(CNN) – A lo largo de los años, los científicos han encontrado mucha evidencia de que los huracanes se vuelven más peligrosos a medida de que el planeta se calienta.
Los huracanes se están intensificando rápidamente con más frecuencia, arrojando mayores precipitaciones totales e incluso moviéndose más lentamente, todo porque los océanos y la atmósfera del mundo están más calientes debido a la actividad humana.
Ahora, un nuevo estudio ha identificado otra conexión más con nuestro clima cálido: los huracanes mantienen su fuerza después de tocar tierra durante mucho más tiempo y, a su vez, exponen a las poblaciones de tierra adentro a vientos dañinos que rara vez habían experimentado antes.
Los investigadores encontraron que durante los últimos 50 años, el tiempo que tarda un huracán en debilitarse después de tocar tierra ha aumentado en un 94%.
A fines de la década de 1960, un huracán típico perdería aproximadamente el 75% de su intensidad en el primer día después de tocar tierra. Pero hoy, se esperaría que esa misma tormenta se debilitara solo en un 50% en las primeras 24 horas después de tocar tierra, encontró el estudio.
“Digamos, por ejemplo, que estoy en Atlanta a unos 380 km tierra adentro. Hace 50 años, habría experimentado algo parecido a una tormenta tropical de un huracán que tocó tierra como categoría 3”, dijo Pinaki Chakraborty, profesor del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa y coautor del estudio. “Pero ahora experimentaría un huracán de categoría 1, por lo que ha habido un tremendo aumento en el tipo de destrucción que puede llegar tierra adentro”.
Los hallazgos se publicaron el miércoles en la revista científica Nature y se suman al ya gran cuerpo de evidencia que muestra que el calentamiento global está aumentando el potencial destructivo de los huracanes.
El análisis de los datos sobre la fuerza de los huracanes
Los investigadores analizaron datos sobre huracanes que tocaron tierra en todo el territorio continental de EE.UU. entre 1967 y 2018, y luego utilizaron simulaciones por computadora para determinar qué variables permiten que estas tormentas mantengan su fuerza incluso sobre tierra.
Lo que encontraron es que, si bien parte de la desaceleración en el debilitamiento de los huracanes se puede atribuir a un cambio en las trayectorias de las tormentas —que parece estar empujando a que más tormentas toquen tierra en la costa este— con mucho el factor más importante que permite que se produzcan tormentas más fuertes hacia el interior está en el aumento de la temperatura de la superficie del mar.
Para entender por qué, los científicos dicen que es importante entender de qué extraen estas tormentas su fuerza en primer lugar.
En esencia, los huracanes son motores masivos de viento y lluvia que alimentan la temperatura y la humedad cálidas del océano, dijo Chakraborty.
Cuando una tormenta pasa sobre el océano, se alimenta del aire cálido y húmedo del océano. Cuanto más caliente esté el aire debajo de un huracán, más humedad puede contener el aire y, por lo tanto, más energía disponible para fortalecer el huracán.
“El océano suministra humedad al huracán, y el motor térmico del huracán convierte el calor latente en esa humedad en intensos vientos y lluvias”, dijo Chakraborty.
Pero una vez que un huracán toca tierra y ya no está sobre el océano, ese suministro de energía crucial que alimenta la tormenta se corta, lo que hace que las tormentas se debiliten sobre la tierra.
Sin embargo, las emisiones humanas de gases de efecto invernadero han sobrecalentado nuestros océanos y nuestra atmósfera. Solo en los últimos 25 años, los océanos del mundo han absorbido el calor equivalente a 3.600 millones de explosiones de bombas de Hiroshima, según la estimación de un estudio.
Todo este calor adicional significa que los huracanes están transportando más humedad que en el pasado, lo que les proporciona combustible adicional para mantener su fuerza incluso a cientos de kilómetros tierra adentro, y también explica por qué están arrojando más lluvia.
Los huracanes están golpeando más tierra adentro por el calentamiento global
Los hallazgos muestran que, si bien los huracanes generalmente representan las mayores amenazas para las costas desarrolladas, las ciudades y pueblos a cientos de kilómetros de las costas también se encuentran cada vez más en peligro a medida que el planeta se calienta.
“Los autores presentan un caso convincente con simulaciones numéricas simples de que el aumento del vapor de agua transportado por las tormentas es el principal culpable de las tasas de descomposición más lentas sobre la tierra”, dijo Jim Kossin, científico climático de los Centros Nacionales de Información Ambiental de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés). “Los impactos son claros: si los huracanes se disipan más lentamente a medida que avanzan sobre la tierra, es casi seguro que el daño que causan aumentará”.
La temporada de huracanes de 2020 que batió récords ha ofrecido muchos ejemplos de que el cambio climático está sobrealimentando a los huracanes como nunca antes y aumentando el daño que son capaces de causar.
El huracán Zeta, en particular, mostró signos de esta descomposición más lenta que los investigadores describieron. Para cuando la tormenta llegó a Nueva Jersey, todavía tenía vientos de 80 km/h al día después de tocar tierra a cientos de kilómetros al sur de la costa del Golfo, y dejó a millones sin electricidad desde Louisiana hasta Georgia y a través de las Carolinas.
Y aunque los investigadores dicen que no podemos sacar conclusiones basándonos en una tormenta, dicen que la línea de tendencia general es clara: los huracanes están golpeando más tierra adentro que en las últimas décadas, y están conectados con el calentamiento global causado por los humanos.
“Esta desaceleración en la decadencia continuará a menos de que se tomen medidas realmente sustanciales para frenar el calentamiento global”, dijo Chakraborty. “Es posible que estas regiones del interior que no están bien preparadas para estas tormentas, por una buena razón, ahora tengan que estar más preparadas. Pero no creo que realmente podamos prepararnos para salir de esto”.