(CNN) – En un lugar apartado en el sureste de Arizona, el río San Pedro fluye hacia el norte desde México y cruza la frontera de Estados Unidos bajo un majestuoso dosel de álamos altos.
El sinuoso camino del río es una puerta de entrada para la migración y un hábitat crítico para cientos de especies animales. La Sociedad Nacional Audubon de Arizona dice que el 40% de las especies de aves en América del Norte pasan parte de sus vidas en el río San Pedro en algún momento.
Pero la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos ve al río como una puerta de entrada natural para el contrabando de drogas y la inmigración ilegal.
En los últimos días del gobierno de Trump, las cuadrillas de construcción levantan rápidamente un muro de acero de casi 10 metros de alto de estilo bolardo a lo largo del lecho del río. Por lo general, el único sonido que escuchas es el viento azotando las hojas doradas en lo alto. Al caminar hacia el lugar en estos días, el ruido de las cuadrillas de construcción toma el control.
Los ambientalistas aseguran que el trabajo altera los patrones de migración que dependen del río.
Aduanas y Protección Fronteriza indican que los proyectos del muro fronterizo han pasado por “Planes de Administración Ambiental” para analizar y minimizar el impacto ambiental en el área donde se está realizando la construcción. Y esa parte del análisis de impacto ambiental incluye estudiar cómo la vida silvestre puede verse afectada por los proyectos.
El trabajo es parte de un esfuerzo final para completar tantos kilómetros de muro fronterizo como sea posible antes de que el presidente electo Joe Biden asuma el cargo el 20 de enero.
Al 18 de diciembre, las cuadrillas de construcción habían completado 705 km de muro fronterizo desde enero de 2017, según Aduanas y Protección Fronteriza. El año pasado, el gobierno de Trump prometió completar cerca de 725 km para fines de 2020, poco más de una semana a partir de ahora. Hay 37 proyectos de construcción del muro fronterizo en marcha a lo largo de varios puntos de la frontera con México, según el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos.
En total, el gobierno de Trump ha asegurado fondos para construir hasta casi 1.190 km de muro nuevo y de reemplazo. La pregunta es qué pasará con los aproximadamente 480 km de muro fronterizo que quedan por construir.
Este verano, Biden dijo que bajo su mandato “no se construirá otro pie de muro”.
Brandon Judd, presidente del Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza, el sindicato que representa a los agentes de la patrulla fronteriza, celebra la construcción y espera que Biden termine lo que comenzó Trump.
“Tienes que asegurar la frontera para lograr la confianza y el favor del público estadounidense”, dijo Judd. “Realmente espero que la administración de Biden mire esto y vea cuán efectivo ha sido y reevalúe su posición sobre el muro”, agregó.
Judd también argumenta que las preocupaciones ambientales sobre el muro fronterizo son “exageradas” y que la construcción no ha causado daños ambientales.
Una amenaza para la vida silvestre
Los ambientalistas y otros activistas no podrían estar más en desacuerdo.
Kate Scott, directora ejecutiva y presidenta del Centro de Vida Silvestre del Archipiélago Madrean, ve la construcción del muro como una amenaza disruptiva para la vida silvestre que depende de la migración a través de esta región desértica.
“Siento un gran dolor en mi corazón”, expresó Scott. “Es como clavar una estaca en mi corazón porque el río debería poder ser, y no tener esta monstruosidad. Este muro de la vergüenza”, agregó.
Scott observó cómo las cuadrillas de construcción soldaban trozos del muro fronterizo de acero que ahora se extiende a lo ancho del río San Pedro. El muro estará equipado con enormes puertas que se pueden abrir durante la temporada de monzones de verano de la región. Sólo hay unos pocos centímetros de separación entre cada bolardo de acero.
Cuando vienen las fuertes lluvias, el río puede convertirse en un rápido furioso, moviendo rápidamente los árboles caídos y los escombros naturales. Se supone que las compuertas permiten que el agua del río fluya sin dañar la construcción del muro.
El especialista en asuntos públicos de Aduanas y Protección Fronteriza John Mennell dijo que la agencia trabaja para encontrar lugares a lo largo del muro fronterizo donde se puedan crear “pequeños pasajes de vida silvestre” que “apoyen la migración de la vida silvestre, sin comprometer la seguridad fronteriza”.
Cuando asuma, el gobierno de Biden enfrentará los llamados de activistas no solo para detener la construcción del muro, sino también para derribarlo, especialmente en áreas ambientalmente sensibles.
“Este (muro) tiene que irse. Tiene que irse. Esto es demasiado malo para el medio ambiente, demasiado malo para las personas que necesitan cruzar de un lado a otro”, dijo Scott.
Los activistas antimuro como John Kurc han pasado meses documentando lo que describen como una catástrofe ambiental en los sitios de construcción. Kurc viaja por la frontera sur capturando imágenes de video de las detonaciones explosivas utilizadas por las cuadrillas para abrirse camino a través del terreno accidentado.
“Esto es repugnante y una pérdida de dinero”, escribió Kurc en una publicación de Twitter a principios de este mes que muestra imágenes de drones de lo que describió como daños por explosión en el Cañón de Guadalupe en Arizona, otro lugar designado por la administración para el muro.
Wildlands Network, una organización ecologista sin fines de lucro, puso cámaras de seguimiento cuando comenzó la construcción en el Valle de San Bernardino a fines de 2019 para monitorear los cambios en la migración de animales en el área, que también alberga el Refugio Nacional de Vida Silvestre de San Bernardino. A partir de la semana pasada, “toda la conectividad y el movimiento entre Estados Unidos y México en el sureste de Arizona se ha detenido en seco”, escribió Myles Traphagen, quien coordina el programa de zonas fronterizas de Wildlands Network, en una publicación de blog. La detección de la mayoría de las especies ha disminuido, escribió, y los pumas que normalmente cruzan la frontera ahora se pasean de un lado a otro a lo largo del muro.
Pero mirando desde un punto alto hacia el lugar de la explosión del Cañón, el agente de la Patrulla Fronteriza Daniel Hernandez defendió la construcción de estos proyectos masivos en algunas de las áreas más remotas de la frontera sur.
El muro “no es el final de todo”, dijo Hernandez, pero es una pieza de un sistema de protección fronteriza más amplio que también incluye agentes en el terreno, así como tecnología de detección y vigilancia. El muro, señaló, retrasa a los traficantes y migrantes y les da a los agentes más tiempo para responder.
“Sabemos que va a ser efectivo”, dijo Hernandez. “Una pieza más grande de infraestructura aquí en el sur de Arizona es vital para nosotros. Hemos visto que otros proyectos similares a este han reducido y frenado parte del tráfico para nosotros”.
‘Esta cosa es un desastre’
Sin embargo, los activistas argumentan que la construcción daña fundamentalmente el paisaje y la cultura de regiones fronterizas enteras, como el Monumento Nacional Organ Pipe Cactus en Arizona, a unos 450 km al oeste del Cañón de Guadalupe.
Allí es donde Laiken Jordahl del Centro para la Diversidad Biológica y otros han hecho sonar la alarma sobre la construcción a través de este parque nacional en el corazón del desierto de Sonora.
El trabajo está reemplazando las barreras de acero para vehículos en la frontera internacional. Los ambientalistas advierten que la construcción restringirá severamente la capacidad de los animales para moverse libremente y llegar a Quitobaquito Springs, que según Jordahl es la fuente de agua más abundante en 80 km en cualquier dirección.
“Esta cosa es un desastre”, dijo Jordahl a CNN. “Este muro no va a hacer nada para asegurar la frontera, pero destruirá este increíble parque nacional. Matará la vida silvestre en esta área”, afirmó.
Los funcionarios de la Patrulla Fronteriza dicen que los traficantes de drogas han explotado las barreras de “Normandía” existentes que se pusieron en primera instancia para evitar que los traficantes de drogas y los inmigrantes indocumentados crucen la línea internacional. Las barreras están hechas de pesadas barras de acero entrecruzadas que pueden oscilar a entre 1,2 y 1,8 metros del suelo.
Antes este año, las cuadrillas de construcción detonaron explosivos a través de una sección del Parque Nacional conocida como Monument Hill, venerada por la Nación Tohono O’odham.
La tribu nativa indica que es un cementerio ancestral y el lugar de descanso final para muchos de sus antepasados.
“Para nosotros, esto no es diferente a que el DHS (Departamento de Seguridad Nacional, mencionado por sus siglas en inglés) construya un muro de 10 metros a lo largo del cementerio de Arlington o en los terrenos de la Catedral Nacional”, dijo Ned Norris Jr., presidente de la Nación Tohono O’odham, a una subcomisión del Congreso a principios de este año.
Los funcionarios de la Patrulla Fronteriza dicen que los monitores ambientales y arqueológicos externos están en el sitio supervisando la construcción. Roy Villareal, el exagente jefe de la Patrulla Fronteriza en el sector de Tucson, escribió en Twitter en febrero que los trabajadores “no han encontrado ningún lugar de entierro o restos en la zona de detonación limitada”.
Aduanas y Protección Fronteriza dice que está “comprometido con la protección de los recursos naturales y culturales de la nación”. La agencia asegura que a lo largo del proceso se ha reunido habitualmente con los residentes.
La transformación de la frontera
Las personas con propiedades a lo largo de la frontera han sido testigos de los cambios en las últimas décadas.
Jim Chilton se sienta a horcajadas sobre una cerca de alambre de púas que divide su rancho de México. Quiere aclarar que esta valla no es suficiente.
Chilton dijo que incluso ofreció al gobierno federal 4 hectáreas de su tierra como base operativa de avanzada. “Lo ofrecí por un dólar al año. Incluso les dije que les daré el dólar si no pueden encontrar uno”, contó.
A lo largo de los años, Chilton dice que ha instalado cámaras alrededor de su propiedad y ha capturado 1.000 imágenes de lo que dice son traficantes camuflados que atraviesan por su rancho montañoso.
El hombre de 81 años es un ganadero de quinta generación. Dice que sus antepasados llevaron ganado desde Texas a esta área en 1885. Chilton afirma que ha pasado varios años presionando por la construcción del muro fronterizo en su tierra, pero esta no ha sido aprobada.
No obstante, dice que está contento de que la construcción del muro fronterizo se esté acercando a su propiedad.
“Necesitamos asegurar nuestra frontera y tenemos que tener una forma legal de hacer entrar gente buena al país”, aclaró Chilton. “Necesitamos inmigrantes. Los inmigrantes son una sangre vital maravillosa de nuestro país y necesitamos una forma legal de traerlos”, opinó.
Cuando Kelly Kimbro observa a los equipos de construcción colocar las láminas del muro fronterizo de bolardos de acero de color óxido en el borde de su rancho, al este de la tierra de Chilton, a menudo piensa en el día en que en 1978 su padre tropezó con algo que nunca antes habían visto. Después de que aparecieron las autoridades locales, dijo que se dieron cuenta de que era un paquete gigante de marihuana.
“No sabíamos lo que era”, dijo Kimbro, de 62 años, mientras cruzaba su rancho en la frontera sureste de Arizona al volante de su Ford F-350 de 1992.
Cuarenta y dos años después, ese mismo lugar sirve como escenario para las cuadrillas que construyen el muro fronterizo en este valle.
Ese día, hace mucho tiempo, provocó el despertar de la seguridad fronteriza que Kimbro ha observado cómo cambia de manera gradual y drástica este paisaje prístino con cada administración presidencial que pasa.
Kimbro no podría haber imaginado entonces cómo evolucionaría de manera tan drástica la idea de la seguridad fronteriza. Durante aproximadamente un año, ha sido testigo de cómo las cuadrillas levantaron metódicamente el muro fronterizo de acero en el valle de San Bernardino, donde su familia se ha dedicado a la ganadería durante generaciones.
“Eso es una lástima para Estados Unidos. Es una lástima que seamos como un hazmerreír, porque no va a funcionar”, afirmó Kimbro, quien cree que el muro no detendrá el flujo de drogas y personas.
Unos 6 km del rancho de 6.000 hectáreas de Kimbro se encuentra en la línea fronteriza internacional. Ella dice que el terreno de la construcción ha consumido el tercio inferior de su rancho. La serena tranquilidad de esta frontera desértica se ve interrumpida por los ruidos de los motores de los camiones de construcción y la maquinaria pesada.
Kimbro dice que su familia no protestó hace años cuando el gobierno federal introdujo barreras de acero tipo Normandía para vehículos. También invitaron a la Patrulla Fronteriza a instalar dos torres de cámaras de vigilancia en su propiedad, dice.
Pero, en opinión de Kimbro, el muro no tiene sentido. “Estamos 100% a favor de la seguridad fronteriza, no nos malinterpretes”, explicó Kimbro. “Te prometo que nunca va a asegurar este país mejor de lo que ya está seguro. La Patrulla Fronteriza ha hecho ese trabajo”, afirma.