(CNN Español) –– Uruguay es uno de los países latinoamericanos que ha tenido menores tasas de contagio y muertes por covid-19. Sin embargo, luego de varias semanas en las que parecía que el país mantenía a raya el virus, con muy pocas infecciones, arrancó una nueva ola, que llevó a que el martes superara los 100 casos. Una cifra que las autoridades habían marcado como el límite de control epidemiológico.
“Si llegamos a la zona de 100 casos, se empieza a complicar el partido”, dijo el coordinador del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH). Este grupo respalda las decisiones del gobierno de Uruguay para el manejo de la pandemia. “No colapsa todo, pero sí la luz es amarilla”, agregó, en entrevista con Radio Sarandí.
“Las tres cifras son una preocupación mayor para el Uruguay”, explicó, por su parte, su colega del GACH, Henry Cohen, en el programa En Perspectiva.
Y esa preocupación finalmente llegó. Uruguay sobrepasó esa barrera. Eso implica el riesgo de perder el control sobre el hilo epidemiológico de cada caso. Algo que hasta ahora, en un país pequeño y con baja densidad de población como Uruguay, ha sido posible.
“Estamos preocupados”, dijo el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado. Como respuesta a esta situación, las autoridades anunciaron algunas medidas: aumentar la cantidad de pruebas y de rastreadores. Sin embargo, el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, advirtió: “No porque tengamos más tests y más rastreadores podemos darnos el lujo de seguir aumentando los casos”.
Además, las autoridades dedicaron minutos de propaganda para pedirle a los jóvenes que se cuiden, utilizando máscaras y no compartiendo bebidas, en una época en la que los uruguayos empiezan a despedir el año con fiestas y se preparan para las vacaciones del verano austral. Una época, además, en la que miles de uruguayos residentes en el exterior tienen previsto volver a su país para pasar las fiestas y las vacaciones con sus seres queridos. Lo cual aumenta el riesgo todavía más.