Hong Kong (CNN) – Dos miembros de un equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que investiga los orígenes de la pandemia del covid-19 no pudieron volar a China después de fallar una prueba de anticuerpos del coronavirus.
Un equipo internacional de 13 científicos debía aterrizar en la ciudad de Wuhan, en el centro de China, donde se registraron los primeros casos del coronavirus a finales de 2019, el jueves. Pero dos miembros de ese equipo permanecen en Singapur, dijo la OMS en una serie de tuits, después de que “dieron positivo en anticuerpos IgM”.
Los anticuerpos IgM se encuentran entre los primeros signos potenciales de una infección por coronavirus, pero también podrían aparecer en alguien que haya sido vacunado o previamente infectado (pero que ya no sea portador) del virus. También es posible que haya falsos positivos con tales pruebas.
Desde noviembre de 2020, los viajeros que van a China deben mostrar resultados negativos en una prueba de anticuerpos IgM y una prueba de PCR antes de que se les permita ingresar.
Los científicos en cuestión están siendo evaluados nuevamente, y previamente habían sido evaluados y dado negativo para el coronavirus varias veces, dijo la organización. Agregó que los científicos que sí pudieron viajar a China “comenzarán su trabajo de inmediato durante las dos semanas de cuarentena del protocolo para viajeros internacionales”.
En una conferencia de prensa habitual el jueves, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, dijo que el país “seguirá estrictamente las regulaciones y requisitos de prevención de epidemias relevantes y brindará el apoyo y las instalaciones correspondientes para los expertos de la OMS que vengan a China para llevar a cabo las medidas de cooperación internacional en el seguimiento del origen del virus”.
Cuando se le preguntó sobre los dos científicos a los que se les negó la entrada, Zhao no quiso comentar e instruyó a los reporteros que preguntaran a “las autoridades pertinentes”.
La emisora estatal CGTN informó el jueves que el equipo de la OMS “se sometió tanto a frotis de garganta como a pruebas de anticuerpos séricos en el aeropuerto” al llegar al país.
Viaje retrasado
Este es el segundo retraso del equipo de la OMS, que debía llegar a China a principios de este mes, pero las autoridades le impidieron volar allí, lo que provocó una rara reprimenda de la agencia de las Naciones Unidas.
“Estoy muy decepcionado con esta noticia”, dijo entonces el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. “He estado en contacto con altos funcionarios chinos y una vez más he dejado claro que la misión es una prioridad para la OMS y el equipo internacional”.
Tedros añadió que la OMS estaba “ansiosa por poner en marcha la misión lo antes posible” y que le habían dado garantías de que Beijing estaba acelerando el procedimiento interno para “el despliegue más temprano posible”.
Ese despliegue comenzó esta semana, ya que la mayoría del equipo llegó a Wuhan, aunque estarán limitados en lo que pueden hacer hasta que cumplan una cuarentena obligatoria de dos semanas.
Marion Koopmans, una viróloga holandesa que dirige el Departamento de Virología del Centro Médico Erasmus en Rotterdam y es parte del equipo de investigación que se dirige a China, dijo a principios de este mes que estaban “listos para empezar”.
Koopmans dijo que les habían dicho que nada está prohibido mientras estuvieran en China y que el equipo trabajará en colaboración con sus colegas chinos “mirando los datos, hablando con personas con experiencia y concluyendo sobre lo que se ha hecho y lo que puede desarrollarse”.
Dijo que era importante comprender los orígenes de cómo el virus dio el salto a los humanos porque “no hay ningún país que no tenga riesgo de aparición de enfermedades. Es algo que debemos entender, para que el mundo entero pueda prepararse”.
“Realmente necesitamos tener paciencia y no juzgar. Es un trabajo meticuloso, llevará tiempo”, dijo Koopmans.
Tensiones políticas
Estados Unidos y Australia han encabezado las críticas el manejo de China en las etapas iniciales de la pandemia y acusan a Beijing de restar importancia a su gravedad e impedir una respuesta eficaz hasta que fue demasiado tarde.
El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, ha culpado repetidamente a China por la pandemia global y anunció que su país terminaría su relación con la OMS, con el argumento de que China no había compartido adecuadamente la información que tenía sobre el coronavirus y que había presionado a la OMS para que “engañara al mundo”.
Estados Unidos ha exigido transparencia en las operaciones de la OMS en China. En noviembre, Garrett Grigsby, funcionario del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., dijo ante la asamblea de la OMS que los términos de la investigación a China “no se negociaron de manera transparente” y “la investigación en sí parece ser incompatible” con su mandato.
Un tesoro de documentos confidenciales obtenidos por CNN el año pasado del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades en la provincia de Hubei, donde se detectó el virus por primera vez en 2019, muestra cómo los funcionarios chinos dieron al mundo datos más optimistas de los que tenían acceso internamente, al no reportar inicialmente el número de casos durante las primeras etapas del brote.
A medida que los países de todo el mundo luchan con nuevos brotes de infecciones, China parece estar recuperándose. El mes pasado, el país registró un crecimiento económico positivo por segundo trimestre consecutivo.
El ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, elogió los esfuerzos antipandémicos de China en el país y en el extranjero y dijo que el país “lanzó una campaña humanitaria global de emergencia” y “ayudó a construir un consenso sobre una respuesta global al covid-19”.
Mientras el equipo de la OMS se preparaba para embarcarse, funcionarios chinos y medios estatales han cuestionado los orígenes del virus, y el propio Wang afirma que “cada vez más investigaciones sugieren que es probable que la pandemia haya sido causada por brotes separados en varios lugares del mundo”.
La oficina de CNN en Beijing contribuyó a este informe.