(CNN Español) – Rara vez salgo de Hollywood para realizar una entrevista, pero hace once años, cuando me ofrecieron la oportunidad de conversar con Justin Bieber, para entonces con 16 años y en un rápido ascenso hacia el estrellato, tuve que desplazarme hasta Las Vegas.
A mi llegada noté que yo era el único hombre entre el grupo de periodistas que íbamos a poder conversar con él. Además, ser el último entrevistador del grupo hizo que Bieber ya estuviera cansado y quizá menos interesado en contestar a mis preguntas, las cuales en su mayoría eran de sus seguidoras en América Latina. Recuerdo incluso que su manager Scooter Braun, quien lo ha acompañado hasta el día de hoy, le pidió que se pusiera de pie y me saludara formalmente.
Durante toda la carrera de Bieber he sido uno de sus seguidores e incluso uno de sus defensores cuando en nuestro programa Showbiz discutíamos un nuevo incidente protagonizado por él (¿recuerdan el de la casa del vecino al que supuestamente le arrojó huevos?). Sabemos, por innumerables casos, que manejar el tema de la fama no es fácil y mucho menos cuando la misma llega en plena niñez. Pero esa imagen de niño travieso o muchacho rebelde quedó atrás. La cuarentena y su vida matrimonial, según comentaba la revista Billboard, han permitido que este artista canadiense de 27 años haya hecho ya las paces con su pasado.
En la charla que sostuvimos en Las Vegas, Bieber me hablaba justamente de que su deseo era que el público fuera creciendo con él y con su música. Hoy es todo un compositor que parece estar muy conectado con su parte emocional y espiritual y por eso, de las canciones pop pegajosas ha pasado a interpretar temas con gran sentimiento y hasta confesionales, dentro de un género que se ajusta precisamente a ello, el Rhythm & Blues.
Así lo comprueban varias de las canciones que ha venido publicando antes del lanzamiento de su sexto álbum de estudio, “Justice”, este viernes.