(CNN) – Cuando se escriba la historia de la pandemia, uno de los grandes misterios será qué estaba haciendo el presidente Donald Trump en los últimos días de su presidencia mientras el número de muertes por covid-19 en EE.UU. se disparaba a más de 3.000 cada día, el virus se propagaba sin control y el Congreso vacilaba sobre los detalles de un paquete de ayuda de emergencia que podría marcar la diferencia entre que las personas puedan comer y se vean obligadas a dormir en las calles en esta temporada navideña.
Trump se postuló para presidente fingiendo ser el consumado negociador, el director ejecutivo que podía hacer que las cosas sucedieran con un chasquido de dedos. Pasará a la historia como un presidente que empeoró el dolor y la tragedia de la pandemia más trascendental en 100 años al despreciar las máscaras y las precauciones de seguridad diseñadas por su propia administración: un hombre incapaz para la empatía, que optó por permanecer en el capullo de su burbuja de la Casa Blanca en un momento en que el liderazgo habría importado.
Durante semanas, Trump ha pasado la mayor parte de su tiempo planeando cómo anular los resultados de la victoria del presidente electo, Joe Biden, en noviembre, ya que ha engañado a sus partidarios para pagar por una serie de demandas mal concebidas que fueron descartadas por algunos de sus propios designados judiciales. Cuando esos esfuerzos fracasaron, comenzó a mirar hacia el 6 de enero, cuando se reúna una sesión conjunta del Congreso para contar formalmente los resultados del Colegio Electoral, viendo otra oportunidad para intentar frustrar el proceso democrático.
En su zona de confort de la esfera Twitter, donde ha publicado innumerables tuits falsos en los que afirma que la elección fue “estafada”, Trump ha guardado silencio sobre la inquietante campaña de hackeo, que se sospecha está vinculada a Rusia, que ha puesto en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos. A pesar de que los principales funcionarios de inteligencia le informaron sobre la violación masiva de datos el jueves, no ha dicho nada sobre los riesgos para el gobierno federal o cómo planea abordarlos.
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El senador Mitt Romney, quien ha sido un crítico del presidente, calificó el hackeo como “el equivalente moderno de los casi bombarderos rusos que supuestamente vuelan sin ser detectados sobre todo el país”, en declaraciones a SiriusXM el jueves. “Y en este escenario, no tener a la Casa Blanca hablando agresivamente, protestando y tomando medidas punitivas es realmente extraordinario”.
Biden, sin mencionar a Trump ni a su administración, trató de establecer el contraste. “Nuestros adversarios deben saber que, como presidente, no me quedaré de brazos cruzados ante los ataques cibernéticos a nuestra nación”, dijo en un comunicado el jueves.
Quizá lo más desconcertante de la desaparición de Trump es que se ha mantenido fuera del ojo público cuando podría haber dado una vuelta de la victoria después de la histórica autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) de la primera vacuna de covid-19, a pesar de su insistencia previa en que debería recibir todo el mérito de las vacunas debido a su esfuerzo por presionar a las empresas que las desarrollan más rápido de lo que nunca antes lo habían hecho.
Pero si aparecía para anunciar la vacuna, también habría tenido que reconocer el sufrimiento que aflige a Estados Unidos, tanto por la enfermedad como por las dificultades económicas, que sabe que se reflejarán mal en su legado. Estados Unidos tiene ahora más de 17 millones de casos de covid-19 y el número diario de nuevos casos de coronavirus en Estados Unidos se acerca a los 250.000. Trump también ha perdido su tema principal de conversación sobre cómo la economía está regresando con fuerza: las solicitudes de desempleo publicadas el jueves mostraron que 885.000 estadounidenses solicitaron beneficios por desempleo por primera vez la semana pasada.
Trump emitió un alegre tuit pasando por alto esa preocupante noticia el jueves: “Máximo histórico en el mercado de valores. La vacuna y el despliegue de la vacuna están recibiendo las mejores críticas. Avanzando realmente bien. ¡Consigan esas ‘vacunas’ para todos!”. Eso tuiteó, ignorando el hecho de que las escasas dosis de vacunas solo se están asignando a los trabajadores de la salud de primera línea, los residentes de los centros de atención a largo plazo y algunos funcionarios del gobierno. “Además, las conversaciones de estímulo se ven muy bien”, agregó.
Las conversaciones de estímulo con obstáculos de cara a una fecha límite clave
Pero mientras el Congreso intenta estructurar un paquete de ayuda de covid que tendrá el apoyo bipartidista en ambas cámaras –con la muy necesaria ayuda para millones de estadounidenses desempleados, así como para las pequeñas empresas que están al borde del colapso– el presidente no ha utilizado su supuesta destreza negociadora para lograr que el trato llegue a la meta.
A medida que los líderes afirman que están cerca de un acuerdo, algunos progresistas y conservadores han formado una alianza poco probable para abogar por aumentar el tamaño de los pagos directos de US$ 600 que se espera se destinen a los estadounidenses con problemas de liquidez. El senador republicano Josh Hawley de Missouri dijo que planeaba convocar a votación el viernes sobre su proyecto de ley que proporciona pagos directos de US$ 1.200 para individuos y US$ 2.400 para familias. El senador de Vermont Bernie Sanders, independiente, también ha exigido pagos directos más grandes.
El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, dijo el jueves por la noche que las conversaciones “aún están en curso y progresando” y les dijo a sus miembros que estén preparados para trabajar durante el fin de semana. Aunque estas negociaciones deberían haberse completado hace meses cuando el desempleo y otros beneficios comenzaron a expirar y el empeoramiento de los casos llevó a nuevos cierres de covid, McConnell culpó de las demoras a los demócratas.
“Las familias de todo el país han esperado demasiado tiempo para recibir otra dosis significativa de asistencia”, dijo McConnell en un discurso desde el Senado el jueves. “No debemos deslizarnos a tratar estas conversaciones como negociaciones de rutina que se llevarán a cabo al ritmo rutinario del Congreso. Por lo tanto, debemos completar este trabajo y debemos completarlo de inmediato”.
El senador republicano John Thune, un miembro del liderazgo, dijo que cuanto más se prolongan las negociaciones, más difícil se vuelve mantener a los congresistas en línea, describiendo el proceso como “un poco de juego del topo”.
“Golpeas aquí, y alguien más aparece… hay mucha interacción entre las partes móviles de todo esto, y lograr que todo esté alineado al mismo tiempo ha demostrado ser bastante difícil”, dijo el republicano de Dakota del Sur. “Pero todavía tengo esperanzas”.
Es posible que los congresistas deban aprobar otra medida provisional para mantener el financiamiento del gobierno y evitar un cierre que comenzaría a la medianoche del viernes. Pero Thune dijo que la fecha límite del viernes a la medianoche había sido útil para hacer avanzar las discusiones.
“Necesitamos la presión para hacer esto, y espero que la presión continúe aumentando hacia la medianoche de mañana por la noche”, dijo Thune.
Un gran día para una segunda vacuna contra el covid-19
Las dosis de una segunda vacuna contra el coronavirus fabricada por Moderna pueden estar pronto en camino a los estadounidenses después de que un panel asesor clave de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) recomendó que la agencia otorgara la autorización de uso de emergencia a Moderna el jueves. Los líderes de la FDA señalaron que se tomaría una decisión rápidamente.
“Tras el resultado positivo de la reunión del comité asesor de hoy con respecto a la vacuna de Moderna de covid-19, la FDA ha informado al patrocinador que trabajará rápidamente para finalizar y emitir una autorización de uso de emergencia”, dijeron el Dr. Stephen Hahn, comisionado de la FDA, y el Dr. Peter Marks, director del Centro de Evaluación e Investigación de Biológicos de la FDA, en un comunicado el jueves por la noche.
Hahn y Marks dijeron que la agencia también había notificado a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC) para que pudieran prepararse para los próximos pasos en el proceso de autorización. Una vez que la FDA aprueba, un panel asesor de los CDC se reunirá para hacer recomendaciones sobre quién debe recibir la vacuna de Moderna primero. Y los CDC deben aprobar esa recomendación antes de que las inyecciones de la vacuna de Moderna puedan ponerse en los brazos de los estadounidenses. Los funcionarios de la FDA dijeron que también notificaron a los funcionarios de la Operación Máxima Velocidad (lOperation Warp Speed, en inglés) que se estaban acercando a una decisión “para que puedan ejecutar sus planes para la distribución oportuna de la vacuna”.
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En una muestra pública de confianza sobre la vacuna de Pfizer y BioNTech, el vicepresidente Mike Pence y la segunda dama Karen Pence recibirán públicamente la vacuna el viernes junto con el director general de Sanidad, Jerome Adams. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, también dijeron que recibirán la vacuna en los próximos días.
El presidente, que contrajo el coronavirus a principios de octubre, no recibirá la vacuna hasta que sea recomendada por el equipo médico de la Casa Blanca, dijo un funcionario de la Casa Blanca a CNN.
Pero a medida que la nación se sumerge más profundamente en esta lucha crítica contra el covid, él continúa desaparecido en acción, contento con dejar que los engranajes del gobierno funcionen sin él.