(CNN) – Este viernes a las 8 am, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, recibirá la vacuna contra el covid-19, con lo que será el político de más alto perfil del país en hacerlo.
Para Pence, será una de las cosas más raras de los últimos cuatro años: un momento en el que eclipsa, aunque sea brevemente, al presidente Donald Trump. (Trump aún no recibirá la vacuna porque ya se enfermó de covid-19).
Pence, quien ha construido su carrera al ser un conservador estable y confiable, ha batallado para encontrar formas de distinguirse de alguna manera significativa durante el mandato de Trump porque, bueno, Trump es Trump.
La relación del vicepresidente y Trump
Últimamente, esa realidad ha sido algo bueno para Pence. El vicepresidente ha evitado, en gran medida, ser arrastrado al mundo de fantasía de Trump en el que ganó las elecciones, pero de alguna manera se las robaron.
Como escribieron recientemente Gabby Orr y Nahal Toosi de Politico:
“Es una táctica que Pence ha utilizado para navegar los últimos días de la presidencia de Trump: mantenerse fuera del foco de atención y aislarse de la cruzada infundada de fraude electoral de su jefe, todo mientras sigue encontrando formas para pulir sus propias credenciales y técnicamente seguir la línea del partido”.
Si bien Trump se ha contentado con encerrarse en gran medida en la Casa Blanca y tuitear teorías de conspiración, Pence ha asumido muchas más funciones que alguna vez habrían sido competencia del presidente.
Y así, Pence estuvo en Georgia el jueves haciendo campaña por los senadores Kelly Loeffler y David Perdue, quienes se encuentran enfrascados en carreras de segunda vuelta ajustadas a realizarse el 5 de enero. Es la tercera (¡!) vez que visita el estado desde las elecciones para conseguir apoyo para los dos candidatos republicanos.
Y fue Pence quien recorrió una instalación de producción de vacunas contra el covid-19 en su estado natal de Indiana a principios de esta semana.
Y fue Pence quien dirigió un evento llamado “La vida está ganando” en la Casa Blanca, el miércoles, para promocionar el trabajo de la administración Trump sobre el aborto.
Pence, en el centro de atención
Para Pence, entonces, este es el período de atención sostenido más largo que ha tenido desde los primeros días del grupo de trabajo sobre el coronavirus, antes de que Trump decidiera hacerse cargo de las sesiones informativas diarias del grupo.
Nada de esto cambia la incertidumbre que rodea al futuro de Pence, por supuesto. Si Trump vuelve a postularse en 2024, como ha indicado, Pence se verá obligado a mantenerse al margen. Y si Trump no se postula pero respalda a uno de sus descendientes como el heredero preferido de su legado político, entonces Pence tampoco tendrá suerte.
Pero ese es el futuro desconocido. En el momento actual, Pence está disfrutando de la atención nacional en formas por las que luchó poderosamente durante los últimos cuatro años.
El punto: El desinterés de Trump en desempeñar realmente los deberes del presidente le ha abierto la puerta a Pence. Y el vicepresidente la ha atravesado.