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Nota del editor: David Bittan Obadia es abogado, escritor, analista de temas políticos e internacionales, columnista del diario El Universal de Venezuela y colaborador en otros medios de comunicación. Como conferencista, participó en el Congreso Judío Mundial y fue presidente de la comunidad judía de Venezuela. Su cuenta de Twitter es @davidbittano. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor. Puedes leer más artículos como este en cnne.com/opinión.

(CNN Español) – Después de 16 años de una magistral carrera política como canciller de Alemania, Angela Merkel dice: ¡Hasta aquí! Para muchos, es la mujer más poderosa del mundo, se ha ganado ese título a pulso. La señora Merkel ha demostrado que la política no es una profesión donde llegan los que fracasan en otras áreas; ella ha dignificado el oficio.

Qué orgullo y envidia para algunos ha sido haber visto las muestras espontáneas del pueblo alemán, aplaudiendo en calles y balcones en todo el país por más de seis minutos a quien, por tantos años ininterrumpidos, ha sido depositaria de su confianza; a ese pueblo al que ella jamás traicionó.

Angela Merkel es hija de un pastor luterano que se debió reinventar. En un ambiente oficialmente ateo, él logró sacar adelante a su familia.

Nacida y criada en el comunismo, lleva en su ADN político un único gen: el de la democracia. Graduada en física y con un doctorado en química cuántica, trabajó como investigadora científica hasta 1989. Angela Merkel es la única mujer que ha conquistado el mando en su país desde su creación como Estado federal en 1870, algo impensable para muchos.

Respetada y temida por muchos, jamás abandonó su norte y quizás esa claridad sea parte de su éxito. Reseña la prensa: “Dejó clara su apuesta por el pragmatismo. Adoptó una política económica de continuidad que respetó las reformas liberalizadoras de su antecesor socialdemócrata, la denominada ‘Agenda 2000’, considerada la base de la fortaleza económica alemana en el siglo XXI”.

En su vida privada —a la que también dedica tiempo y de la cual disfruta—, jamás apreciamos escándalos; inspira serenidad. Se relaja cocinando, teniendo muchas habilidades como repostera; el esquí de fondo, en invierno, y el senderismo, en verano, le llaman la atención y los practica.

Contar con la amplia aprobación de todo un país, y con el visto bueno del mundo civilizado, después de 16 años, es una realidad que seguramente no volverá a repetirse en muchas décadas.

El pueblo alemán la va a extrañar, y ella hizo historia habiendo demostrado sobre todo que sí se puede gobernar con humildad, firmeza y valores.

Desde mi punto de vista, el “matriarcado” de Angela Merkel resultó ser la mejor de todas las opciones políticas alemanas y la más importante en la historia contemporánea. Qué orgullo para el mundo, y para las mujeres, quienes, a pesar del legado de Merkel, tienen que seguir exigiendo reivindicaciones, en un mundo al revés.