Nota del editor: David Bittan Obadia es abogado, escritor, analista de temas políticos e internacionales, columnista del diario El Universal, de Venezuela, y colaborador en otros medios de comunicación. Como conferencista, participó en el Congreso Judío Mundial y fue presidente de la comunidad judía de Venezuela. Su cuenta de Twitter es @davidbittano. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor. Puedes leer más artículos como este en cnne.com/opinión.
(CNN Español) – La administración del presidente Joe Biden aprobó el Estatus Temporal de Protección (TPS, por sus siglas en inglés) para los venezolanos.
He defendido algunas de las políticas del expresidente Donald Trump; el tema económico, sobre todo, y también parte de su estrategia internacional. Sin embargo, en el aspecto migratorio su política fue realmente deficiente.
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Dar a la migración un tratamiento “lineal”, es decir, cierre de fronteras a todo tipo de migrantes e implementar trabas en los procesos migratorios, genera un retroceso en los países desde todo punto de vista. No podemos equiparar a una persona que, con antecedentes criminales, pretende ingresar a Estados Unidos, con otra que tiene una habilidad especial, un talento o aquellos que solicitan una visa de inversión y producirán empleos. No obstante, para Mr. Trump todos eran iguales.
El expresidente generó muchas expectativas a los venezolanos, las mismas que nunca cumplió dejando abiertas todo tipo de “opciones” en el caso de Venezuela. Algunos pensaban que a ese país llegaría la Marina a salvarlos. Pero algo así, en un mundo como el de hoy, es solo un sueño. Más aún cuando es conocido que hoy en día allí hay intereses de rusos, chinos, cubanos e iraníes, entre otros, y eso hace que la posibilidad real de las opciones militares sea prácticamente nula.
Unos minutos antes de su salida del gobierno, Trump firmó un memorando que aplazaba durante 18 meses la deportación de cualquier venezolano, orden que no fue ejecutada por el presidente Biden.
La nueva administración fue más allá y, cumpliendo con su promesa electoral en el tiempo señalado, el pasado 8 de marzo firmó el tan anhelado TPS para los inmigrantes venezolanos. Se estima que unas 300.000 personas podrán beneficiarse de ello.
En realidad, la inmigración venezolana a Estados Unidos ha sido de calidad. Se sabe que grandes talentos venezolanos ocupan puestos de mucha importancia en todas las áreas del desarrollo. Sin embargo, el TPS no resuelve a mediano plazo el verdadero problema para un grupo sumamente sufrido y sacrificado, el cual realmente, desde mi punto de vista, merece un mejor trato.
Ojalá el gobierno del presidente Biden consiga una fórmula para dar la residencia legal y definitiva a tantas personas que han sido obligadas, por distintas circunstancias, a abandonar su terruño, dejando atrás sus recuerdos, familias y bienes, muchas de ellas han sido sometidas a persecuciones políticas. Y, por qué no, que ese modelo se extienda y cobije a los miles de personas de otras nacionalidades quienes se encuentran en situación migratoria irregular en Estados Unidos, pero suman activamente al desarrollo del país.
Al dejar su país, el inmigrante se convierte en un extranjero por el resto de sus días, lamentablemente, y las trabas migratorias amplían el sufrimiento.