(CNN) –– Comer alimentos fritos puede aumentar el riesgo de sufrir una enfermedad grave del corazón y un accidente cerebrovascular, según un nuevo análisis de investigaciones existentes.
En comparación con quienes comían menos alimentos fritos por semana, las personas que los ingerían en mayor cantidad tuvieron un 28% más de riesgo de sufrir eventos cardiovasculares importantes. También un 22% más de riesgo de enfermedad coronaria y un 37% más de riesgo de insuficiencia cardíaca. Así lo indicó el estudio publicado este lunes en la revista Heart.
Cada porción adicional de 114 gramos o 4 onzas (½ taza) por semana de alimentos fritos aumentó el riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular en un 3%, encontró el estudio. Esa misma cantidad incrementó el riesgo de enfermedades cardíacas en un 2% y de insuficiencia cardíaca en un 12%, de acuerdo al análisis. Una porción mediana de papas fritas de McDonald’s, por ejemplo, tiene 117 gramos.
No se encontraron asociaciones para las muertes por enfermedades cardiovasculares o por cualquier otra causa. Sin embargo, los investigadores dijeron que esto podría deberse a los números relativamente pequeños de algunos de los estudios.
Alimentos fritos y grasas trans
Cuando la comida se fríe, absorbe parte de la grasa del aceite, lo que potencialmente aumenta las calorías. Además, los alimentos comercialmente fritos y procesados a menudo pueden contener grasas trans. Estas grasas son creadas por un proceso industrializado que agrega hidrógeno a los aceites vegetales líquidos para hacerlos más sólidos. (Piensa en la margarina semiblanda y la manteca vegetal).
La industria de alimentos ama las grasas trans. ¿La razón? Son baratas de producir, duran mucho tiempo y dan a los alimentos un gran sabor y textura.
Además de los alimentos fritos, encontrarás grasas trans en la crema de café, los pasteles, las masas de pastel, la pizza congelada, las galletas saladas, los bizcochos y decenas de otros alimentos procesados.
La Asociación de Medicinas y Alimentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) prohibió las grasas trans en 2015. Sin embargo, ha extendido los plazos para la industria. El último dio a las empresas hasta el 18 de junio de 2019 para dejar de fabricar alimentos. Y hasta el 1 de enero de 2021 para que estos productos terminaran su proceso en el mercado.
Sin embargo, todavía hay un vacío legal. La FDA permite a las empresas etiquetar un alimento con “0 gramos” de grasas trans, si una porción del alimento contiene menos de 0,5 gramos.
Si las personas comen varias porciones de dichos alimentos, las pequeñas dosis pueden sumarse rápidamente, explican los expertos. Esto, añaden, contribuye a las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y otras afecciones, como la demencia.
Según la Asociación Estadounidense del Corazón, las grasas trans aumentan los niveles de colesterol malo y reducen los niveles de colesterol bueno. La organización recomienda reemplazar las grasas trans de los alimentos fritos y procesados con grasas monoinsaturadas o poliinsaturadas, como el aceite de oliva y de canola.
El riesgo al corazón por comida frita es solo una asociación
A pesar de la evidencia sobre el impacto que tienen las grasas trans en la salud, este gran análisis de estudios solo puede mostrar una asociación entre el consumo de alimentos fritos y el riesgo cardiovascular.
Los “hallazgos de este estudio son consistentes con la guía actual para limitar la ingesta de alimentos fritos. Pero, no se puede considerar que brinden evidencia definitiva sobre el papel del consumo de alimentos fritos en la salud cardiovascular”. Así lo explicó en un comunicado Alun Hughes, profesor de fisiología y farmacología cardiovascular en University College de Londres. Hughes no participó en el estudio.
Esto se debe a que la mayoría de los estudios de este tipo dependen de lo que los participantes recuerdan sobre la cantidad y el tipo de alimentos fritos que comen. Lo cual está sujeto a error. Además, es probable que el alto consumo de alimentos fritos se asocie con comer en exceso y la obesidad, la falta de ejercicio y otros comportamientos poco saludables que pueden contribuir a las enfermedades cardíacas, dijeron los expertos.
“Si la relación es causal, no podemos asumir que esta asociación se debe definitivamente al contenido de grasa de los alimentos, Ya que muchos de estos alimentos son altamente procesados y a menudo contienen grasas y carbohidratos juntos”, dijo el dietista especializado Duane Mellor, becario docente senior en Aston Medical School en Birmingham, Reino Unido.
“Entonces, al considerar este tipo de estudio, es importante tener en cuenta que aunque reducir la ingesta de grasas es una parte lógica de una dieta saludable, también es importante observar qué alimentos se comen en su lugar”, dijo Mellor, quien fue no participó en el estudio.