Richard Branson espera para dirigirse a una audiencia durante el lanzamiento de The B Team Australasia el 11 de octubre de 2018 en Sidney, Australia.

(CNN) – El fundador de Virgin Group, Richard Branson, pide el fin permanente de la pena de muerte en todo el mundo y quiere que más líderes empresariales se sumen a su campaña.

El multimillonario británico de 70 años anunció una nueva campaña promover la abolición de la pena de muerte durante un evento virtual de South By Southwest el jueves.

“Siempre he pensado que la pena de muerte es bárbara, inhumana, y que los gobiernos no deberían dedicarse a ejecutar a su propia gente”, dijo Branson durante el panel pregrabado. “Los negocios y sus líderes deben ir más allá de sus compañías y ser una fuerza del bien en la sociedad. Esto debe incluir cuestiones que consideramos inaceptables, incluida la pena de muerte”, agregó.

Branson también presentó una declaración para poner fin a la pena de muerte que ya firmaron otros 17 líderes empresariales destacados. Entre ellos están los cofundadores de Ben and Jerry Ben Cohen and Jerry Greenfield y la cofundadora de Huffington Post Ariana Huffington.

Durante los próximos siete meses, la campaña de Branson trabajará para que más líderes empresariales firmen la declaración y apoyen los esfuerzos para abolir la pena capital. Está previsto que se dé a conocer una lista actualizada de los firmantes durante el Día Mundial contra la Pena de Muerte, el 10 de octubre.

Otros líderes que firmaron la declaración son el expresidente ejecutivo de Tiffany & Co Alessandro Bogliolo, el fundador de Mobile Systems International, Mo Ibrahim, la presidenta ejecutiva de 23andMe, Anna Wojcicki, y el fundador de Vista Equity Partners, Robert Smith.

Abolir la pena de muerte es “un imperativo moral que toda la humanidad debería apoyar”, dice la declaración. El documento describe la práctica como una forma extrema de castigo que es inhumana, irreversible y a menudo racista.

Mayoría en EE.UU. está a favor de la pena de muerte, pero crece la oposición

Según la ONU, 170 de 193 países miembros del organismo ya abolieron o cesaron la práctica de las ejecuciones patrocinadas por el estado. Incluso Rusia no ha realizado una ejecución estatal oficial desde 1996, según la Federación Internacional para los Derechos Humanos.

Estados Unidos es uno de los pocos países de la ONU que no abolió la pena de muerte. La pena sigue vigente incluso cuando encuestas recientes sugieren que el apoyo de los estadounidenses para que se ponga fin a esta práctica ha alcanzado máximos históricos.

La activista contra la pena de muerte de Bloomington Glenda Breeden se manifiesta contra la ejecución de Lisa Montgomery el 12 de enero de 2021.

Aunque una mayoría de los estadounidenses todavía apoya la pena de muerte para asesinos convictos —un 55% de acuerdo a una encuesta de Gallup de otoño de 2020—, el 43% de los encuestados dijo que se debería abolir. Se trata del mayor nivel de oposición a esta práctica desde la década de 1960.

La administración de Trump reanudó la ejecución de condenados a muerte federales en 2020 a pesar de la disminución del apoyo a esta práctica. El Gobierno federal ejecutó a 10 presos durante el último año del mandato de Trump. Esto puso fin a una moratoria de 17 años por parte del Gobierno estadounidense, según Associated Press.

Cohen y Greenfield caracterizaron la pena de muerte como un símbolo duradero del racismo estructural. Los asesinos de estadounidenses blancos tienen 17 veces más probabilidades de ser condenados a muerte que los asesinos de estadounidenses negros, según un estudio de la Harvard Civil Rights-Civil Liberties Law Review de 2020.

“La pena de muerte tiene vínculo de larga data con la opresión”, dijeron los cofundadores de Ben & Jerry’s en una declaración escrita. “Tiene que terminar. Ahora”.