(CNN) – El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, recibió el otro día un recuerdo de sus ayudantes: la silla grabada reservada para él en la Sala del Gabinete de la Casa Blanca, llevada en hombros desde el ala oeste y entregada en el edificio de oficinas ejecutivas Eisenhower para una de sus últimas reuniones de personal.
El regalo, acompañado de una ovación de pie, fue casi lo opuesto que el sentimiento que se le ofreció al jefe de Pence, el presidente Donald Trump. En lugar de aplausos, muchos de los asesores de Trump, incluso aquellos que se han quedado con él a través de innumerables escándalos, expresaron vergüenza y decepción. Su círculo se ha reducido. Muchos han dimitido y otros todavía lo están considerando.
El lunes, después de un prolongado período de silencio, Trump y Pence hablaron por primera vez después de que estallara una mortal revuelta de partidarios de Trump en el Capitolio de Estados Unidos con Pence adentro, según dos funcionarios de la administración.
Un alto funcionario de la administración le dijo a CNN que se reunieron en la Oficina Oval, tuvieron lo que se describió como una buena conversación y discutieron la agenda de la semana mientras “reflexionaban sobre los últimos cuatro años de trabajo y logros de la administración”.
“Reiteraron que quienes violaron la ley y asaltaron el Capitolio la semana pasada no representan al movimiento America First respaldado por 75 millones de estadounidenses, y se comprometieron a continuar el trabajo en nombre del país por el resto de su mandato”, dijo el funcionario.
Trump había pasado el fin de semana en gran parte aislado, con asesores que se distanciaban de él o limitaban su tiempo en su presencia. Trump canceló un viaje planeado a Camp David, donde sus asesores más cercanos esperaban que pudiera encontrar un mejor ánimo antes de su tramo final en el cargo. En cambio, pasó el fin de semana quejándose con el subsecretario de la Casa Blanca, Dan Scavino, y entró en su última semana completa más enojado que nunca.
El intento de insurrección que Trump incitó en el Capitolio de Estados Unidos la semana pasada provocó la suspensión permanente de su cuenta de Twitter, un inminente segundo juicio político y una ola de renuncias a la administración. Pero una de las repercusiones más importantes fue el aparente colapso de la relación de Trump con Pence.
Pence finalmente pudo “vislumbrar la venganza de POTUS”, dijo una fuente familiarizada con la situación, usando el acrónimo de Presidente de Estados Unidos.
El trato de Trump a un hombre que le sirvió fielmente durante más de cuatro años indignó a quienes se encuentran en la órbita de Pence, pero también a muchos en la órbita de Trump, que ven a Pence como el más leal de los tenientes y cuyo trato consideran profundamente injusto. Y aunque ahora parece poco probable que Pence considere la posibilidad de invocar la Enmienda 25 para destituir a Trump de su cargo, no ha hablado sobre eso públicamente, permitiendo que persista la idea, lo cual personas cercanas a él describieron como intencional.
Pence, quien a menudo es blanco de burlas internas por lo deferente que es con Trump, ha adoptado una postura tranquila pero desafiante en sus últimos días en el cargo. Una fuente cercana al vicepresidente dijo que Pence espera pasar los días que le quedan en el cargo telegrafiando “a nuestros aliados y adversarios que tenemos un gobierno en pleno funcionamiento”.
Después de que los dos hombres hablaron el lunes, una fuente cercana al vicepresidente le dijo a Jim Acosta de CNN que los asesores de Pence están tratando de enfriar la temperatura con Trump después de su protesta inicial.
“La sensación es que dejamos claro nuestro punto”, dijo la fuente.
Vínculo roto
La turba, y la furia de Trump contra Pence en el período previo, dejaron su relación en ruinas. Antes de su reunión en la Oficina Oval el lunes, el par no había hablado desde poco antes del mitin de Trump en Washington la semana pasada. Su última conversación estuvo marcada por una vulgaridad que pronunció el presidente después de que Pence le informara, por última vez, que no podía rechazar unilateralmente los resultados de las elecciones, algo que ya le había dicho a Trump en reuniones anteriores que a menudo se prolongaban durante horas.
En varias ocasiones, Trump había enviado a varios abogados, como Jenna Ellis, al vicepresidente para explicar, en su idea, que podía interrumpir el proceso de resultados.
La conversación final dejó a Trump furioso y su enfado surgió durante la manifestación en sí, cuando le dijo a la multitud que esperaba que “Mike tenga el coraje de hacer lo que tiene que hacer” e ignorar a “las personas estúpidas a las que está escuchando”.
Era la primera vez en sus más de cuatro años como socios políticos que la venganza de Trump había sido dirigida contra un hombre conocido principalmente por su lealtad. Aunque otros que alguna vez fueron cercanos a Trump, desde su abogado personal Michael Cohen hasta su primer secretario de Justicia, Jeff Sessions, o cualquier tipo de exasesores, encontraron destinos similares, Pence se había salvado.
El giro de los acontecimientos ha dejado a Pence conmocionado y le hizo exclamar enojado ante un compañero republicano: “¡Después de todas las cosas que he hecho (por Trump)!”.
Pence también se enteró recientemente de que el abogado pro-Trump Sidney Powell estuvo involucrado en la demanda presentada por los aliados republicanos de Trump en su contra. Trump no solo estaba al tanto, sino que había alentado el esfuerzo, dijeron personas cercanas a la situación.
Incluso cuando el presidente regresó a la Casa Blanca mientras su multitud se dirigía al Capitolio, la ira de Trump hacia Pence no disminuyó. Y mientras la multitud derribaba puertas, asaltaba el edificio y, en algunos casos, parecía estar buscando al propio Pence, Trump siguió convencido de la percibida deslealtad.
Las amenazas contra Pence no se han limitado a las acciones particulares de los agitadores el miércoles. El personal de Pence ha recibido dos correos electrónicos amenazantes enviados a una lista de distribución interna de un remitente externo en los últimos días, tanto antes como después del intento de insurrección en el Capitolio el miércoles, según un funcionario de la Casa Blanca. Pence no está en la lista.
La oficina de Pence se negó a comentar sobre los correos electrónicos amenazantes enviados a la lista de distribución del personal. El sábado, el subsecretario de prensa Judd Deere dijo que la Casa Blanca “condena enérgicamente todos los llamamientos a la violencia, incluidos auqellos contra cualquier miembro de esta administración”.
Después de los eventos del miércoles, los aliados de Pence estaban horrorizados de que el presidente no hiciera un llamado para garantizar la seguridad del vicepresidente, o la seguridad de su esposa e hija, quienes lo habían acompañado mientras desempeñaba el papel ceremonial de supervisar el recuento del Colegio Electoral. El hermano de Pence, el representante Greg Pence, un republicano de Indiana, también estaba adentro. En cambio, el presidente insistía en llamar por teléfono a sus aliados republicanos para convencerlos de que persistieran en su inútil rechazo de los resultados de las elecciones.
“¿Le preocupaba que una turba enfurecida a la que él ordenó marchar hacia el Capitolio pudiera herir al vicepresidente o a su familia?”, preguntó una persona familiarizada con el asunto.
Dentro del Capitolio sitiado, fue Pence, y no Trump, quien coordinó las llamadas telefónicas con las fuerzas del orden y las agencias de seguridad. Posteriormente, Pence llamó a la familia del agente de policía del Capitolio fallecido, Brian Sicknick, aunque Trump permaneció en silencio. Y después de que Trump finalmente admitiera que no tendría un segundo mandato, es Pence quien asistirá a la toma de posesión del presidente electo Joe Biden mientras Trump dice que la boicoteará.
Las acciones de Pence le valieron elogios dentro de la administración, incluso del asesor de seguridad nacional Robert O’Brien, quien tuiteó el miércoles que Pence “es un hombre genuinamente bueno y decente. Hoy demostró valor”.
Pendiente de juicio político
Sin embargo, los demócratas siguen frustrados por la falta de voluntad de Pence para avanzar en la 25ª Enmienda, incluida la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Ella y el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, intentaron sin éxito telefonear al vicepresidente para discutir el asunto la semana pasada, pero fueron puestos en espera durante 20 minutos antes de que les dijeran que Pence no estaba disponible.
“Estaba en casa, así que encendí el lavaplatos, puse mi ropa en la lavandería. Todavía estamos esperando que él devuelva la llamada”, dijo Pelosi el domingo en “60 Minutes” de CBS News.
Otros demócratas se muestran escépticos de que después de cuatro años de apoyar a Trump, incluso en sus intentos de poner en duda los resultados de las elecciones utilizando afirmaciones falsas de fraude electoral, Pence pueda recuperar ahora su postura moral.
“Todos, incluido la presidente de la Cámara Pelosi, preferiríamos que Donald Trump simplemente hiciera lo correcto y renunciara, o que el vicepresidente Pence realmente mostrara algo de valor, al menos por él y su propia familia, e invocara la 25ª Enmienda”, dijo el representante Ted Lieu en “CNN Newsroom” el domingo.
Un día después, los republicanos bloquearon un intento de los demócratas de la Cámara de Representantes de presentar una resolución que pedía a Pence invocar la Enmienda 25 para sacar a Trump del poder. De fracasar esa resolución, los demócratas planean votar el miércoles para acusar a Trump por su papel en los disturbios del Capitolio.
El sábado, una fuente cercana al vicepresidente le dijo a CNN que Pence no había descartado por completo invocar la Enmienda 25 y que quiere guardar esa opción en caso de que Trump se vuelva más inestable. Pero no ha mantenido discusiones sobre el tema con miembros del gabinete y sigue pareciendo poco probable que esto avance.
En cambio, Pence y sus asesores parecen estar esperando su última semana en el cargo con la mirada puesta en su legado y la esperanza de promocionar los logros de la administración. Los asesores han estado alentando a Trump a realizar eventos similares, respecto a la diplomacia en Medio Oriente y la desregulación, pero no está claro si aceptará hacerlo, ya que sigue consumido por su suspensión permanente en Twitter.
La semana pasada, la esposa del vicepresidente, Karen Pence, estaba buscando casas disponibles para alquilar en Virginia, según una fuente familiarizada con su horario.
Asesores han dicho que Pence espera proporcionar un puente a la próxima administración y hacer todo lo posible para ayudar al equipo de Biden a prepararse para enfrentar la pandemia de coronavirus. Pence y Biden tuvieron consultas regulares en los primeros días de la administración Trump, incluso sobre asuntos de política exterior.
El lunes, el programa de Pence incluía una reunión del grupo de trabajo sobre el coronavirus, una de las últimas veces que el grupo se reuniría antes del final de la administración. Pence no mencionó el asedio al Capitolio durante la conversación, dijo una persona cercana al grupo de trabajo.
Trump, mientras tanto, no tenía nada en su agenda.
Jim Acosta, Alex Marquardt y Kate Bennett de CNN contribuyeron a este informe.