Kamala Harris vistió un traje de pantalón blanco para dar un discurso luego de que los medios proyectaran que Joe Biden ganaría la elección.

Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades durante varias décadas. Especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento. Productora de cine. Columnista de estilo de CNN en Español. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivamente suyas. Lee más artículos de opinión en cnne.com/opinion

(CNN Español) – En estos días se habla mucho de Kamala Harris, quien será la primera mujer vicepresidenta de Estados Unidos, y de su imagen exuberante y feliz durante el discurso de victoria cuando vistió un elegante traje pantalón blanco (un diseño de Carolina Herrera). ¡Y de pronto medio mundo comenta todos los detalles de su atuendo!

Y algo cómico me ocurrió cuando escribí en mi Facebook que me parecía que le quedaba una talla demasiado grande; montones de mujeres indignadas se enfadaron conmigo sin saber que me encanta Kamala, su sonrisa, su alegría y su imagen de mujer segura de sí misma. Y hubo hasta quien me dijo que quizás “llevaba un chaleco antibalas y por eso la chaqueta le quedaba grande”.

Sea como sea - y con un enorme grado de pasión y hasta de humor negro- el conjunto de Kamala Harris, la primera vicepresidenta electa negra y del sur de Asia, hija de inmigrantes, abogada, ex fiscal general de California, senadora, quien con una fabulosa carrera llega a una posición tan extraordinaria, ha desatado todo tipo de comentarios.

Les cuento…

¡Un poderoso traje de pantalón blanco!

A Kamala Harris le encanta usar traje pantalón (como era también la costumbre de la ex secretaria de Estado y excandidata presidencial Hillary Clinton). Y a un costo de unos US$ 3.280 (sin incluir la blusa), el diseño de Wes Gordon para la marca Carolina Herrera es un símbolo maravilloso de elegancia y de poder. Y el blanco –como se ha comentado- es el color que representa a las extraordinarias mujeres sufragistas –o sufragettes- que después de arduas luchas, lograron el voto para las estadounidenses hace 100 años, el 26 de agosto de 1920.

Estas valientes mujeres vestían mayormente de blanco, además de usar piezas en color oro, morado y verde, combinándolas a veces en un mismo conjunto. Eran colores que poderosamente hablaban en su nombre cuando miles de mujeres marchaban (¡y muchas veces eran llevadas violentamente a la cárcel!)para luchar por sus derechos. ¡Y el color que las acompañó al triunfo!

Adelantando la historia 100 años, notemos que desde el comienzo de la administración del presidente Donald Trump, las mujeres comenzaron a protestar –y mostrar su unidad y su fuerza- usando ¡de nuevo! el color blanco, además de unos gorros o bufandas en color rosa intenso. Women Power (el poder de las mujeres) ha sido la frase tanto de varias legisladoras como de millones de mujeres que han marchado en las calles de Estados Unidos de 2016 en adelante, y su ropa ha sido parte vital de esa imagen. ¡Su imagen es su voz una vez más!

Al mirar atrás…

La moda –además de ser un ‘plus’ estético que le encanta a la mayor parte de las mujeres- siempre ha sido ideal para proyectar quiénes somos y cómo somos. Una forma de hablar y demostrar nuestra personalidad y lo que queremos…

La mujer seductora por excelencia hace alarde de su cuerpo y de sus curvas con vestidos ceñidos, telas llamativas y colores vibrantes como el rojo. Y su rostro muy maquillado tiene pestañas kilométricas y labios carnosos, brillosos ¡y rojos! La mujer profesional -que ha ido surgiendo a lo largo del siglo XX- ha llevado como regla general el “uniforme” del traje de chaqueta, en colores más ‘a sotto voce”, como los tonos beige, gris pizarra, cafés y una imagen más conservadora, “seria” y discreta.

Pero cuando Jackie Kennedy Onassis hizo superfamosos los pantalones a finales de los años 60 se convirtió en una pieza ideal para estar a la moda, y para demostrar que éramos mujeres muy seguras de nosotras mismas ¡y que “vestirnos de hombre” podía ser tan ultrafemenino al llevar todo tipo de lazos, vuelos y miriñaques!

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Recordemos que en los 1920 y 1930, Cocó Chanel usaba las chaquetas de rico tweed inglés de su amante el millonario y superaristocrático duque de Westminster, y las combinaba con sus vestidos y faldas, algo que se percibía como símbolo de poder, rebeldía y aristocracia. Y así, como un gesto rebelde - típico de la muy librepensadora e irreverente diseñadora -y demostrando que ella rompía reglas si lo deseaba, fue que en 1925 nació el emblemático traje de chaqueta de Chanel, tal como lo conocemos ahora.

Fue un acto de valentía. Sus chaquetas sin forros, de botones dorados muy pegadas al torso, con mangas ajustadas (y la sisa bien alta bajo el brazo) llevadas con blusas de seda y toneladas de collares de perlas, eran su lenguaje, el lenguaje chic de la imagen liberada de Chanel, quien adoraba la comodidad para la mujer, y también puso de moda los pantalones y los pulóveres de rayas como los del uniforme de los marineros del puerto francés de Deauville donde ella veraneaba.

Y así- con el recuerdo y la influencia de Chanel -y un empujoncito de Jackie O en los 60- nació el blazer en el vestuario femenino. Otra pieza robada del vestuario masculino, que es vital hoy en día, e infinidad de mujeres han aprendido a llevarlo a su estilo, combinados con vaqueros y camisetas casuales, para dejarnos saber que ellas son modernas, muy libres, muy al día y no tienen que hacer las cosas siguiendo un librito de reglas, sino como mejor les parezca. ¡Bravo!

Símbolos…

La muy famosa legisladora demócrata estadounidense de origen puertorriqueño, Alexandria Ocasio-Cortez, de 31 años, reelecta hace pocos días para un segundo periodo, ha sido muy criticada por llevar labios intensamente rojos, igual que aretes dorados. Ella mismo explicó que lo hacía inspirada por la jueza de la Corte Suprema Sonia Sotomayor (también de origen puertorriqueño) quien tras ser electa al alto tribunal le aconsejaron que no usara esmalte de uñas rojo para así no llamar la atención y lucir más discreta, ¡y ella no hizo el menor caso y siguió usando sus uñas rojas y sus aros dorados! Para AOC (como llaman a Cortez) sus labios rojos son,como personalmente me dijo en 2018, “señales de cambio” y cuando le preguntaron qué lápiz labial usaba contestó “Beso de Stila”. Muy apropiado, ¿no creen?, para alguien que siempre sonríe con evidente alegría de vivir.

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De 1997 a 2001, durante la presidencia de Bill Clinton, la muy valiente secretaria de Estado Madeleine Albright (todo un personaje superpoderoso) llamaba la atención por llevar broches en la solapa de sus trajes de chaqueta. Tenía una colección fabulosa (¡muchos eran regalos de jefes de Estado!) y muchas veces parecía usarlos de acuerdo con su estado de ánimo. ¡Y sus broches eran motivo de todo tipo de comentarios, incluyendo algunos imposibles de publicar aquí! Otra política fuerte y controvertida, Margaret Thatcher, primera ministra de Gran Bretaña de 1979 a 1990 - proyectó con sus perfectos trajes,de la mejor tela inglesa y el mejor corte posible (ejemplo de los maravillosos sastres de ese país) el enorme poder político que tuvo durante tantos años.

Es curioso ver cómo los tiempos cambian y las costumbres cambian nuestras “voces”. Por supuesto, el vestir de negro ha sido desde la antigüedad símbolo de dolor y de luto,aunque hoy en día también es símbolo de la elegancia más chic y de un divino ‘allure”. También es un color que siempre luce bien -y para muchas mujeres (como yo) es un color con el que nos sentimos protegidas, nos sentimos bien…El blanco es voz de pureza (como los trajes de la primera comunión y de bodas) y sigue siendo un color encantador, que da paz y tranquilidad. El amarillo es el color de la felicidad, la esperanza, del sol, la claridad…El rojo es pasión, amor por la vida, y en la India es el color de los trajes de novia. Y ahora vemos cómo existe gran entusiasmo por un color muy especial: el vibrante naranja, símbolo de optimismo y de fuerza…

Como ven, los colores –y la supermaravillosa historia de la moda- son temas fascinantes, profundos, enormemente interesantes, de los que me gustaría comentar de nuevo muy pronto… ¡Y así lo haremos!