(CNN Business) – Uber perdió la cantidad asombrosa de US$ 6.800 millones el año pasado… y en realidad eso es una buena noticia.
La pérdida de todo el año, que Uber reportó el miércoles junto con sus resultados del cuarto trimestre, representó una disminución significativa con respecto a los US$ 8.500 millones que perdió en 2019. Durante el año, Uber vendió negocios costosos, recortó personal y se centró en lo que su director ejecutivo calificó anteriormente como “crecimiento rentable”.
La compañía reportó US$ 968 millones en pérdidas en los últimos tres meses de 2020, incluidos US$ 236 millones en gastos de compensación basados en acciones. Esta cifra se sitúa por debajo de los casi US$ 1.100 millones del año anterior. El director financiero de la compañía, Nelson Chai, dijo en un comunicado que Uber sigue “bien encaminado” para lograr sus “objetivos de rentabilidad en 2021”.
Uber ha dicho que aspira a lograr la rentabilidad sobre una base ajustada antes de finales de este año. Al igual que Lyft, que reportó sus resultados del cuarto trimestre el martes, Uber experimentó alguna mejora con respecto al tercer trimestre del año pasado, pero igual experimentó una disminución en los ingresos debido al impacto de la pandemia en curso en su negocio de viajes. Uber tuvo ingresos por US$ 3.200 millones en el cuarto trimestre, un 16% menos que en el mismo período del año anterior.
¿A qué le apuesta Uber?
Uber siguió apoyándose en Eats, su negocio de entrega de alimentos, que registró un aumento de ingresos del 224% a US$ 1.400 millones en el cuarto trimestre en comparación con el año anterior. Los ingresos por viajes fueron de US$ 1.500 millones, un 52% menos que los del año anterior.
La compañía ha trabajado para reforzar su cartera de servicios de entregas en los últimos meses. En julio, Uber adquirió a uno de sus competidores más pequeños de delivery de alimentos, Postmates, por US$ 2.650 millones en un acuerdo de acciones. La semana pasada, la compañía anunció la adquisición de la startup de reparto de alcohol Drizly.
La ola de adquisiciones se produce en momentos en que Uber ha abandonado sus ambiciones más elevadas —y costosas—. La compañía vendió su división de investigación de vehículos autónomos y sus operaciones de taxis voladores en diciembre.
Uber, que tiene un historial de fuertes pérdidas, ha sentido los efectos de la pandemia. Recortó aproximadamente el 25% de su personal en múltiples rondas de despidos en el primer semestre del año pasado, ya que la crisis de salud mundial ejerció presión sobre su negocio principal.