Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades durante varias décadas. Especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento. Productora de cine. Columnista de estilo de CNN en Español. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivamente suyas. Lee más artículos de opinión en cnne.com/opinion.
(CNN Español) – Para los que desde hace muchos años seguimos la vida de los “royals” (y a veces hasta sentimos que son un poco “como de la familia”) y encontramos en ese mundo un “escape” a la realidad del covid-19 tan triste e incierta que vivimos, la figura de Meghan Markle -duquesa de Sussex, esposa del príncipe Harry, madre de su hijo Archie y del bebé que viene en camino, exactriz, divorciada y nativa de California– es en estos momentos un enigma muy difícil de definir. Y motivo de gran controversia.
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Lo he comentado con muchas amigas y personas expertas en la realeza – y encuentro muchas opiniones encontradas e incluso gran pasión en sus apreciaciones sobre Meghan.
Personalmente ya no sé ni qué pensar -y me siento muy confundida. A mí me encantaba Meghan -e incluso visité Londres y el Castillo de Windsor dos veces –para ver antes del evento la capilla de St George donde se celebró la boda de Meghan y Harry el 19 de mayo de 2018. ¡Quería saber todos los detalles y escribir sobre ello!
Me gustaba que Harry se hubiera enamorado de una mujer inteligente, orgullosa de su herencia negra, trabajadora, simpatizante de la ecología y de ayudar a los desfavorecidos. Y ella -actriz (de una teleserie no precisamente superconocida) divorciada y aparentemente muy ambiciosa en su vida profesional- se había enamorado locamente de un príncipe pelirrojo que hasta entonces había vivido una inestable vida amorosa con sucesivas novias rubias y de familias ricas, aunque siempre añorando sus viajes a África para ayudar a diferentes ONG, luchando con sus problemas emocionales.
Y aunque Meghan ha dicho que ella no seguía la vida de los “royals” -y no conocía detalles de la familia real inglesa- en una “cita a ciegas” en julio de 2016, organizada por una amiga en común -¡conoció a Harry y encontró el amor! Un “amour fou” que solo semanas después los llevó a acampar bajo las estrellas en un lujoso “resort” en Botswana –y a velocidad de vértigo vivían un romance divino. Después de muchos viajes entre Toronto (donde Meghan vivía) y Londres, en noviembre de 2017 se anunciaba el compromiso y la boda.
¡Y la gran mayoría de los británicos y de medio mundo se fascinaron con la pareja y su apasionado amor y evidente compenetración! ¡El amor llegaba de nuevo a la corona inglesa y el segundo de los hijos de la princesa Diana era feliz!
¿Y qué pasó después?
Hasta entonces todo era color de rosa - y la mayoría de la prensa inglesa era “fan” de Meghan. Me consta porque leía diariamente artículos y notas muy positivas. Y la reina Isabel acogió al matrimonio con enorme cariño y alegría. ¡Harry es uno de sus nietos más queridos y verlo feliz era una gran dicha!
Pero pronto aparecieron rumores de que supuestamente empleados que llevaban años trabajando para la familia real habían renunciado a trabajar con los Sussex. Nueve empleados se fueron en solo 18 meses, según cifras compiladas por The Sun- muchos con una reputación excelente, incluyendo a Natalie Campbell, quien renunció a su puesto en la Sussex Royal Foundation, donde trabajaba hombro con hombro con Meghan, para ser CEO de una empresa de agua.
Más rumores se comenzaron a escuchar de que Meghan no se llevaba bien con su concuñada Kate, la esposa de William y una de las favoritas en la familia. Según una fuente cercana a las dos mujeres, “es solo clickbait”, es decir, carnada para que la gente haga clic en la historia. Según fuentes de CNN, si bien las dos mujeres no pasan mucho tiempo juntas tienen una relación amistosa. En un evento en 2018, los príncipes Harry y William dijeron que si había algún desacuerdo en realidad era entre los hermanos, y no entre sus esposas.
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Y aquí y allá parecía que Meghan no se sentía a gusto y pensaba que no la trataban como ella deseaba. El panorama había cambiado 180 grados y pronto la duquesa de Sussex ya no parecía ser tan querida por la prensa y las redes sociales donde eran comunes las ofensas y el abuso verbal hacia Meghan Markle.
Los escándalos causados por el padre y los hermanos de Meghan no ayudaron a la situación y los tabloides y los programas de TV en los que aparecieron se dieron gusto reportándolos. Algunos medios, sin duda, abusaron de la libertad que disfruta en el Reino Unido y de la noche a la mañana se fue agriando la percepción pública de la nueva pareja.
Después del nacimiento de Archie, Meghan se quejó en un documental sobre su viaje a Australia para la TV de que nadie le preguntaba nunca “¿Y tú cómo estás? ¿Cómo te sientes?” y habló de las presiones de ser una nueva madre y recién casada bajo el escrutinio público.
Y muy pronto todo se enredó y como una bola de nieve que comienza a rodar, la prensa lo hizo todo muy feo. ¡Demasiado feo! En enero de 2020, los Sussex anunciaron (sin avisar antes a la reina) que dejarían de ser parte activa de la familia real – y se mudaban a Estados Unidos. ¡Y así ocurrió!
En febrero de 2020 su nuevo website Sussex Royal -que establecieron privadamente- tuvo que cambiar de nombre porque la corona inglesa de pronto se los prohibió usar. Y así ocurrieron muchos más contratiempos.
Adelantando el reloj -ya viviendo en California y además de participar en obras de caridad en la zona, los duques de Sussex no dejan de ser noticia aún en medio de la pandemia del covid-19. Viven con su hijo en una gran mansión en la zona de Santa Barbara y ahora esperan su segundo hijo. También han firmado un contrato millonario con Netflix para producir documentales y programas de TV, un “deal” comercial con Spotify- y hace poco Meghan invirtió en una compañía ecológica de café -¡la que su vecina la famosa Oprah Winfrey ya ha endosado públicamente! Será Oprah quien el 7 de marzo le hará a la pareja una entrevista estilo “tell all” (sin tapujos) en la TV.
Aunque dicen que quieren ser anónimos, los Sussex siguen siendo gran noticia. Y hace meses Meghan escribió un dramático y sorpresivo editorial para The New York Times -donde reveló que en el verano boreal habían perdido un bebé debido a un aborto espontáneo. Y ahora -como todos sabemos- en pocos meses llegará un segundo bebé a la familia. ¿Y cómo nos enteramos? ¡Porque los Sussex emiten continuos comunicados de prensa!
Un viaje por Navidad planeado al Reino Unido no ocurrió debido a la pandemia -y de acuerdo con lo reportado por Us Weekly en 2020, Doria, la madre de Meghan vive cerca de ellos y pasa más tiempo que antes con los Sussex. Según le dijo el biógrafo real Sean Smith a la revista británica Fabulous, la pareja sigue en contacto con la reina y afirma que disfrutan mostrarle cuánto ha crecido Archie desde que se mudaron del Reino Unido.
Todo lo sucedido ha causado en ese país-y entre los seguidores de la realeza- opiniones muy diversas y comentarios que culpan a Meghan de separar a Harry de su familia y su mundo -¡comparándola con lo que hizo en 1936 la estadounidense divorciada Wallis Simpson, por quien el rey Eduardo VIII renunció al trono!
Por otro lado, muchos aplauden que los duques de Sussex se hayan “liberado” del protocolo y quieran ser felices a su manera. Dicen que Harry echa de menos a sus compañeros del Ejército y su mundo. Y ahora -después de que la reina les quitara a ambos el patrocinio oficial de muchas organizaciones- la situación es peor. Según la reina Isabel no se puede representar a la corona a medio tiempo o “part time”.
Otros auguran que sus vidas no serán tan perfectas como ellos quieren ¡y hasta existen especulaciones sobre el futuro de esta pareja!
¡Yo no sé qué pensar! Pero lo cierto es que -de momento- Meghan y Harry son y seguirán siendo noticia – y junto a detractores igual que sus admiradores- no hemos oído ni la mitad de esta historia, que comenzó como un cuento de hadas y quizás ha ido perdiendo la magia.