han demostrado que la política en realidad produce más abortos: cuando las organizaciones de salud que rechazan las restricciones pierden fondos, más mujeres tienen dificultades para acceder a la anticoncepción básica en primer lugar.

Llenar el vacío

Otras naciones han tratado de llenar los vacíos donde los fondos estadounidenses han desaparecido, con un éxito limitado.

Los Países Bajos, Bélgica, Dinamarca y Suecia han recaudado millones para apoyar la planificación familiar sin restricciones. Esto, sin embargo, es mucho menos que los miles de millones de fondos de salud globales que ahora se ven afectados por la regla ampliada de Estados Unidos.

El Programa Mundial de Alimentos también está reuniendo fondos de otras fuentes, incluidos préstamos de su propio presupuesto corporativo, para alimentar a las personas que sufren hambre en Ribera Occidental y Gaza ahora que el coronavirus exacerba la pobreza, dice Yasmine Abuelassal, funcionaria de asociaciones del programa en Palestina.

“Algunos donantes nuevos se involucraron, como Alemania y el Reino Unido, pero su financiación ha sido significativamente menor que la brecha de financiación que se creó tras la retirada del apoyo financiero de Estados Unidos”, añade.

Nicola Jones, investigadora de Instituto de Desarrollo de Ultramar con sede en Londres, dice que, si bien espera que Estados Unidos reanude la financiación, los devastadores impactos de los recortes de Trump ya han demostrado el peligro de depender tanto de un país.

El mundo tiene que asegurarse de que la ayuda no esté sujeta a “caprichos políticos”, dice.

El peor momento

A medida que la pandemia aumenta la pobreza y las amenazas para la salud en todo el mundo, la ayuda es más necesaria que nunca. Pero el momento no podría ser peor, ya que el virus también afecta las economías de los países donantes. En julio, el Reino Unido anunció que recortaría el gasto en ayuda en casi 3.000 millones de libras (unos US$ 3.800 millones).

Pero “lo que es aún más caro es la inacción”, advierte Green, el exadministrador de USAID. Los países ricos terminarán pagando el precio en seguridad por dejar a las personas más vulnerables del mundo sin apoyo, desesperadas y vulnerables a la explotación, dice.

Señala a PEPFAR, una iniciativa lanzada por el expresidente George W. Bush que hasta ahora ha gastado más de US$ 85.000 millones durante las presidencias republicanas y demócratas para combatir el VIH / SIDA. “Eso no sólo era moralmente lo correcto”, dice Green. “Se trata de una victoria estratégica en el sentido de ser un faro de esperanza y mostrar a la gente de todo el mundo que el liderazgo de Estados Unidos es importante. Fue barato, en ese sentido”, agregó.

Bethlehem Feleke en Nairobi y Angela Dewan en Londres contribuyeron a este reporte.