Nota del editor: David Bittan Obadia es abogado, escritor, analista de temas políticos e internacionales, columnista en el diario El Universal de Venezuela y colaborador en otros medios de comunicación. Como conferencista participó en el Congreso Judío Mundial y fue presidente de la comunidad judía de Venezuela. Su cuenta de Twitter es @davidbittano. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivamente del autor. Puedes leer más artículos como este en cnne.com/opinión.
(CNN Español) – Venezuela atraviesa una crisis humanitaria de gran dimensión, que ha obligado a millones de ciudadanos a tener que abandonar su país, hoy en condiciones precarias. Ya no asombra ver a venezolanos iniciando un viaje a pie desde Cúcuta, Colombia, en la frontera con Venezuela, hasta Ecuador, y es común la imagen de venezolanos moviéndose entre los países de América Latina, llevando hambre y miseria.
Por su cercanía con Venezuela, Trinidad y Tobago es también un destino para migrantes venezolanos, quienes tratan de llegar en pequeñas embarcaciones; la gente asume el riesgo por el estado de necesidad en el que se encuentra.
El 12 de diciembre se registró un nuevo naufragio entre Venezuela y Trinidad y Tobago, que dejó un saldo de 28 balseros muertos. Un hecho triste que nos conmueve a todos.
Los cuerpos fueron recuperados en la costa venezolana del noreste del país cercana a la ciudad de Güiria en el estado Sucre, según informó el Ministerio del Poder Popular Para Relaciones Interiores Justicia y Paz de Venezuela en un comunicado.
La actitud de las autoridades de Trinidad y Tobago es realmente repudiable, violando, entre otros protocolos internacionales, la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos, así como también los acuerdos internacionales sobre refugiados. “La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ‘CIDH’, ha exhortado a las autoridades de Trinidad y Tobago a garantizar el ingreso a su territorio a los venezolanos que buscan protección internacional por razones humanitarias, así como a respetar el principio de no devolución. De igual manera, instó a observar estrictamente el deber de protección especial de niños y adolescentes, y a considerar su interés superior en todas las decisiones que los afecten”.
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La Asamblea Nacional de Venezuela, de mayoría opositora, ha denunciado en varias oportunidades los que califica de excesos de las autoridades de Trinidad y Tobago contra los venezolanos que denuncian malos tratos. La AN ha dicho que son muchos los ciudadanos que salen del país en medio de una crisis humanitaria compleja en busca de oportunidades.
Trinidad y Tobago no ha permitido que la OEA tenga acceso para verificar la condición de los refugiados venezolanos en ese país. En mi opinión, los negocios e intereses entre Trinidad y Tobago y Venezuela son evidentes, pues hay una serie de indicios y de actuaciones internacionales que demuestran que ambos países están sobre una misma línea y ello sería desde mi punto de vista la razón para que ambos gobiernos no le den prioridad a la crisis.
Asimismo, se ha denunciado un maltrato grave y recurrente a los refugiados venezolanos y las autoridades de ese país se hacen la vista gorda: ni siquiera hacen caso a las medidas cautelares otorgadas por la CIDH a favor de varios menores migrantes. El Gobierno de Trinidad y Tobago no ha respondido a estas denuncias. Las autoridades en Venezuela han realizado detenciones relacionadas con el naufragio y han condenado las que asegura, son mafias dedicadas al tráfico de personas.
Los trinitenses olvidan que, en el pasado, Venezuela abrió las puertas a su gente que llegaba en busca de nuevas oportunidades. Hoy día, una serie de intereses mezquinos se sobreponen y la historia y la solidaridad quedan de lado.
Ojalá que los organismos internacionales logren el cese del daño que se le causa a quienes se aventuran a la búsqueda de un mejor futuro y que Trinidad y Tobago rectifique su maltrato hacia los venezolanos.