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Científicos proponen sacrificar a los hipopótamos de Pablo Escobar
01:20 - Fuente: CNN

(CNN Español) – Casi tres décadas después de muerto, la huella de Pablo Escobar sigue viva en Colombia, esta vez con una problemática que nada tiene que ver con las drogas o el narcotráfico: hipopótamos invasores que tienen en peligro ecosistemas locales, especies nativas y en casos extremos, a la población local. Expertos han dicho que es necesario erradicar esta especie para acabar con este problema.

La población de hipopótamos en Colombia ha crecido exponencialmente en las últimas décadas, debido a la falta la falta de controles para evitar su reproducción, la falta de límites para su movilidad y la dificultad de reubicarlos en otros lugares como zoológicos o incluso devolverlos a África, de donde la especie es originaria.

En enero, en un estudio publicado en la revista Biological Conservation, expertos recomendaron que los entre 65 y 80 hipopótamos que se estima actualmente hay en la región sean sacrificados para evitar efectos negativos en el largo plazo, pero también para evitar que sigan reproduciéndose debido a que el hábitat favorece su supervivencia.

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¿Cómo llegaron los hipopótamos a Colombia?

En la década de 1980, Pablo Escobar importó un hipopótamo macho y tres hembras para unirse a su colección de animales salvajes como parte del zoológico privado en la famosa Hacienda Nápoles, ubicada en Puerto Triunfo, en el departamento de Antioquia, en el área del Magdalena Medio.

A su muerte, otras especies de animales exóticos fueron reubicadas, pero los hipopótamos se quedaron porque eran difíciles de capturar y transportar, según el estudio.

Los hipopótamos pronto comenzaron a extenderse por los alrededores, pero los esfuerzos del gobierno para sacrificarlos se detuvieron después de una protesta pública que involucró a un hipopótamo llamado Pepe, y por el cual un juez falló a favor de prohibir la caza de estos animales en 2012.

Estos son los problemas:

Castrar a todos los hipopótamos: misión imposible

En febrero de este año, Cornare (Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Rios Negro y Nare) y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible solicitaron a la Embajada de Estados Unidos su “apoyo para la adquisición del medicamento GonaCon, un producto que permitiría la inmunocastración de los hipopótamos” y que, según la agencia ambiental, “es la alternativa más viable que contemplan los veterinarios y biólogos de Cornare, para el control de estos animales en el país”.

Según Cornare, que es la autoridad ambiental del territorio, el Ministerio de Ambiente “se comprometió a estudiar la posibilidad de declarar a los hipopótamos como una especie invasora, construir un plan de manejo para la especie… y acompañar desde el Gobierno Nacional la estrategia de Cornare para el control del crecimiento desbordado de estos animales en Colombia”.

Pero esta estrategia, una de las que se plantean, puede no ser una solución del todo, según los expertos.

“Castrar un hipopótamo es más o menos el equivalente a castrar un elefante”, le dijo a CNN María Ángela Echeverry, profesora de Biología de la Universidad Javeriana que ha estudiado el tema. “Eso nos limita el crecimiento de la población, pero mantenemos el problema de tenerlos en sus ecosistemas donde están ahorita generando un impacto”.

La castración podría evitar que se reproduzcan, pero no es una solución para la superpoblación actual de animales.

“Para nosotros son procesos que funcionan hasta cierto punto, porque primero hay que salir a encontrarlos…, buscarlos activamente, perseguirlos puede ser por días, capturarlos, inmovilizarlos, hacer todo un procedimiento operativo para —en el caso de una castración física— hacer la cirugía en campo, o en el caso de una castración química, podemos colocar el químico y saber que la droga fue efectiva”, le dijo a CNN Germán Jiménez, profesor del Departamento de Biología de la Universidad Javeriana, que desde hace 14 años ha investigado el tema.

Además, están los altos costos económicos: por cada animal este procedimiento podría estar en unos US$3.000, según un reporte del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, que se dedica a la investigación científica sobre biodiversidad.

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Los hipopótamos dañan los ecosistemas de Colombia

Varios expertos coinciden en que la erradicación de estos animales sería la mejor solución, pero con una orden judicial en curso que prohíbe su caza, no es posible hacerlo. Y estos mamíferos están afectando los ecosistemas locales.

“Al no ser nativos del país están afectando el sistema donde se encuentran hoy en día”, dijo Echeverry.

“Pero además por sus características ecológicas están empezando a alterar las dinámicas que hay dentro de los ríos y los cauces de los ríos. Los hipopótamos viven en manada, son bastante agresivos. Son muy territoriales y son consumidores de plantas en general. Eso nos da como resultado que esos hipopótamos en el Magdalena están alterando las dinámicas ecológicas del sistema donde se encuentra”, agregó.

Según el Instituto Humboldt, “la actividad pesquera en el río Magdalena está en riesgo y hay preocupación pues sus heces contaminan las aguas y su pisoteo es fuente de degradación y erosión”.

“Tenemos ecosistemas acuáticos contaminados, ecosistemas terrestres deteriorados y en la medida que tengamos más animales, más deterioro”, dijo Jiménez. “En muchos de los cuerpos de agua, allá donde están los hipopótamos, están cambiando sus condiciones físico químicas”, dijo. Así que se están afectando a las especies de fauna —como tortugas, ranas, y hasta manatíes, una especie originaria de la región— como de flora.

Según Jiménez, un deterioro de los ecosistemas nativos significaría una pérdida importante de biodiversidad. “Absolutamente todos en este planeta vivimos de la biodiversidad: por el buen estado de los ríos, el buen estado de los suelos, el buen estado del clima, todo ello depende del buen estado de la biodiversidad”, agregó.

¿Por qué no devolverlos a África o llevarlos a zoológicos?

Esta es una posibilidad no tan factible debido no solo a los costos asociados a llevar a decenas de hipopótamos a otros lugares, sino a que estos no pertenecen a otro lugar, pues se han desarrollado en Colombia y, según Echeverry, no se sabe a ciencia cierta de dónde fueron traídos estos animales.

“No sabe mucho de dónde vinieron”, dijo Echeverri. “No sabemos si realmente son individuos que originalmente estaban en vida silvestre en África, o si eran individuos que ya estaban, por ejemplo, en cautiverio en algún otro lado”.

Además, llevarlos a otro hábitat sería arriesgado pues no solo se transportaría a los animales, sino sus patógenos y se sacaría a los animales del entorno en el que se han desarrollado.

“Cada vez que movemos animales o plantas de un lado para el otro, movemos también sus patógenos, sus bacterias y sus virus. Y podríamos estar llevando a África nuevas enfermedades, o no solamente para los hipopótamos que están allá en vida silvestre, sino nuevas enfermedades para todo el ecosistema africano que no ha evolucionado con ese tipo de enfermedad”, agregó.

Y llevarlos a zoológicos es poco probable debido a la cantidad de animales que hay y a los altos costos derivados de su mantenimiento.

Cazarlos y erradicarlos, un trabajo descomunal

David Echeverri López, jefe de bosques y biodiversidad de la agencia ambiental regional Cornare, dijo a CNN el mes pasado que la situación es delicada.

“La opción de matarlos siempre ha estado sobre la mesa”, dijo. “Sin embargo, es muy difícil imaginar que esto pueda suceder en este momento”.

Además, solo podría hacerse con algunos hipopótamos porque es “prácticamente imposible” encontrarlos, reubicarlos o esterilizarlos. La profesora Echeverry, de la Javeriana, coincide en hay que erradicar a estos animales.

“En términos prácticos, eso es bastante complicado y podríamos tener en algunos lugares todavía, tal vez dos o tres sitios en donde poder transportar y alojar algunos de sus individuos. Pero si quisiéramos realmente erradicar el problema, necesitamos erradicar la fuente del problema”, le dijo a CNN.

Además, según Jímenez, los hipopótamos, a los que llama “especie carismática”, se convirtieron en fuente de ingresos para algunos lugareños pues muchos turistas van a visitarlos.

¿La solución?

“La idea es que tenemos que controlar esas poblaciones. Tenemos que sacar individuos de ahí físicamente y (…) hacer control poblacional”, dice él. “En el futuro, ¿quién se mete al río Magdalena a buscar un hipopótamo?”.

¿Por qué se siguen reproduciendo a tal velocidad?

Los hipopótamos se encuentran en un terreno altamente favorable para su reproducción, pues la zona del Magdalena Medio es rica en fuentes de agua poco profundas y tiene gran concentración de alimento alrededor de ellas.

A diferencia de la sabana africana donde hay variaciones estacionales y hay épocas fuertes de sequía que afectan a estos animales, en el Magdalena Medio siempre tienen agua.

“En el ecosistema en el que se encuentran ahorita [los hipopótamos] y hacia el Magdalena Medio, hay grandes extensiones de pastizales, pastos nativos o de vegetación baja, que es exactamente la que ellos consumen. Y si siempre hay, pues siempre hay energía para reproducirse”, dijo la investigadora de la Javeriana.

El peligro es que, como dice el estudio, estos hipopótamos sigan reproduciéndose a una velocidad inimaginable y que en pocos años ya no sean decenas, sino cientos los ejemplares que no solo estén en el Magdalena Medio, sino que se extiendan a otras regiones del país.